Fugaz reencuentro con El Molino
La sala acoge tres d¨ªas de puertas abiertas antes de someterse a una profunda reforma que se prolongar¨¢ hasta finales de 2008
"Hace 60 a?os que vine por primera vez. Durante mucho tiempo, El Molino fue como mi segunda casa". Los recuerdos y las an¨¦cdotas afloran a los labios de Ramon Pujol, tocinero jubilado de 73 a?os, entre los restos herrumbrosos del que fuera el music-hall m¨¢s famoso de Barcelona. "He luchado mucho por su recuperaci¨®n, y aunque me apena su estado actual, me alegro de que por fin se haga algo con ¨¦l". Ramon tuvo ayer la oportunidad de volver a entrar en la sala, que, antes de someterse a la profunda reforma que debe adaptarlo a los nuevos tiempos, se reencuentra fugazmente con su antiguo p¨²blico y saluda a los curiosos con tres jornadas de puertas abiertas.
Unas vallas met¨¢licas situadas en el per¨ªmetro de una modesta alfombra roja marcan el camino de entrada al interior de una sala que sugiere apenas sus mejores d¨ªas. Para ayudar a evocarlos se ha preparado un montaje videogr¨¢fico. La pantalla est¨¢ situada oportunamente en el hueco del antiguo escenario; gracias a la proyecci¨®n, por ¨¦l vuelven a desfilar algunos de sus artistas m¨¢s queridos, como La Ma?a o Johnson. Son 10 minutos escasos, suficientes para invocar la nostalgia y para que los no iniciados puedan familiarizarse someramente con el ambiente de pit i cuixa y ocurrencias picantes que entretuvieron a varias generaciones. Sentados en la zona de la platea, donde los asientos originales han sido reemplazados por sillas de pl¨¢stico, todos los asistentes llevan puesto un casco de obra para prevenir percances.
"Me deprime que todo esto se haya perdido", reflexiona un veterano despu¨¦s de ver la proyecci¨®n. A tan s¨®lo unos metros, otro hombre, de 84 a?os muy bien llevados, se interesa por la posibilidad de adquirir el v¨ªdeo para continuar recordando en casa. Entre los que conocieron la sala en activo, la mayor sorpresa es comprobar su lamentable estado. Quienes nunca la hab¨ªan visitado comentan que la imaginaban mucho mayor. "Siempre la he conocido cerrada", dice Samuel, de 18 a?os y vecino de Poble Sec, que ha acudido a la despedida en compa?¨ªa de su padre y de su t¨ªa. "Llevo muchos a?os viviendo en la calle de al lado, y estaba ansiosa por poder entrar para ver El Molino por dentro", cuenta Sarah, una joven inglesa que se ha enterado por casualidad de la jornada de puertas abiertas. Confiesa que le hubiera gustado encontrar m¨¢s elementos originales en el interior. Y tambi¨¦n dice que, despu¨¦s de haberse entretenido contemplando las maquetas del proyecto de reforma (presupuestada en 6,5 millones de euros) no est¨¢ muy segura de que vaya a gustarle el resultado.
Quien no tiene ninguna duda de que ser¨¢ un acierto es Ricard Ard¨¨vol, empresario de El Molino entre 1981 y 1994, tres a?os antes de su cierre. Tras m¨¢s de una d¨¦cada sin pisar el establecimiento, ayer volvi¨® a entrar en ¨¦l. "He sentido mucha emoci¨®n, muchas ganas de llorar por lo que hab¨ªa sido El Molino, por lo que luch¨¦ por ¨¦l, por c¨®mo ha quedado. Pero tambi¨¦n mucha alegr¨ªa porque me parece un inicio muy bonito para una nueva etapa". Durante el d¨ªa de hoy El Molino volver¨¢ a abrir sus puertas a quienes deseen visitarlo (entre las 11.00 y las 18.00) y ma?ana lo har¨¢ para antiguos artistas del local, cerca de una treintena, en un homenaje organizado por Ard¨¨vol.
El antiguo empresario ha iniciado una colaboraci¨®n con los nuevos propietarios, la empresa Ociopuro, para ayudarles a preservar pinceladas de la memoria de El Molino. El primer fruto ser¨¢ una exposici¨®n con pel¨ªculas, fotograf¨ªas y objetos ligados al m¨ªtico establecimiento que se organizar¨¢ pr¨®ximamente en Barcelona. "Hay que recordar El Molino, pero sabiendo que el concepto de espect¨¢culos hoy es diferente", reflexiona. Si se cumplen los plazos previstos para las obras, la reapertura se celebrar¨¢ a finales de 2008.
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