Un nuevo esc¨¢ndalo salpica a Karl Rove
Unos correos electr¨®nicos implican alprincipal asesor del presidente Bush en el despido de fiscales no afines a la Casa Blanca
De nuevo Karl Rove tras un esc¨¢ndalo. El asesor pol¨ªtico del presidente de Estados Unidos podr¨ªa encontrarse detr¨¢s del despido de ocho fiscales federales el a?o pasado, seg¨²n prueban correos electr¨®nicos y documentos aportados por el Departamento de Justicia. Los cr¨ªticos aseguran que la expulsi¨®n de estos fiscales estuvo motivada por cuestiones pol¨ªticas. El caso ha situado al fiscal general (ministro de Justicia), Alberto Gonzales, en medio de una crisis que crece cada d¨ªa.
El caso pone en aprietos al fiscal general de EE UU, Alberto Gonzales
El d¨ªa estuvo ayer caliente para el hombre que dise?¨® la ideolog¨ªa que llev¨® al republicano George W. Bush a la Casa Blanca. Acosada por los dem¨®cratas, que piden la comparecencia de Rove en el Congreso, la Casa Blanca anunci¨® que, de momento, no pensaba acceder a ese requerimiento e inform¨® de que los cargos oficiales que no son confirmados por el Senado, como es el caso de Rove, no tienen obligaci¨®n de comparecer en Capitol Hill. Los nuevos documentos prueban que Rove estuvo m¨¢s involucrado en el plan para destituir a los fiscales de lo que ha admitido la Casa Blanca.
Con fecha de 9 de enero de 2005, varios correos electr¨®nicos de la Casa Blanca muestran que el asunto se abordaba al menos un mes antes de lo que la Administraci¨®n ha reconocido (despu¨¦s del 3 de febrero de 2005, cuando Gonzales ya estaba confirmado como fiscal general).
En los correos se discute c¨®mo reemplazar a todos los fiscales federales de Estados Unidos, un total de 93, al comienzo del segundo mandato presidencial de Bush (en el a?o 2004). Y queda constancia de que la mano derecha de Gonzales, el dimitido Kyle Sampson, hab¨ªa hablado con su jefe sobre el tema "un par de semanas antes". En aquel momento, Alberto Gonzales esperaba que el Senado ratificase su puesto.
El correo electr¨®nico de Kyle Sampson era una respuesta a un correo anterior de un miembro de la Casa Blanca, Colin Newman. Newman escribi¨® que Rove hab¨ªa sido preguntado sobre "c¨®mo vamos a proceder respecto a los fiscales de Estados Unidos, si vamos a permitir que se queden todos, pedir dimisiones a todos, aceptar s¨®lo la de unos cuantos o remplazarlos de forma selectiva".
La Casa Blanca mantiene que la idea de echar a los magistrados al comienzo del segundo mandato del presidente Bush vino de la antigua asesora legal de la Casa Blanca Harriet Miers, quien reclamaba "sangre nueva" para los despachos de la fiscal¨ªa. Miers se convirti¨® en consejera despu¨¦s de que Gonzales fuera ascendido a fiscal general, posteriormente fue propuesta sin ¨¦xito por el presidente como juez para el Tribunal Supremo de Estados Unidos y finalmente abandon¨® la Administraci¨®n en enero pasado.
Rove se ha situado en el centro de la controversia, contradiciendo la tesis de la Casa Blanca que aseguraba que nada tuvo que ver con tan espinoso asunto. Los correos prueban que "Karl Rove estaba en medio de este l¨ªo desde el principio", asegur¨® ayer el senador dem¨®crata Charles Schumer.
Ocho fiscales fueron licenciados a finales de 2006. Cuando se conoci¨® la noticia, el Congreso estadounidense, de mayor¨ªa dem¨®crata, se moviliz¨® -como no cab¨ªa esperar de otra manera justo en medio del segundo mandato y a menos de dos a?os de las elecciones presidenciales- y reclam¨® la renuncia del fiscal general, amigo del presidente Bush.
A pesar de que los fiscales federales son puestos nombrados a dedo por el presidente, es cierto que es poco corriente hacerlo en medio de un segundo mandato. La sugerencia de que hab¨ªan sido relevados de sus responsabilidades porque no cumpl¨ªan con su trabajo no hizo m¨¢s que despertar la ira de los fiscales despedidos, que denunciaron motivaciones pol¨ªticas en la decisi¨®n.
El Departamento de Justicia estadounidense ha admitido que uno de los ocho, H. E. Bud Cummins, fiscal federal de Estados Unidos en Little Rock (Arkansas), tuvo que marcharse para dejar hueco a un antiguo ayudante de Rove que volv¨ªa de cumplir con su deber a la patria en el Ej¨¦rcito.
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