Una sensata huida al campo
CASONA LAS CINCO CALDERAS, tranquilidad en el rinc¨®n c¨¢ntabro de Ribamont¨¢n al Mar
La migraci¨®n de ejecutivos al campo en busca de una paz que se cree tan on¨ªrica como buc¨®lica contin¨²a en pleno siglo XXI. Ahora les ha tocado el turno a Mar¨ªa D¨ªez y a Juan Ruiz, j¨®venes madrile?os cuyos demonios urbanos les han expulsado hasta la costa c¨¢ntabra, all¨¢ donde las fincas resplandecen de verdor y las playas dan al concejo el bonito apelativo de Ribamont¨¢n al Mar. La casona en la que se han instalado, adscrita al Club de Calidad Cantabria Infinita, es una construcci¨®n del siglo XVII, de planta cuadrada y tres alturas, rodeada de una amplia prader¨ªa y adosada a unas cuadras con caballos. Por fortuna, el jard¨ªn de hierba y hortensias ha florecido en la zona trasera, indemne al mordisco de la carretera, frente a otros prados moteados de vacas que pacen y conforman esa imagen pastoril que los propietarios deseaban para su proyecto hotelero. Ah¨ª comparten vistas el aparcamiento y un recinto con columpios para la clientela menuda.
CASONA LAS CINCO CALDERAS
Categor¨ªa: 3 estrellas. Barrio Linderr¨ªo, s/n. Galizano, Ribamont¨¢n al Mar (Cantabria). Tel¨¦fono: 942 50 50 89. Fax: 942 50 51 11. Web: www.lascincocalderas.com. Instalaciones: jard¨ªn, sal¨®n, biblioteca, salas de convenciones (26 personas), comedor. Habitaciones: 1 individual, 7 dobles, 4 'suites'; todas con ba?o, calefacci¨®n, tel¨¦fono, acceso ADSL a Internet, carta de almohadas, secador, frutas de bienvenida. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, mascotas admitidas previa consulta. Precios: temporada alta, 94 euros + 7% IVA; temporada baja, 70 + 7% IVA; desayuno incluido. Tarjetas de cr¨¦dito: MasterCard, Visa, 6000.
Arquitectura ... 6
Decoraci¨®n ... 6
Estado de conservaci¨®n ... 7
Confortabilidad habitaciones ... 6
Aseos ... 5
Ambiente ... 7
Desayuno ... 6
Atenci¨®n ... 9
Tranquilidad ... 8
Instalaciones ... 4
No cabe decir que los servicios atrapen a hu¨¦spedes m¨¢s exigentes, pero el recibimiento de la propietaria es dif¨ªcilmente repetible en otras casonas de ese estilo. Sobre todo, el nocturno, cuando la sordidez del asfalto no avisa de la calidez que el viajero hallar¨¢ luego en su aposentamiento; y la disposici¨®n de acuartelar su hambre y su sed a una hora intempestiva, en cumplimiento de las m¨¢s elementales reglas de hospitalidad.
La casona acredita cierta antig¨¹edad en el escudo nobiliario y en los tres arcos que presiden la fachada, perfilada entre gravilla negra y acero oxidado de rigor contempor¨¢neo. Los interiores flirtean con el minimalismo al uso: paramentos ocres, suelos de hormig¨®n pulido, muebles lacados en blanco, sillas de autor y cuadros de Julio de Pablo colgados por las escaleras de madera que vertebran los dos pisos de habitaciones. Especialmente atractivas se antojan las dos que proyectan su galer¨ªa norte?a sobre los prados traseros, aunque escondan algunos pecadillos dom¨¦sticos, como el atoramiento frecuente de la pila de ducha. O las sillas de pl¨¢stico que adornan las vistas cuando el buen tiempo permite el funcionamiento de la terraza exterior.
El d¨ªa amanece con un desayuno tipo buf¨¦, bien atendido, que regala, entre bostezos, un zumo de naranjas exprimidas al momento. ?S¨ª, qu¨¦ momento!10
DORMIR Nomencl¨¢tor:Puntuaci¨®n de 0 a 10Buena relaci¨®n calidad / precioCEstablecimiento con encantoAEntorno ecol¨®gico
10A
6,5
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