Las islas de Victor Hugo
El escritor franc¨¦s pas¨® un largo exilio en Jersey y Guernsey
La familia Hugo, durante tres a?os, de 1852 a 1855, se instal¨®, junto con otros deportados, en la isla anglonormanda de Jersey. La casa que habitaban, que se llamaba Marine Terrace, "ten¨ªa por tejado una terraza, y era rectil¨ªnea, correcta y cuadrada, estaba reci¨¦n enlucida y era toda blanca. El metodismo hecho construcci¨®n. No hay nada m¨¢s helador que esta blancura inglesa. Se dir¨ªa que nos ofrece la hospitalidad de la nieve", escribi¨® en William Shakespeare.
Charles Hugo hizo una foto tenebrista de esa casa destacando sobre todo sus chimeneas. Marine Terrace, en la capital de Jersey, Saint Helier, estaba al borde del mar. Los exiliados publicaban un peri¨®dico. Los Hugo crearon un taller de fotograf¨ªa y practicaban el espiritismo hasta la muerte de uno de los participantes. Por las noches o¨ªan pasear por la terraza a un fantasma. Hugo se fotografi¨® junto al rompeolas que despu¨¦s pint¨®, hizo cientos de obras, pase¨® y admir¨® los castillos de Grosnez y Montorgueil, el faro de La Corbi¨¨re, el dolmen de la Sergent¨¦ y la Torre Rocco.
Fascinado por la luz de estos "peque?os trozos de Francia ca¨ªdos al mar y recogidos por Inglaterra", el autor de 'Los miserables' vivi¨® m¨¢s de 18 a?os en el archipi¨¦lago anglonormando del Canal.
Jersey es la mayor y m¨¢s meridional de las islas. Tiene 116 kil¨®metros cuadrados y, en la actualidad, unos 90.000 habitantes. Su capital, Saint Helier, era la antigua Caesarea. Est¨¢ a 25 kil¨®metros al oeste del continente y a 29 de Guernsey. Su costa est¨¢ llena de acantilados y posee playas de arenas blanqu¨ªsimas. La raza bovina de Jersey tiene el pelo leonado, pardo oscuro o amarillo claro, y es buena productora de leche y mantequilla. En sus huertos se cultivan tomates y patatas. Hay buen vino, extraordinarios pescados, mariscos, y tambi¨¦n la mejor reposter¨ªa francesa. El mercado del puerto es de un colorido y una belleza inusitados. El clima oce¨¢nico est¨¢ dulcificado por la corriente del Golfo. All¨ª crecen helechos y retamas y hay extensos campos de lavanda, que se recoge en julio.
Monumentos megal¨ªticos
De entre estos paisajes v¨ªrgenes, surgen abundantes monumentos megal¨ªticos: Hougue Bie, Les Monts Grantez o La Sergent¨¦, d¨®lmenes de casi 3.000 a?os antes de Cristo. Hay museos interesantes, como el antropol¨®gico de Jersey o el Hospital Subterr¨¢neo de los alemanes, en Saint Lawrence, una de las grandes fortificaciones construidas por los nazis durante los cinco a?os que ocuparon las islas; en algunos de sus enrevesados e innumerables t¨²neles murieron muchos de los deportados desde el continente. Entre ellos, decenas de republicanos espa?oles. El zool¨®gico de Trinity, a muy pocos kil¨®metros de la capital, se extiende junto a la norte?a playa de Bouley Bay. Gerald Durrell se qued¨® maravillado ante esta Fundaci¨®n para la Conservaci¨®n de Animales en V¨ªas de Extinci¨®n. En su libro Un zo¨®logo en mi azotea, se refiere a la Jersey Wildlife Preservation Trust como un arca de No¨¦ en medio del oc¨¦ano.
Las islas Anglonormandas, "peque?os trozos de Francia ca¨ªdos al mar y recogidos por Inglaterra", como dec¨ªa Hugo, fueron durante siglos disputadas por ambos Estados, pertenecieron al Ducado de Normand¨ªa y hoy son independientes, aunque est¨¢n bajo los auspicios de la Corona Brit¨¢nica. Adem¨¢s de las dos islas citadas, hay otras tres diminutas: Herm, Sark y Alderney. El turismo que las visita es caro, de lujo. En Saint Helier se ve en los grandes yates anclados en la bah¨ªa cercana al castillo del monte Orgueil, en los escaparates de las numeros¨ªsimas tiendas, en los restaurantes y en las casas de ind¨ªgenas y for¨¢neos, as¨ª como en hoteles como The Atlantic Hotel, al lado del club de golf La Moye.
En esta isla, el rastro de Hugo se encuentra perdido. El malec¨®n, las casas y el urbanismo han rehabilitado y convertido el puerto de pescadores en un lujoso puerto deportivo, y la riqueza de ahora ha borrado los signos externos de abandono con que Hugo se sent¨ªa identificado. ?l un¨ªa ambos exilios, el suyo y el de aquella isla rocosa que soport¨® los maremotos de la naturaleza y de la historia.
Por el contrario, en Guernsey se conserva intacta la memoria y la mansi¨®n del autor de Los trabajadores del mar. La Hauteville House, dise?ada y decorada por el escritor, fue donada al Ayuntamiento de Par¨ªs por sus descendientes. Expulsados de Jersey en 1855 por manifestarse (junto a algunos otros exiliados) contrarios a la visita del emperador Napole¨®n III a Londres y de la reina Victoria a Par¨ªs, se fueron a vivir a Saint-Pierre-Por, capital de la otra isla. Primero, al 20 de la Rue Hauteville (donde luego se establecer¨¢ su amante Juliette en la casa de los salones chinos, decorada por Hugo y conocida como Hauteville Fairy). Finalmente, se albergar¨¢n en la vecina Hauteville House, en el 38 de la Rue Hauteville. Los 24.000 francos que recibi¨® por los derechos de Las contemplaciones le dieron la posibilidad de comprar la nueva casa y ayudar a la mudanza de su amante.
La casa de Hugo
Guernsey, m¨¢s peque?a que Jersey, tiene 63 kil¨®metros cuadrados y 60.000 habitantes. Rocosa y con grandes arenales, el Castillo Cornet, del siglo XIII, defend¨ªa la capital de las incursiones mar¨ªtimas y hoy es un museo. El Fort George, edificado en el siglo XIX, fue utilizado como basti¨®n por los alemanes durante la II Guerra Mundial.
Adem¨¢s del Guernsey Museum y la Art Gallery, o el museo de la ocupaci¨®n alemana, podemos contemplar la Hauteville House. Durante los 15 a?os que vivi¨® en ella, Hugo escribi¨® La leyenda de los siglos y finaliz¨® Los miserables, William Shakespeare, Los trabajadores del mar y El hombre que r¨ªe. Pero la casa no debe visitarse como la de un escritor, sino como una obra maestra de la decoraci¨®n y la arquitectura de interiores, la escultura, la talla en madera y la cer¨¢mica, realizadas por un verdadero artista pl¨¢stico.
Hugo, una vez a la semana, invitaba a comer con ¨¦l a un grupo de ni?os pobres del entorno. Sin embargo, nunca dej¨® entrar a Juliette, a quien visitaba habitualmente. Ella se queja as¨ª en una carta: "Interpret¨¦ de la manera menos mala posible mi proximidad a tu casa y mi exclusi¨®n de la misma, abierta, sin embargo, a cualquier forastero". Victor Hugo llev¨® su vida amorosa, tan prol¨ªfica como la literaria o art¨ªstica, llev¨® con dignidad extraordinaria. Como buen burgu¨¦s, evit¨® los esc¨¢ndalos. Viv¨ªa con su familia en esta casona de Guernsey, ten¨ªa a su amante en la casa de al lado y no dejaba pasar ninguna oportunidad. Su ¨²ltimo amor donjuanesco ser¨ªa Blanche Lanvin, una joven al servicio de Juliette Dro¨¹et.
Tras la vuelta a Francia, Hugo seguir¨ªa retornando a su casa isle?a. Hugo estaba fascinado por la luz y la claridad de las islas Anglonormandas, que permit¨ªan efectos de contraluz. Le maravillaban los paisajes marinos y el campo. En una de las p¨¢ginas de su diario escribe: "... paseo de manzanos de copa baja que rozan la calesa y tapan la vista del horizonte hasta que vuelve a aparecer el cielo, la tierra, el mar, el infinito. Verdaderamente, cada d¨ªa me deslumbran las maravillas que Dios ha hecho con el verde y el azul".
C¨¦sar Antonio Molina es director del Instituto Cervantes
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir- British Airways (902 111 333; www.britishairways.com) vuela a Jersey v¨ªa Londres. Ida y vuelta cuesta, por ejemplo, desde Madrid a partir de 255,51 euros, impuestos y gastos incluidos.- Condor Ferries (0033 02 200 300; www.condorferries.com) conecta las islas de Jersey y Guernsey con varios puertos en Inglaterra y Francia.Informaci¨®n- www.visitchannelislands.com.- Oficina de turismo de Jersey (0044 15 34 50 07 77; www.jersey.com).- Oficina de turismo de Guernsey (0044 14 81 72 35 52; www.visitguernsey.com).
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