Propuestas e hip¨¦rboles electorales
Un nutrido grupo de asesores coordinado por el ex consejero de Cultura de la Generalitat, Cipri¨¤ Ciscar, ha parido el que con toda probabilidad ser¨¢ el programa del PSPV-PSOE en las pr¨®ximas elecciones de mayo. La aplicaci¨®n de tanto talento se ha traducido en nada menos que 1.291 propuestas, lo que ante todo delata la laboriosidad de cuantos asumieron el encargo program¨¢tico y, adem¨¢s, sugiere las muchas lagunas e incumplimientos que se le se?alan a la actual administraci¨®n del PP. Y no menos notable es, asimismo, el riesgo que asumen los socialistas para el caso de que llegasen a gobernar, pues no pocos de los compromisos divulgados requieren una resoluci¨®n y voluntad de cambio pol¨ªtico ciertamente ins¨®litos.
Sin pretender expurgar tan voluminosa gavilla de promesas, lo bien cierto es que algunas y acaso demasiadas responden al que podemos describir como apartado declamatorio, muy ¨²til para aderezar discursos con marchamo progresista. Tal acontece cuando se postula un cambio de modelo social o de crecimiento econ¨®mico, por no hablar de promover la participaci¨®n democr¨¢tica, sin aducir los ejemplos reales que nos aleccionen o las f¨®rmulas ideadas para llevar a cabo lo que m¨¢s parecen se?uelos.
No obstante, mucho contribuir¨ªa a sanear, enriquecer y profundizar esta democracia si se cumpliesen unos cuantos de los objetivos del aludido programa, empezando por el de la transparencia en la gesti¨®n de los intereses p¨²blicos. Resulta obvio que al poner el ¨¦nfasis en ¨¦ste objetivo se est¨¢ denunciando, por contraste, la opacidad de tantas parcelas del Gobierno, aparentemente anubladas por la tinta de calamar cuando debieran ser claras como el agua clara a requerimiento de los ciudadanos o de sus representantes.
Tampoco resulta balad¨ª el compromiso que se asume cuando se promete la reducci¨®n en cifras espectaculares de empresas, organismos, fundaciones e institutos p¨²blicos, as¨ª como altos cargos en porcentajes espectaculares. Ser¨ªa cosa de ver c¨®mo se auditan y eliminan todos esos nichos de ineficiencia y titulares de cargos vacuos, aunque retribuidos, decantados por el clientelismo y la necesidad de apesebrar la tropa. Los aspirantes al Gobierno cuentan con la ventaja de que por ser tan vasta la red clientelar tejida por el PP, aunque se corte por su mitad, siempre quedar¨¢n destinos para sus parciales. Sin embargo, har¨ªan falta grandes dosis de austeridad y rigor para no darle nuevamente oportunidad al parasitismo que genera el poder financiado por el erario, pues es end¨¦mico y prospera bajo todas las banderas partidarias.
Hay otro apartado promisorio en el que los socialistas habr¨¢n de v¨¦rselas cuerpo a cuerpo con los conservadores y es el relativo al que anotar¨ªamos como mentiras piadosas relativas al man¨¢ que no ha de faltar en forma de pensiones jubilares dignas, viviendas protegidas (?qu¨¦ se hizo de las cien mil que prometi¨® el PP?), pleno empleo y otros anhelos que requieren del realismo m¨¢s que de la utop¨ªa. En este cap¨ªtulo hemos de confiar al menos en que la izquierda m¨¢s centrada no nos venda, a mayor abundamiento, la milonga reaccionaria de que todo es posible bajando los impuestos.
Y ahora lo que falta conocer en sus detalles es la ofrenda del partido que gobierna. Por el momento ¨²nicamente ha trascendido el eslogan c¨¢ndidamente socializador de Una Comunidad para todos, de donde se ha de colegir que sus competidores Ignasi Pla (PSPV) y Gloria Marcos (Comprom¨ªs) quieren afanarse el pa¨ªs para compartirlo o acaso enajen¨¢rselo a sus hom¨®logos los catalanes, que constituye otro de los vectores propagand¨ªsticos de su campa?a electoral: el anticatalanismo. Brindemos por el ingenio que nos retrotrae a batallas inciviles dadas por amortizadas.
Y una nota final acerca del prop¨®sito enunciado por el presidente Francisco Camps para conseguir en la pr¨®xima legislatura tal reforestaci¨®n del pa¨ªs que lo situar¨¢ entre los que disponen de mayor zona verde por habitante en Espa?a y Europa. O sea, que las ardillas podr¨¢n viajar entre La Senia y Guardamar sin bajarse de los ¨¢rboles. En la subasta electoral de promesas hiperb¨®licas dir¨ªamos que ¨¦sta verde que te quiero verde se llevar¨ªa el primer premio.
LA 'GEGANTA'
Todos los d¨ªas a la una media, Carmen Alborch, candidata municipal de Valencia, desfila con dol?aina i tamboret desde Serranos, la sede del PSPV, hasta la plaza el Ayuntamiento para asistir a la masclet¨¤. Lo hace reproducida en forma de ninot -la geganta- de cuatro metros, tan bien moldeado como ataviado. Ha sido, por ahora, el gran golpe publicitario, que curiosamente suscita el desd¨¦n de la derecha coenta como de la torva izquierda. Pero a nadie deja indiferente, siendo indudable el caudal de simpat¨ªa que provoca entre la mayor¨ªa de su p¨²blico: el m¨¢s joven. Sin duda, ha sido ¨¦sta y por ahora la mejor iniciativa de su campa?a.
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