Insultos
Insultar a un pol¨ªtico de izquierdas en este pa¨ªs puede ser una se?al de buen gobierno. En la II Rep¨²blica, Aza?a fue el hombre m¨¢s vilipendiado por la derecha. Le llamaban El Verrugas, porque las ten¨ªa diseminadas por el rostro, aunque no tantas como la cantidad de improperios que sus enemigos le lanzaban todos los d¨ªas. El odio que generaba en el bando contrario no ces¨® ni siquiera despu¨¦s de encarcelarlo en un barco en aguas de Barcelona. Al final, aquel rencor desemboc¨® en una guerra civil. Parad¨®jicamente hoy un barco de pasajeros lleva el nombre de Manuel Aza?a y realiza la traves¨ªa diaria desde Denia a Ibiza cargado de j¨®venes felices y soleados que, en su mayor¨ªa, tal vez, ignoran que este pol¨ªtico fue el m¨¢s odiado por la caverna, porque simbolizaba el impulso regeneracionista de Espa?a. Parece que el odio contra Aza?a lo ha disuelto ya la historia. El propio Aznar presume de haber le¨ªdo los cuatro tomos de sus obras completas, toda una haza?a, esta vez con hache, e incluso ha intentado apropiarse de su pensamiento. A Manuel Aza?a le ha seguido de cerca Adolfo Su¨¢rez en la escala de insultos desaforados. Durante la Transici¨®n llamar traidor a este pol¨ªtico con toda clase de gritos feroces era un ejercicio diario de los franquistas refugiados en el primer cogollo de Alianza Popular. La derecha montaraz nunca le perdon¨® que se pusiera al frente de la democracia, y semejante odio fue elev¨¢ndose de nivel hasta desembocar en un fracasado golpe de Estado que pudo engendrar otra guerra. Hoy Adolfo Su¨¢rez es un pol¨ªtico venerado por cuantos, a derecha e izquierda, le atacaron sin misericordia, y el Partido Popular ha llegado a pasearlo por sus m¨ªtines como uno de sus activos m¨¢s nobles. Felipe Gonz¨¢lez, en cuyo largo mandato lleg¨® la modernidad a este pa¨ªs, fue zaherido hasta verse a un paso de la c¨¢rcel, como Aza?a, y se despidi¨® del poder bajo los ladridos de unos perros rabiosos que no cesaron de llamarle asesino y ladr¨®n. Hoy es considerado un gran pol¨ªtico por muchos de sus antiguos adversarios. Cada improperio se ha convertido en una medalla. Ahora los mismos insultos que llovieron sobre Aza?a, Su¨¢rez y Felipe Gonz¨¢lez caen sobre el presidente Zapatero. Me pregunto cu¨¢ntos a?os habr¨¢ que esperar para que este presidente del Gobierno socialista nos parezca un pol¨ªtico normal y comience a ser ensalzado por los mismos que hoy lo denigran a diario. Ser¨¢ cuando la pol¨ªtica ponga a secar sus v¨ªsceras al sol y el odio, una vez m¨¢s, se disuelva en la historia.
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