C¨®mplices al fin
Chucho Vald¨¦s y Pablo Milan¨¦s graban su primer ¨¢lbum juntos
Lleg¨® la hora: Pablo Milan¨¦s y Chucho Vald¨¦s, por fin juntos en un disco. Despu¨¦s de varios a?os de enamoramiento y tanteos, por primera vez los dos m¨²sicos cubanos han aunado su experiencia y talento en un proyecto muy especial, en el que ambos son a la vez protagonistas y acompa?antes. Son 11 canciones de diversos g¨¦neros -balada, f¨ªlin, vals, son- que Chucho compuso primero y a las que Pablo dio letra. Es la complicidad llevada a su m¨¢xima expresi¨®n: s¨®lo piano y voz, ning¨²n elemento m¨¢s que distraiga de esta suerte.
Chucho (Quivican, 1961) y Pablo (Bayamo, 1943) llevaban tiempo tramando este choque de trenes. Si el primero es considerado uno de los grandes pianistas de jazz latino a escala mundial, Pablo es seguramente la voz m¨¢s emblem¨¢tica de la canci¨®n cubana.
El encuentro estuvo a punto de concretarse hace cuatro a?os, pero por compromisos de ambos no pudo ser. Finalmente, los temas que Vald¨¦s hizo entonces para el trovador los grab¨® en solitario en 2002. El disco se llam¨® Canciones in¨¦ditas y obtuvo ese a?o el Grammy en la categor¨ªa de mejor ¨¢lbum instrumental pop. "Como antecedente no est¨¢ nada mal", bromea Pablo. Entre los dos artistas re¨²nen siete grammies -cinco Chucho y dos Pablo-, pero ambos aseguran que en esta ocasi¨®n los posibles galardones no son el objetivo central. "Ten¨ªamos muchas ganas de hacer este trabajo juntos. Yo conozco y admiro a Pablo desde que era chamaco; somos de la misma generaci¨®n, hemos vivido las mismas cosas, bebido de las mismas fuentes", dice el pianista.
Tres de los temas -Recuento, Distancias y Mary- fueron creados hace alg¨²n tiempo y ya los hab¨ªan interpretado juntos en un escenario. Fue en diciembre de 2005, durante un festival de jazz de La Habana, con el Nobel Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez sentado entre el p¨²blico. Repitieron el verano pasado en Zaragoza, y de nuevo fue un ¨¦xito. Pero el disco no acababa de llegar...
"Creo que he demorado tanto tiempo por el respeto que te tengo", dice Pablo; "y viceversa", agrega Chucho. La escena transcurre en los estudios Abdala de La Habana, donde acaban de poner punto final a la grabaci¨®n, que ha transcurrido entre recuerdos, improvisaciones y an¨¦cdotas de familia -en el estudio est¨¢ Juliancito, el octavo hijo del pianista, que s¨®lo tiene unos meses-.
"Entre nosotros existe un hilo invisible, y eso est¨¢ en este disco", dicen. Esa sensibilidad compartida incluye ra¨ªces musicales fabulosas, mestizaje, color y calor caribes, tradici¨®n y vanguardia, y tambi¨¦n momentos duros de la cultura cubana, como cuando la oficialidad consider¨® el jazz m¨²sica "diversionista" o intern¨® a Pablo en un campo de trabajos forzados por "desadaptado". Por suerte, ambos se impusieron e hicieron valer su forma de entender el arte, y gracias a eso este disco, que es ejemplo de la buena salud de la m¨²sica cubana. Para Milan¨¦s, el trabajo ha sido un reto, pues nunca antes hab¨ªa compuesto con el pie forzado de melod¨ªas creadas por otro artista. "Adem¨¢s, Chucho no es un piano acompa?ante, sino un piano acojonante, y est¨¢ en un primer plano en todos los temas", dice. En realidad, los dos han sido protagonistas y acompa?antes; y sobre el resultado dicen: "El que pida m¨¢s es un goloso"."Entre nosotros existe un hilo invisible, y eso est¨¢ en este disco", dicen ambos
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