La guerra de Irak es actual
"Ya que no somos profundos, seamos al menos oscuros", dec¨ªa Alfonso de Coss¨ªo, citando a su maestro Felipe Clemente de Diego, cuando empezaba a explicarnos derecho hipotecario. Peor que la oscuridad que oculta la falta de profundidad, es la inconsistencia. Aunque no siempre las palabras inconsistentes pongan de manifiesto una inteligencia de la misma naturaleza, se convierten en s¨ªntoma si se pronuncian con solemnidad y pretendida iron¨ªa para desarmar a los cr¨ªticos.
?sa es la impresi¨®n que tuve cuando o¨ª al se?or Aznar reconocer que no sab¨ªa que no exist¨ªan armas de destrucci¨®n masiva en Irak, a?adiendo que nadie lo sab¨ªa entonces. No lo sab¨ªa ¨¦l ni nadie en aquel momento decisivo de declarar la guerra, explicaba satisfecho de su penetrante argumento. Y recib¨ªa, como en el debate del Congreso que ampar¨® su decisi¨®n, aplausos y risas de los suyos.
Hace cuatro a?os de aquella decisi¨®n del tr¨ªo de las Azores y la guerra sigue en un crescendo sin fin. Es evidente que no sab¨ªan que hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva en Irak, porque no las hab¨ªa. Por eso los inspectores aseguraban que no las hab¨ªan descubierto, pero como no pod¨ªan afirmar que no las hubiera, ped¨ªan tiempo para continuar su trabajo.
Declararon esa guerra atroz por si acaso, o porque les ol¨ªa a armas de destrucci¨®n masiva, o porque era impensable que no las hubiera. Intentaron desacreditar los informes negativos, como queda al descubierto en el caso judicial del hombre de confianza de Cheney. En definitiva, con est¨²pida arrogancia, nos embarcaron en un conflicto sin causa pretendiendo demostrar al mundo que ya se ver¨ªa como ellos ten¨ªan raz¨®n y los dem¨¢s se equivocaban.
En este cuarto aniversario, los dirigentes del PP y su complejo de apoyo neocon, insisten en que no interesa a nadie esta guerra. Que es in¨²til hablar de ella. Y pueden tener raz¨®n si se refieren a seguir hablando de las mentiras que nos llevaron al conflicto, pero es imposible eludir el debate, por responsabilidad, para contribuir a encontrar una salida al desastre en que se ha convertido para todos, no s¨®lo para los iraqu¨ªes. La terrible actualidad del conflicto y sus consecuencias no permite despacharlo ni con banalidades, ni mirando para otro lado.
Ni en Irak, ni en la regi¨®n, ni en Europa, ni en el mundo, se puede afirmar que el terrorismo que dec¨ªan combatir haya disminuido. S¨®lo los irresponsables pretenden que no hablemos de un conflicto que amenaza con extenderse a todo el Oriente Medio y a la Europa a la que pertenecemos en forma de atentados terroristas como los que padecimos en Espa?a y en el Reino Unido. Y lo m¨¢s dram¨¢tico es que lo logran, en medio de este ruido crispado en el que nos introducen para colocar en la agenda las mentiras con las que quieren distraer y confundir.
Afirman que detr¨¢s del 11-M no estaba esta terrible decisi¨®n de declarar una guerra que se despacha ahora con un "no sab¨ªa", al tiempo que basan una de sus teor¨ªas sobre el atentado en el deseo de los terroristas de cambiar al Gobierno y su pol¨ªtica exterior. ?En qu¨¦ quedamos? Nadie niega a estas alturas que el riesgo de sufrir ataques terroristas internacionales fuera proporcional a la implicaci¨®n en ese conflicto, tal como pon¨ªan de manifiesto los informes de inteligencia.
Es imposible e irresponsable dejar de hablar de esa guerra, porque en la agenda internacional de cualquier gobierno serio el conflicto es de dram¨¢tica actualidad, como lo espara todos los medios de comunicaci¨®n, aunque se hayan apagado los debates sobre las mentiras de su origen y la atenci¨®n se centre en la desesperada b¨²squeda de salidas para las arenas movedizas en las que nos metieron.
Tambi¨¦n lo es porque el ruido de fondo que se cre¨® para preparar el ambiente de aquella acci¨®n descabellada vuelve a sentirse ante la crisis de Ir¨¢n, como si estuvi¨¦ramos en los proleg¨®menos de otro ataque preventivo o por si acaso. Las mentiras de aquella guerra son del pasado, pero nuevas mentiras pueden llevarnos a otras confrontaciones con consecuencias imprevisibles.
La propia situaci¨®n de Afganist¨¢n, cada d¨ªa m¨¢s grave y que s¨ª les parece de actualidad a los dirigentes del PP porque desgraciadamente se ha producido una nueva muerte, tiene su origen en los lodos iraqu¨ªes. Aquella intervenci¨®n fue avalada por la Comunidad Internacional, a trav¨¦s del Consejo de Seguridad de la ONU y su naturaleza es hoy la misma que cuando el Gobierno del PP acept¨® la participaci¨®n de Espa?a. As¨ª que los que preguntan al presidente del Gobierno actual tienen la respuesta en su propia acci¨®n de gobierno, apoyada -esa s¨ª- por la oposici¨®n de entonces.
El empeoramiento de Afganist¨¢n es consecuencia de la guerra de Irak, porque impidi¨® que se concentrara el esfuerzo necesario para la culminaci¨®n de la derrota de un gobierno que apoyaba al terrorismo internacional y se apoyaba en ¨¦l. Si el esfuerzo se hubiera continuado, sin distraer fuerzas en el disparate iraqu¨ª, la situaci¨®n ser¨ªa radicalmente diferente. Pero las teor¨ªas de la llamada "justicia infinita" o de la guerra permanente, nos llevaron a objetivos que nada ten¨ªan que ver con lo que se dec¨ªa. ?Y pueden seguir llevando al mundo por ese camino!
Por desgracia, la guerra de Irak y sus efectos contaminantes son de rabiosa actualidad, hasta el punto de que los gobernantes iraqu¨ªes, con mejor criterio que los gobernantes que provocaron esta guerra, tratan de buscar una salida convocando a la cooperaci¨®n a los vecinos y posibles actores en la estabilizaci¨®n de Irak. As¨ª vemos a los gobiernos de Ir¨¢n y de Siria -lo que queda del eje del mal- sentados con el de Irak para superar la crisis en que vive el pa¨ªs y la regi¨®n. ?Tendr¨¢ algo que ver el Gobierno iraqu¨ª actual con los gobiernos ocupantes de su territorio o empiezan a estar hartos de esta ceguera?
Ni la proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva ni el terrorismo internacional como amenazas para todos, han disminuido con esta estrategia, sino todo lo contrario. Todos tenemos menos seguridad y hemos pagado un alto precio en libertades ciudadanas. Es de urgente actualidad hacer todo lo posible para cambiar de direcci¨®n y dar argumentos para ello a la Comunidad internacional. Sin duda, la tarea m¨¢s importante de la realidad mundial actual.
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
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