'Organic is orgasmic'
Tiene 62 a?os, pero aparenta muchos menos gracias a una filosof¨ªa de la vida tan sencilla como no odiar a nadie y comer lo que te da la tierra que pisas en aquel momento. Se llama Maria Ant¨°nia y es f¨¢cil reconocerla por sus tocados de pedrer¨ªas que llenan su cabeza de lib¨¦lulas, mariposas, flores... La encontrar¨¦is en el puesto de la Boqueria llamado Organic o revisando papeles y organizando la comida en el restaurante del mismo nombre, en la calle de la Junta del Comer?. Su risa es contagiosa y se emociona cuando habla de lo sencillo que es comer bien, escuchar tu cuerpo, pero tambi¨¦n del poder de las industrias farmac¨¦uticas, de la televisi¨®n y de c¨®mo nos encaminan sin darnos cuenta a consumir f¨¢rmacos innecesarios.
Maria Ant¨°nia Moreno es de Granollers y antes de dar el salto de su vida se dedicaba a dise?ar ropa. Le gustaba cocinar y un d¨ªa se apunt¨® a un curso de cocina macrobi¨®tica que le cambi¨® la vida. ?Tan sencillo es vivir bien? Se fue a Francia y continu¨® aprendiendo de la mano de Rene Levy, un erudito del tema. All¨ª, dice, vio curar enfermedades terribles organizando la dieta del enfermo y ella misma se libr¨® de los s¨ªntomas de una menopausia que la mataba. Hasta que regres¨® a Granollers, cerr¨® la tienda de moda y con 10 millones de pesetas se fue al banco para que le prestara el resto y montar un negocio relacionado con la comida macrobi¨®tica. Ten¨ªa entonces 58 a?os y estaba convencida de que ten¨ªa la vida por delante. Ahora Organic es una empresa que funciona y no para de crecer: hace poco ha inaugurado un puesto de tapas en la calle de Pintor Fortuny y est¨¢ a punto de abrir una casa rural en la Garrotxa. Le ayudan sus tres hijos y la impagable mano de Santi, el jefe de cocina.
Encuentro a Maria Ant¨°nia ultimando detalles antes de abrir las puertas del restaurante. "La macrobi¨®tica tiene mala prensa: la gente se la imagina como si estuvieras enfermo de c¨¢ncer y no es tan duro. Sencillamente se trata de respetar las estaciones del a?o y el entorno donde vives, como por ejemplo, no comer tomates en pleno invierno porque sabes que son de invernadero, o no comer frutas ex¨®ticas que nada tienen que ver con nuestro entorno y que, en invierno, nos enfr¨ªan el cuerpo. Cada estaci¨®n nos da mucha variedad y es absurdo comer cerezas en diciembre y alcachofas en agosto. No estamos en contra de la carne, pero no comemos la roja y la sustituimos por sait¨¢n, tofu, tempe".
De todo esto hay en el puesto de la Rambla: unos chicos paquistan¨ªes guap¨ªsimos y eficientes preparan men¨²s para llevar. En sus delantales lo dice bien claro: organic is orgasmic, un lema que se invent¨® uno de los clientes y que a Maria Ant¨°nia le pareci¨® perfecto. Ahora lo llevan los camareros en el delantal. "?No has tenido nunca un orgasmo por la boca?", me pregunta muy en serio. Le digo que creo que no, pero que cada vez que he ido al Bulli los comensales de otras mesas se giraban para mirarnos porque era imposible reprimir suspiros y toda clase de susurros de placer. "Pues es algo as¨ª. Hay un momento que cuando deglutes sientes la necesidad que la comida vuelva a la boca para engullirla de nuevo". Cuando, m¨¢s tarde, me como un arroz con frutos secos y calabaza, me viene a la memoria este momento porque, realmente, es divino.
Maria Antonia come conmigo algo muy frugal. Y no tiene reparo en hablar de v¨®mitos, de diarreas y de la fiebre, s¨ªntomas necesarios que el m¨¦dico reprime con pastillas que no dejan seguir con el proceso de depuraci¨®n y atacan el h¨ªgado. "Una diarrea se cura con ocho horas de ayuno y agua de arroz y no es necesario alimentar la industria farmac¨¦utica que experimenta en pa¨ªses pobres sin ning¨²n control". Maria Ant¨°nia es muy cr¨ªtica con los anuncios de televisi¨®n: "?Qu¨¦ pasa con los piojos que son imposibles de erradicar y continuamos comprando champ¨² que no funciona? ?Y de la obsesi¨®n por el colesterol?". Habla tambi¨¦n del exceso de alimentaci¨®n, de los productos de limpieza corporal que eliminan la protecci¨®n natural de la piel, de la man¨ªa de controlarnos la tensi¨®n, de vacunarnos de la gripe. "La sociedad crea enfermos sin que lo sean". Le cuento que hay una exposici¨®n de brujas en el Museo de Historia de la Catalu?a y que ella, en otros tiempos, habr¨ªa tenido todos los puntos para morir quemada viva. Se r¨ªe a gusto. Ya sabe que todo esto incomoda.
A medio saborear el arroz aparece una chica con una melena espectacular que se lanza al cuello de mi anfitriona. Cuando se gira me quedo de piedra. "Hola", me dice, "s¨ª, soy Letizia". Esa Letizia, fotocopia exacta de la que vive en la Zarzuela, es una actriz que hace este papel en diferentes cadenas de televisi¨®n. En este momento llega de rodar para el programa de Buenafuente y a¨²n va maquillada y crepada. "De algo tengo que vivir", me dice riendo. Aunque lo divertido es que acaba de llegar de la India de un stage de meditaci¨®n trascendental. Me cuenta cosas fant¨¢sticas y le prometo que estudiar¨¦ su caso para una cr¨®nica. Llega m¨¢s gente: Maria Ant¨°nia tiene muchos amigos y no me extra?a: hablar con ella es un placer, pero comer -ya saben- si ponen fe y atenci¨®n puede resultar orgasm¨¢tico.
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