La jugada de Correa
?C¨®mo lleg¨® Ecuador a esto? El pasado 15 de enero, al asumir su cargo el presidente Rafael Correa, convoca una consulta popular para otorgar poderes especiales a una Asamblea Constituyente que reformar¨¢ la Carta Magna. M¨¢s tarde, el Congreso -donde Correa no tiene ning¨²n diputado propio porque su partido, Alianza Pa¨ªs, no present¨® candidato alguno en las elecciones de 2006- debe legitimar la convocatoria. Pero el Parlamento no lo logra porque 57 de los 100 diputados se oponen tajantemente. Entonces entra en escena el Tribunal Electoral que, salt¨¢ndose al Congreso, aprueba el estatuto para crear la Asamblea Constituyente.
Aqu¨ª ya saltan las chispas y se produce un enfrentamiento que, m¨¢s que una cuesti¨®n de Estado, se convierte en una guerra de ataques y revanchas, donde todos pierden los papeles y empiezan a cruzar insultos, incluso entre correligionarios de la oposici¨®n a Correa. El Tribunal Electoral, enfrentado al presidente antes de ganar las elecciones, se vuelca en su favor y destituye a los 57 diputados y ¨¦stos, a su vez, piden la cabeza del presidente del tribunal. La crisis est¨¢ al rojo vivo.
Llega entonces la jugada que culmina ayer con un resultado en principio favorable a Correa: la designaci¨®n de diputados suplentes para ocupar el lugar de los electos en primer lugar. Eran 21 y entraron de madrugada al Congreso. Aunque todos pertenecen a partidos enfrentados a Correa, no tienen disciplina de partido. Los primeros de las listas electorales siempre han sido pol¨ªticos, mientras que los segundos son, b¨¢sicamente, gente corriente (maestros, conductores, dependientes, etc¨¦tera). La c¨²pula de los partidos a los que pertenecen apenas los conocen.
Ayer, lo que logr¨® Correa fue cambiar a los pol¨ªticos "hist¨®ricos", a los que acusa de ser "clientes" de la pol¨ªtica, por gente nueva. Personas de las m¨¢s variadas profesiones que de cobrar 600 o 700 d¨®lares al mes pasar¨¢n a ganar 3.800 y tendr¨¢n poder. Ahora son ellos los privilegiados y, en buena parte, gracias a la revoluci¨®n de Correa. El presidente, sin tener un solo diputado, pr¨¢cticamente ya tiene un Congreso casi af¨ªn.
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