El agitador que vivi¨® todas las guerras
Jorge Sempr¨²n presenta la biograf¨ªa de Ricardo Mu?oz Suay, activista cultural durante el franquismo, escrita por Esteve Riambau
Ricardo Mu?oz Suay (Valencia, 1917-1997) fue un tipo tremendo. Vivi¨® seis a?os oculto en un zulo familiar en la posguerra y casi tres en una c¨¢rcel franquista. Fue un adolescente revolucionario y un joven dirigente republicano; ejerci¨® de comisario pol¨ªtico del PCE durante y despu¨¦s de la Guerra Civil y abjur¨® del comunismo en los a?os sesenta. Culto, vividor, cin¨¦filo y bibli¨®filo, prest¨® su afilada inteligencia a la consecuci¨®n de empresas culturales que marcaron hitos en la Espa?a del pasado siglo, como Bienvenido, m¨ªster Marshall, Viridiana, El verdugo, las Conversaciones de Salamanca, la Escuela de Barcelona de cine o la eclosi¨®n de la literatura latinoamericana.
Pero Mu?oz Suay no gan¨® un Oscar, ni la Palma de Oro de Cannes, ni el Nobel. No fue un realizador de culto, ni un escritor popular, ni un influyente editor. Su nombre nunca aparec¨ªa en grandes r¨®tulos. Si acaso, como ayudante de producci¨®n o de direcci¨®n de pel¨ªculas de Juan Antonio Bardem, Luis Garc¨ªa Berlanga, Francesco Rosi, Cesare Zavattini o Gonzalo Su¨¢rez. "?l era un agitador, un promotor cultural, un instigador, siempre desde las sombras. Su agenda val¨ªa oro", explica el cr¨ªtico Esteve Riambau, autor de Ricardo Mu?oz Suay. Una vida en sombras, ganadora del Premio Comillas de Biograf¨ªas que otorga la editorial Tusquets. "Su vida sigui¨® numerosos itinerarios. Fue muy contradictoria pero tambi¨¦n muy propia de los acontecimientos hist¨®ricos y sociales de la Espa?a del siglo XX", agrega el cr¨ªtico. La obra recorre de manera muy documentada todos los episodios de su intensa trayectoria.
Fue ayudante de direcci¨®n o productor en '?Bienvenido, m¨ªster Marshall!' o 'Viridiana'
"No era una persona valiente, pero siempre estaba en su sitio", recuerda Sempr¨²n
"Vivi¨® todas las guerras que hab¨ªa que vivir, las reales y las culturales", afirma el antiguo camarada y amigo de Mu?oz Suay, Jorge Sempr¨²n, que particip¨® ayer en la presentaci¨®n del libro en Barcelona. "Y siempre lo hizo desde la retaguardia, porque siempre le gustaba estar y actuar en la sombra. Este comportamiento y el hecho de que nunca llegara a escribir sus memorias obedec¨ªan quiz¨¢ a su poca vanidad y arrogancia, a pesar de que pod¨ªa ser autoritario", a?ade el escritor sobre la persona que medi¨®, junto a Pere Portabella, para que Luis Bu?uel volviera a trabajar en Espa?a con Viridiana, o para que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez se estableciera en Barcelona.
Riambau se sumergi¨® durante casi tres a?os en la nutrida biblioteca y en la numerosa correspondencia adquiridas por la Filmoteca de la Generalitat valenciana (coeditora de la biograf¨ªa) que ¨¦l fund¨® y que ahora lleva su nombre. Un jugoso material que incluye cartas de Julio Cort¨¢zar, Milan Kundera, Federico Garc¨ªa Lorca, Octavio Paz, Max Aub o Luis Bu?uel.
Con el cineasta aragon¨¦s estaba comiendo un d¨ªa de 1965 cuando lleg¨® un telegrama de Dal¨ª. Le anunciaba a Bu?uel, llegado del exilio, que ten¨ªa "una idea genial" para hacer la segunda parte de El perro andaluz. Bu?uel pens¨® en despachar el asunto no contestando o dici¨¦ndole que era un cabr¨®n. Al final, por la imprevisible reacci¨®n del pintor, se inclin¨® por un "agua pasada no mueve molino".
"Adem¨¢s de nuestra fuerte amistad, siempre he admirado a Ricardo [Mu?oz Suay] por una cosa: no era una persona valiente; era un cobarde, un pesimista filos¨®ficamente hablando, pero siempre estaba en su sitio. Pensaba que detr¨¢s, a la vuelta de la esquina, la polic¨ªa le iba a detener, y a pesar de todo, ah¨ª estaba. Y en una ¨¦poca tan sectaria como aqu¨¦lla [la posguerra], siempre tuvo inter¨¦s cultural por todo, por cosas diferentes", recuerda Sempr¨²n, que conoci¨® a Garc¨ªa M¨¢rquez en casa de Mu?oz Suay.
Su militancia pol¨ªtica, su agitada vida personal y su car¨¢cter, provocador y mordaz, le granjearon tambi¨¦n muchos enemigos. Al salir del PCE a principios de los a?os sesenta, tras una disputa en el seno de la productora Uninci (responsable de Bienvenido, m¨ªster Marshall o Viridiana), que le daba de comer, fue acusado de traidor e incluso de confidente. "Hab¨ªa gente tambi¨¦n resentida porque pod¨ªa llegar a humillar con su c¨¢ustico sentido del humor", se?ala Riambau. Tambi¨¦n era un provocador, que pretend¨ªa poner a la gente frente a su espejo.
Tras los largos a?os de encierro, Mu?oz Suay se reincorpor¨® a la acci¨®n pol¨ªtica en la clandestinidad y se reuni¨® en Francia con Santiago Carrillo. "Y lo primero que le pregunta es: ?qu¨¦ fue de Trilla? Carrillo le contest¨®: muri¨®se", recuerda Sempr¨²n. Gabriel Le¨®n Trilla fue un militante comunista ca¨ªdo en desgracia para la direcci¨®n del PCE, que se lo quit¨® de encima, indic¨® el autor de Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez, que carga las tintas contra los olvidos de Carrillo.
Cada vez que se encontraba con su amigo Garc¨ªa Berlanga, Mu?oz Suay le preguntaba por su experiencia en la Divisi¨®n Azul, mientras realizaba el saludo nazi.
Mu?oz Suay no lleg¨® a escribir su biograf¨ªa, pero s¨ª dej¨® un numeroso material escrito, en art¨ªculos y columnas sobre cine, comenta Riambau. Quiz¨¢ no lleg¨® a redactar sus memorias "porque ten¨ªa que desmontar al personaje, y el personaje era tremendo", seg¨²n dice otro de sus amigos, Juan Mars¨¦, en la biograf¨ªa de Mu?oz Suay, un hombre que siempre actu¨® entre sombras.
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