La pugna por la libertad de expresi¨®n
Un escritor dan¨¦s que no lograba encontrar un ilustrador para un libro infantil sobre el profeta Mahoma. Museos europeos que retiraban obras por temor a la reacci¨®n de los musulmanes. Traductores de libros cr¨ªticos con el islam que ped¨ªan el anonimato. Un actor que admit¨ªa que no tendr¨ªa inconveniente en orinar sobre una Biblia ante las c¨¢maras, pero que no se atrever¨ªa a hacer lo mismo con el Cor¨¢n... Los ejemplos de autocensura en Europa se multiplicaban cuando Flemming Rose, redactor jefe de Cultura del diario dan¨¦s Jyllands-Posten, decidi¨® publicar 12 caricaturas y dibujos de Mahoma en septiembre de 2005. Cuatro meses m¨¢s tarde, Dinamarca se hab¨ªa convertido en el objetivo de una iracunda campa?a en varios pa¨ªses musulmanes, espoleada en las semanas previas por varios imanes radicales daneses.
En febrero de 2006, las embajadas de Dinamarca y Noruega en Siria fueron incendiadas. El Gobierno dan¨¦s decidi¨® cerrar sus sedes diplom¨¢ticas de Pakist¨¢n, Indonesia e Ir¨¢n. Para marzo, medio centenar de personas hab¨ªan perdido la vida en las protestas. Flemming Rose y los caricaturistas tuvieron que pasar a la clandestinidad.
Para frenar la ofensiva de los intolerantes, la Comisi¨®n Europea ratific¨® la libertad de expresi¨®n y de prensa como derechos fundamentales. Algunos medios, entre ellos el semanario sat¨ªrico Charlie Hebdo, reprodujeron las vi?etas en solidaridad con el Jyllands. El director del diario franc¨¦s France Soir fue despedido por ello.
Varios periodistas ¨¢rabes pagaron con condenas de c¨¢rcel su decisi¨®n de publicar algunos de los dibujos. As¨ª ocurri¨®, por ejemplo, con los directores de las revistas argelinas Esafir y Panorama, con dos editores jordanos y con uno yemen¨ª.
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