Palabras en la red
La red est¨¢ llena de palabras. A pesar de la expansi¨®n de los sitios de juego, de fotos, v¨ªdeos y archivos de sonido, internet es un inmenso oc¨¦ano de t¨¦rminos. Una y otra vez los estudios demuestran que en las p¨¢ginas web las personas buscan el texto, y luego miran las im¨¢genes. Para buscar v¨ªdeos usamos palabras, y es m¨¢s: al lado de cada sitio de juego, de exhibici¨®n de clips o fotos, est¨¢n los foros y los chats en los que los aficionados cambian informaci¨®n, se cuentan proezas o sencillamente est¨¢n en contacto. La red es hoy una gigantesca conversaci¨®n.
En la red hay dos tipos de palabras: las vivas y las inertes. Parad¨®jicamente, las vivas son las que pueden leer tanto las m¨¢quinas como los hombres; las inertes s¨®lo pueden ser le¨ªdas por personas. Los robots surcan la red leyendo las p¨¢ginas y almacenando sus contenidos, de modo que los sitios que tienen s¨®lo im¨¢genes de palabras, dibujos de letras (en forma de ilustraci¨®n o como animaciones) no podr¨¢n ser le¨ªdos, y quedar¨¢n fuera del di¨¢logo. Los buscadores saben qu¨¦ vocablos hay en los sitios que se dejan leer y, a trav¨¦s de los enlaces, saben tambi¨¦n qu¨¦ opinan sus creadores sobre los sitios a los que enlazan. Y por las nubes de comentarios que rodean a muchos textos saben tambi¨¦n m¨¢s sobre ellos.
Esta conversaci¨®n de la red es multiling¨¹e por naturaleza. ?Interesa saber cu¨¢nto de ella se hace en espa?ol? Interesa m¨¢s saber qu¨¦ se hace en este idioma, pero podemos empezar por su extensi¨®n: de las lenguas escritas en alfabeto latino (es decir, sin el chino, el ruso
...) el espa?ol est¨¢ en cuarto lugar. El primero es el ingl¨¦s, que, contra lo que muchos creen, no domina omn¨ªmodamente en el ciberespacio: tiene el 45% de las p¨¢ginas que hay en estas lenguas, y su proporci¨®n baja desde hace una d¨¦cada. Luego viene el alem¨¢n (casi un 7%), el franc¨¦s (4,95%) y el espa?ol (4,6%). Todo ello seg¨²n la ¨²ltima estimaci¨®n de Funredes (http://funredes.org/, 2005).
?Qu¨¦ hacen los hispanohablantes en la red? Por un lado, lo que todo el mundo: buscar cosas. Los buscadores informan peri¨®dicamente sobre sus t¨¦rminos m¨¢s buscados: Google da para Espa?a el pasado mes los t¨¦rminos "marca, as" y para M¨¦xico "san valent¨ªn, britney spears". Yahoo para el pasado a?o atribuye a Espa?a "chat, juegos".
Por otro lado, crean cosas (y
¨¦se es el factor que mejor define la red actual, que algunos llaman Web 2.0). Los hispanohablantes crean blogs, p¨¢ginas web, comentarios en foros, suben fotograf¨ªas y v¨ªdeos... Los blogs son los m¨¢s famosos medi¨¢ticamente, aunque su heterogeneidad es tal -los hay period¨ªsticos, narrativos, profesionales, er¨®ticos, musicales, de autopromoci¨®n, e incluso indefinibles- que no se debe generalizar. Y en lo que toca a su n¨²mero (?cien millones en todo el mundo, para este a?o?) y a los que se hacen en Espa?a (?medio mill¨®n?, ?un mill¨®n?), mejor no hablar
Los hispanohablantes contribuyen poco a proyectos de voluntarios. El Proyecto Gutenberg de libros sin derechos (con m¨¢s de treinta a?os en la red) presenta menos de 150 t¨ªtulos en espa?ol, frente a 18.000 en ingl¨¦s y 1.000 en franc¨¦s. La Wikipedia en espa?ol tiene m¨¢s de 200.000 entradas, frente a las m¨¢s de 460.000 de la francesa, y los 6 millones de las 186 lenguas en que se hace.
Quienes crean en la red tambi¨¦n enlazan, comunican. No he encontrado estudios sobre el tema, pero por las p¨¢ginas y blogs da la impresi¨®n de que, aunque unidos por una lengua com¨²n, los sitios web latinoamericanos y los de Espa?a constituyen "bolsas" endog¨¢micas: m¨¢s que enlazar hacia fuera, citan a los de su mismo espacio geogr¨¢fico.
Para lo que s¨ª hay estudios fiables es para las universidades: el Laboratorio de Cibermetr¨ªa del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas lleva a?os estudiando sus webs (http://www.webometrics.info). Se eval¨²a la cantidad de p¨¢ginas que publican, su visibilidad (o enlaces recibidos desde el exterior), la proporci¨®n de ficheros ricos (PDF, Word...
que suelen tener un contenido m¨¢s cient¨ªfico) y por ¨²ltimo el n¨²mero de art¨ªculos y citas, seg¨²n Google Acad¨¦mico. En el ¨²ltimo estudio, de enero, el resultado es que la primera universidad de un pa¨ªs hispanohablante es la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (puesto 84 de todas las del mundo), seguida por la Complutense de Madrid (162) y la de Chile (265). Las mejor situadas globalmente son las de Estados Unidos y Canad¨¢ (suman 123 centros entre los 200 primeros y 238 entre los 500), mientras que Hispanoam¨¦rica m¨¢s Espa?a suman 2 universidades entre las 200 primeras y 24 -20 de ellas espa?olas- entre las 500. Pero muchos de los contenidos de las webs universitarias de pa¨ªses hispanohablantes estar¨¢n en ingl¨¦s, la lengua de comunicaci¨®n cient¨ªfica. A cambio, pero en menor cuant¨ªa, contenidos de los centros norteamericanos o brasile?os estar¨¢n en espa?ol.
Para medir estos factores se
utilizan sobre todo los buscadores (Yahoo, Google...) y los sitios especializados en documentaci¨®n cient¨ªfica (Google Acad¨¦mico). ?Es posible que estos instrumentos presenten un sesgo que aumente artificialmente centros situados en Estados Unidos (o en general en pa¨ªses anglohablantes)? Podr¨ªa ser, aunque leve, pero m¨¢s bien tiendo a creer que nuestros sitios web acad¨¦micos -al igual que muchos otros de nuestras empresas e instituciones- no ayudan a los buscadores, al repartir contenidos entre varios dominios y usar interfaces opacas que no dejan acceder a sus contenidos profundos.
En ciencia otro factor positi
vo de visibilidad es la existencia de repositorios para publicar de forma abierta, accesibles sin pago ni suscripci¨®n. Est¨¢ demostrado que las obras divulgadas de esta forma aumentan su popularidad -las citas que les hacen-, con lo que crece la visibilidad de sus autores y de los centros a los que pertenecen. Por fortuna, ya empiezan a existir iniciativas a muy distintos niveles para fomentar este tipo de publicaci¨®n, como E-ciencia, de la red Madri+d.
En general las instituciones culturales de Espa?a, tanto p¨²blicas como privadas, no fomentan ni la conversaci¨®n sobre sus contenidos ni el conocimiento de otros ajenos. Dos estudios de la revista Dosdoce, uno sobre instituciones relacionadas con el arte (2006) y otro sobre editoriales (2005), destacan la escasez de medios de dar voz a su p¨²blico (foros, blogs, etc¨¦tera) y la pobreza de enlaces a sitios similares.
La prensa digital hispanohablante, sin embargo, lleva a?os con un desarrollo destacado (e incorpora crecientemente blogs y comentarios). Por otro lado, est¨¢n creciendo mucho las obras en el dominio p¨²blico en texto buscable (la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Google Libros o la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional) y la cantidad de obras en facs¨ªmil (la Biblioteca Virtual de Prensa Hist¨®rica del Ministerio de Cultura). No hay datos comparativos, pero apostar¨ªa a que en internet la riqueza de obras en espa?ol -y, por cierto, en las lenguas cooficiales- supera a la que se encuentra en otras lenguas. S¨®lo es una pena que las instituciones p¨²blicas que difunden nuestro patrimonio en el dominio p¨²blico no adopten una pol¨ªtica valiente y expl¨ªcita de licencias que favorezca que las obras se multipliquen por la web y germinen en millares de investigaciones y publicaciones.
Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n (Madrid, 1954) publica el blog El futuro del libro y es autor de las obras Flor y farola y Nueva Lisboa.
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