Mauritania culmina su transici¨®n democr¨¢tica tras el golpe de 2005
Dos candidatos civiles se enfrentan ma?ana en la segunda vuelta de las presidenciales
Un golpe de Estado militar puede tener un final feliz. El que dio hace 18 meses en Mauritania el coronel Ely Mohamed Ould Vall lo tendr¨¢ ma?ana cuando se celebre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Estos comicios culminan un recorrido democr¨¢tico que incluye una amnist¨ªa de los presos pol¨ªticos, el regreso de los exiliados, la adopci¨®n en refer¨¦ndum de una nueva Constituci¨®n y unas legislativas de las que s¨®lo fueron excluidos los islamistas.
Cuando Vall se adue?¨® del poder, derrocando al dictador Maauiya Uld Taya, su golpe fue analizado como uno m¨¢s de los que han salpicado el casi medio siglo de historia transcurrido desde la independencia de Mauritania. A las delegaciones extranjeras que acudieron a visitarle, el coronel golpista les pidi¨®: "No me juzguen por lo que digo, sino por lo que hago". As¨ª lo contaba la semana pasada al diario Wal Fadjri de Dakar.
Ahora que se dispone a dejar el poder y a disolver la Junta con la que gobierna, Vall afirma marcharse "con la sensaci¨®n del deber cumplido". "No habr¨¢ m¨¢s golpes en Mauritania (...)", se atrevi¨® incluso a vaticinar ante la prensa cuando se cerraban las urnas, el 11 de marzo, tras la primera vuelta de las presidenciales, a las que concurrieron 19 candidatos.
Para evitar que haya nuevas intentonas Vall logr¨® la aprobaci¨®n en refer¨¦ndum de una Constituci¨®n que permite a un presidente ejercer solo dos mandatos de cinco a?os, que otorga un estatuto a la oposici¨®n y sufraga sus gastos de secretar¨ªa. Puso adem¨¢s en pie una Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos, una gesti¨®n transparente de los ingresos del petr¨®leo y prohibi¨® a los militares presentarse a las elecciones.
Estas reformas son tanto m¨¢s sorprendentes cuanto que Mauritania un pa¨ªs muy pobre -figura en el puesto 156 del ¨ªndice de desarrollo humano de la ONU-, en el que persiste la esclavitud y que, seg¨²n el Programa Alimentario Mundial, est¨¢ amenazado por la hambruna, que ya padeci¨® en 2005.
El desarrollo de la primera vuelta de las presidenciales fue considerado "satisfactorio" por los 81 observadores de la Uni¨®n Europea -solo se registr¨® un incidente grave en el que muri¨® un guardia- y d¨ªas despu¨¦s la Comisi¨®n Europa felicit¨® a las autoridades mauritanas mientras que el Gobierno espa?ol celebraba el "ambiente de normalidad y transparencia".
Como hace dos semanas ning¨²n candidato obtuvo la mayor¨ªa absoluta, los dos m¨¢s votados pugnar¨¢n ma?ana, de nuevo, por los sufragios de los 1,13 millones de mauritanos inscritos en el censo.
Sidi Uld Cheikl Adballahi, de 69 a?os, ex ministro, obtuvo el 24,8% en la primera vuelta y es matem¨¢ticamente el mejor situado para ganar. Cuenta con el respaldo de los partidos de la antigua alianza presidencial que apoy¨® al dictador y, seg¨²n Reporteros Sin Fronteras, con un trato preferente en la televisi¨®n p¨²blica. Su rival es Ahmed Uld Daddah, de 65 a?os, un eterno opositor que se present¨® en dos ocasiones a unas presidenciales ama?adas. Ahora ha cosechado el 21% de los sufragios.
Ambos candidatos debatieron dos noches seguidas en televisi¨®n, una en ¨¢rabe y la otra en franc¨¦s, de la lucha contra la corrupci¨®n, de la distribuci¨®n de la riqueza generada desde hace un a?o por el petr¨®leo, etc¨¦tera.
En un mundo ¨¢rabe repleto de reg¨ªmenes autocr¨¢ticos, tal debate es inimaginable y alguno de sus dirigentes, como el libio Moamar el Gadafi, se ha mofado de la apertura democr¨¢tica en Mauritania.
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