Antes de las 'pijadas'
?stas son las cosas que se saben actualmente de Elton John: famoso extravagante, protagonista de media docena de esc¨¢ndalos anuales, reinona con disfraz, habitual en los funerales de los ca¨ªdos de la escena jet -Versace y Lady Di, por citar un par de ellos- y m¨²sico productivo pero con la creatividad laminada hace muchos a?os. ?Cu¨¢ntos? Cerca de 30. O sea, la mitad de su vida, desde que se dej¨® llevar por la espuma de su propio personaje. A veces cuesta tomarse en serio la carrera de un m¨²sico que elabor¨® no menos de 20 canciones excepcionales. Porque aunque un par de generaciones lo desconozcan, Elton John no s¨®lo fue el artista m¨¢s grande de los setenta, cuando sus discos llegaban como un tiro al n¨²mero uno. Algunos con merecimiento, como Rocket man, la canci¨®n que le convirti¨® en el artista del momento. Esa peque?a joya del pop revela la inmensa facilidad de Elton John como m¨²sico, un hombre formado en los c¨¢nones de lo cl¨¢sico pero fascinado por los sonidos de Nueva Orleans, el country y el soul estadounidense, del pop y la opereta inglesa, de todo lo que se moviera en el territorio del piano y sus aleda?os.
Entre 1969 y 1975, m¨¢s o menos entre su segundo disco -Elton John, a secas- y Captain Fantastic and the brown dirt cowboy, su colaboraci¨®n con el letrista Bernie Taupin produjo una riada de grandes canciones, la mayor¨ªa ocultas bajo todas aquellas que alcanzaban el primer puesto en las listas. Elton John era una mina comercial y un artista de primera. En Tumbleweed Connection rastre¨® con parecido acierto que The Band los senderos musicales estadounidenses; en Madman across the water mezcl¨® paisajes sombr¨ªos con los ampulosos arreglos de Paul Buckmaster -su Phil Spector particular-; en Honky Chateu picote¨® por lo mejor de la m¨²sica del delta -Amy es puro Doctor John- y por los registros m¨¢s conseguidos de los cantautores pop; en Captain Fantastic se solt¨® el pelo con unas canciones memorables. No hay manera de atender a la m¨²sica de la primera mitad de los setenta sin celebrar Burned down the mission, Levon, Someone save my life tonight, Tiny dancer, la magistral Mona Lisas and mad hatters o la sencilla y perfecta Saturday it's allright (for fighting). Canciones irresistibles que maquillaban los primeros signos del inocuo y melodram¨¢tico artista que comenzaban a incubarse en Elton John. Junto a aquellos triunfos creativos empezaba a gestarse la cursiler¨ªa de Daniel o Candle in the wind, las masturbaciones neocl¨¢sicas de Funeral for a friend y la definitiva aparici¨®n de una figura que se desbord¨® a s¨ª misma. Esa figura no fue otra que el propio Elton John y sus pijadas.
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