Cuentos chinos
Y apareci¨® Manol¨®n. Manuel Garc¨ªa Rodr¨ªguez, jefe de estupefacientes de Avil¨¦s, es el polic¨ªa al que el diputado del PP Jaime Ignacio del Burgo le arranc¨® las l¨¢grimas en la comisi¨®n parlamentaria del 11-M. Pues Manol¨®n se mantuvo fiel a sus afirmaciones en el Parlamento y en sede judicial. Todas las presuntas advertencias de Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras sobre Jamal Ahmidan, El Chino, explosivos y ETA son falsas. Desmont¨® Manol¨®n uno por uno los cuentos chinos de Su¨¢rez Trashorras.
Cuando a la mayor¨ªa de los autores intelectuales de la teor¨ªa de la conspiraci¨®n se les recuerda que han dedicado tres a?os a sembrar sospechas favorables a la participaci¨®n de ETA en el 11-M, replican tan ricamente que no, que ellos no creen que la banda terrorista aut¨®ctona haya tenido alguna vinculaci¨®n con la masacre.
Manol¨®n se mantuvo fiel a sus afirmaciones en el Parlamento y en sede judicial
En la sesi¨®n de ayer, otro de los testigos de cargo sostuvo que si bien avis¨® en 2001 a la polic¨ªa de Asturias de que el ex minero y su cu?ado Antonio Toro alardeaban de tener contactos para vender dinamita a ETA, ¨¦l no cree que fuese as¨ª. Todos los testigos de cargo que han llenado p¨¢ginas en el peri¨®dico de la conspiraci¨®n y que han sido usados para dar apariencia de verosimilitud a la pretendida investigaci¨®n se van deshinchando como un bal¨®n.
Francisco Javier Lavandera, el portero de un puticlub, confidente ocasional de la polic¨ªa, explic¨® al tribunal que Toro le dijo en 2001 que "ETA estaba dispuesta a pagar mucho dinero" por encontrar a alguien que montara bombas a trav¨¦s de tel¨¦fonos m¨®viles, pero a continuaci¨®n el testigo a?adi¨® que esta idea le pareci¨® "rid¨ªcula". Toro lleg¨® a proponerle que participara en este negocio con ellos. "Toro presum¨ªa de estas cosas. Creo que fue un alarde, una chiquillada", se?al¨®, a?adiendo que no cree que ETA haya tenido relaci¨®n con los atentados.
Pero la construcci¨®n de la teor¨ªa por parte de los autores intelectuales brota en el estilo de estos testigos. El objetivo es ensanchar la sombra de m¨²ltiples dudas. No obstante, el testigo ha admitido que los comentarios sobre la banda terrorista no se los comunic¨® a las fuerzas de seguridad y que s¨®lo les inform¨® de la venta de explosivos, y ha relatado que en una ocasi¨®n se le acercaron dos personas que se presentaron como polic¨ªas y que le dijeron que si dec¨ªa lo de ETA se atuviese a las consecuencias. "Esto no quiere decir que ETA tuviera que ver
[con el 11-M]", explic¨® el hombre razonable que ayer parece haber intentado representar Lavandera.
Quiz¨¢ otro de los testimonios de inter¨¦s recay¨® en Lofti Sbai, el traficante de hach¨ªs que vivi¨® con El Chino en los a?os noventa. Ambos trapicheaban en la zona de Fuencarral, Hortaleza y la madrile?a plaza de Chueca. Le dej¨® de ver, y en octubre de 2003, despu¨¦s de que El Chino pasara una temporada en una prisi¨®n de Marruecos, volvi¨® a encontrarle. En aquella ¨¦poca, por relato de Zouhier, ¨¦ste y El Chino manten¨ªan una relaci¨®n en torno a la venta de hach¨ªs. El testigo arroj¨® luz sobre las maniobras de Zouhier, tras el 11-M, y su inter¨¦s de aparecer en los medios de comunicaci¨®n que, a su vez, intentaban servirse de ¨¦l para regar su teor¨ªa. "Raf¨¢ me pidi¨® que buscara a un guardia civil para que testificara de que hab¨ªa avisado de los atentados ", se?al¨®, a?adiendo que no sab¨ªa nada sobre ello.
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