Nacionalismos
La campa?a electoral francesa descarril¨® hacia el tema demag¨®gico y populista del nacionalismo; o dicho de un modo m¨¢s benigno y pol¨ªticamente correcto, de la "identidad nacional". Empez¨® Sarkozy, con la propuesta de crear un ministerio de la Inmigraci¨®n y de la Identidad Nacional. Y le contest¨® Segol¨¨ne Royal con esa idea sorprendente de engalanar los balcones con la bandera francesa el 14 de julio, d¨ªa de la Fiesta Nacional. Si a los franceses se les lleva por ese camino, seguro que ser¨¢ el extremista Le Pen el que saque m¨¢s provecho.
Yo no soy chovinista: uno es de donde pace. Si alguna vez en mi infancia lo fui, la se?ora Carreiras me cur¨® sin darse cuenta. Al ver una foto de uno de sus hijos en Cuba, le extra?¨® la semejanza del paisaje caribe?o con las R¨ªas Baixas: "?Ai home, toda a terra ¨¦ pa¨ªs!". M¨¢s tarde, un hijo m¨ªo clandestino, localizado ahora en Barcelona, me demostr¨® que se puede vivir en Cuba, M¨¦xico, Argentino o Francia, sin a?orarlas cuando se est¨¢ fuera de esos pa¨ªses.
La emigraci¨®n existe desde los inicios de la humanidad. Lo asegura Enmanuel Kant en su libro Hacia la paz perpetua: "La tierra pertenece a todos, y todos pueden visitarla sin restricci¨®n en virtud del derecho a la posesi¨®n com¨²n de la superficie de la tierra". Cuanto m¨¢s nos remontamos en el tiempo, tanto m¨¢s las fronteras eran imprecisas, y cuando apareci¨® el Estado-naci¨®n, se empez¨® a reglamentar el derecho al paso y el asiento en territorios donde el trashumante no naci¨®
El pueblo m¨¢s primitivo que he conocido es el de los koguis, habitantes de la Sierra Nevada del norte de Colombia, cerca de Santa Marta. Desde el helic¨®ptero (¨²nica forma de llegar hasta ellos) se ven sus chozas redondas, con una sola puerta, techumbre de paja y sin ventanas, igualitas a las pallozas del Cebreiro. Los koguis viven de lo que les da Pachamama, la madre tierra. Al cabo de dos o tres a?os, cuando empiezan a notar que el suelo se agota, no lo cultivan, por no herirlo con sachos, y se mudan de lugar.
Un ejemplo que me viene a la mente es el de Espa?a. Que yo sepa, en tiempos remotos era tierra de nadie (o de conejos, seg¨²n una etimolog¨ªa de la palabra Hispania). Fue colonia de Roma y posesi¨®n de los visigodos antes de constituirse en Estado. Un conde del sur llam¨® a los ¨¢rabes para vengar la violaci¨®n de la Cava, su hija. Los ¨¢rabes entraron y se pasearon por la pen¨ªnsula sin encontrar oposici¨®n. Luego pelearon con los cristianos, en una guerra civil de siete siglos, hasta que ganaron los m¨¢s brutos, como siempre. Los Reyes Cat¨®licos formaron un Estado, y el Estado empez¨® a expulsar a moros, jud¨ªos, moriscos y gitanos. Ya no hay lugar para la tolerancia, ya no se acepta a los que piensan, hablan, visten o se comportan de forma distinta. As¨ª, en nombre de la fe, los Reyes Cat¨®licos y la Iglesia a trav¨¦s de su polic¨ªa pol¨ªtica, la Inquisici¨®n, ponen en pie los que han sido hasta hace poco los pilares ideol¨®gicos de las clases dirigentes espa?olas: "Un ¨²nico y absoluto poder pol¨ªtico, una ¨²nica religi¨®n, una ¨²nica lengua, una ¨²nica cultura y por consiguiente una ¨²nica manera de ser y sentir".
Francia tuvo necesidad de mano de obra a partir de la d¨¦cada de los 60 para su industria automovil¨ªstica. Yo ya estaba bien instalado aqu¨ª, con una beca y trabajo en Radio Francia. Me llegaban inmigrantes a mont¨®n, a los que alojaba dos o tres d¨ªas en mi casa y luego les encontraba piso y trabajo. Era tan f¨¢cil que a uno de ellos, atrevido aventurero, le vend¨¦ los ojos y lo puse frente a un mapa de Francia. Su dedo se detuvo en un pueblito de Normand¨ªa. Llam¨¦ al sindicato de Iniciativa y a la semana el Rubio de Baralla ya estaba orde?ando vacas para una f¨¢brica de quesos. A los cuatro a?os volvi¨® a su pueblo y mont¨® una sucursal del queso camembert Le Pr¨¦sident.
Ahora el neoliberalismo ocupa el lugar de los Reyes Cat¨®licos. Son etapas hist¨®ricas. Asistimos al fin del Estado y al gobierno de las multinacionales. Los moriscos de hoy son los sin domicilio, sin techo, de anta?o. Ya van tres suicidios recientes en las f¨¢bricas Renault y tres muertos en estos ¨²ltimos d¨ªas en las tiendas de los Hijos de Don Quijote. Y no pasa nada. La campa?a electoral utiliza a los inmigrantes como arma arrojadiza.
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