Las vueltas que da la vida
Impactado uno por su viaje a Estados Unidos, donde descubr¨ª la cantidad de gente que habla espa?ol, uno acaba reflexionando sobre lo mal que lo tiene el euskara para ser idioma dominante, incluso en Euskal Herria. Es la comparaci¨®n entre un gigante y un enano, y que no me lo tomen a mal los heroicos defensores del euskara. Uno mismo tambi¨¦n ha sido en el pasado un humilde estimulador de la lengua de Aitor, pero ahora no sabe ya, si a estas alturas de la vida, donde sin rencor hacia uno mismo descubre los muchos errores que ha cometido -y quiz¨¢s por eso los confiesa-, si no es mejor que haya pocas lenguas que no muchas y si hay que aceptar como cierto que lo de la multiplicaci¨®n de las lenguas por lo de la torre de Babel fue de verdad un castigo divino. Otra cosa ser¨ªa que, como el vasco era la lengua de Tubal, nieto de No¨¦ -es decir, mucho m¨¢s antigua que el castellano- ahora la gente del mundo hablase en mayor medida en euskara. Las cosas como son.
Por mucho que nuestros esforzados compatriotas hagan lo indecible por recuperar el euskara -especialmente donde nunca se habl¨®, por ejemplo, en Carranza, de donde sale este a?o la Korrika- por mucho que quieran convertirla en primer idioma, lo tienen muy dif¨ªcil, salvo en las oposiciones a funcionario. Hasta el catal¨¢n lo tiene dif¨ªcil, seg¨²n la ¨²ltima vez que le escuch¨¦ al insigne fil¨®logo catal¨¢n Miquel Sigu¨¢n en la biblioteca de Bidebarrieta. Y es que es la pu?eta estar a la sombra de un gran idioma.
El otro d¨ªa vi en el peri¨®dico que los indios de Texas no quieren que le pongan el nombre de pila del caballero a una enorme estatua ecuestre que se va inaugurar por aquellos parajes. Prefieren que la llamen El Jinete. Por lo visto, a aquel caballero se le fue la mano con sus antepasados, seg¨²n dicen, cuando estaba conquistando y evangelizando tierras para el rey de Castilla. El caballero, cuyo nombre no es otro que el de Pedro de O?ate, evidentemente no era de Carmona, provincia de Sevilla, y no se le ocurri¨® dejarnos bien ante nuestro futuro nacionalista levant¨¢ndose contra el emperador, como lo hiciera el o?atiarra Lope de Aguirre. Don Pedro de O?ate, por el contrario, fiel a su se?or, se puso a conquistar y a ense?arles espa?ol a los indios. Por eso, ahora, cuando uno se pierde en un aeropuerto estadounidense y se encuentra con un morenito bajito y le pregunta en espa?ol y ¨¦ste, muy amable, le acaba sacando del apuro, uno no puede ser todo lo cruel que debiera con personajes como don Pedro. Y lo digo: siente que no le pongan su nombre a la estatua.
Aqu¨ª, como se ha considerado que Franco y su antecesora, la reina Isabel la Cat¨®lica, pasando por Gamazo, tienen la culpa de que el euskara se viera tan reducido y limitado en su uso, en cuanto nos dieron el Estatuto -¨¦se que seg¨²n algunos no sirve para nada-, nos pusimos patri¨®ticamente a la tarea de recuperarlo. Ya hemos conseguido obligara a que todos los profesores de la ense?anza obligatoria sepan euskera y que el castellano desaparezca casi como idioma vehicular. Todo eso sin que tampoco se note demasiado su uso en la calle, especialmente en las zonas urbanas.
Y cuando en ¨¦stas est¨¢bamos echando todo el esfuerzo por el euskara, llega una familia de Portugalete con una ni?a colombiana de cuatro a?os y pide su escolarizaci¨®n en castellano, que bastante trauma tiene por cambiar de latitud para que, adem¨¢s, le vayan a ense?ar el nork, nori, nor. Y hasta osa protestar su padre en la mism¨ªsima Delegaci¨®n de Educaci¨®n por haberla mandado a una ikastola a aprender en euskara.
A m¨ª me parece l¨®gico, sensato y normal que los inmigrantes, no s¨®lo los latinoamericanos, puedan elegir el castellano si les es una lengua de mayor utilidad. Como emigran, y hoy est¨¢n aqu¨ª y ma?ana Dios dir¨¢, no se encierran como nosotros en tan peque?o y particular paraje. Pero, sobre todo, debi¨¦ramos aprender lo que hemos olvidado, que si el euskara supo sobrevivir a grandes idiomas como el lat¨ªn o el castellano, del cual parcialmente es progenitor, fue por su capacidad de coexistencia y no por su enfrentamiento.
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