El arte de la opini¨®n
En Italia se denomina tuttologo (pron¨²nciese "tut¨®logo") al intelectual que, desde alguno (o todos) los medios de comunicaci¨®n a su alcance, se manifiesta y opina sobre casi todo y en todo lo que opina tiene casi siempre algo trascendente o sugestivo que decir. Hace tiempo que la tuttologia se ha extendido a Francia y a la Espa?a posterior a la transici¨®n, donde proliferan los columnistas que en cuesti¨®n de minutos se pueden despachar un art¨ªculo m¨¢s o menos sesudo u ocurrente sobre la guerra en el Oriente Pr¨®ximo, y a rengl¨®n seguido hablar sobre los h¨¢bitos gastron¨®micos, literarios o sexuales de sus semejantes, discutir sobre el desciframiento del genoma, las razones del fundamentalismo religioso o las causas de los disturbios en Par¨ªs, y hacer alguna apostilla sobre la libertad de expresi¨®n o una defensa matizada de las drogas, etc¨¦tera; as¨ª, sin jerarqu¨ªa ni concierto, al filo de la noticia, como les gusta escribir a los periodistas. F¨®rmula latina, pues, ya que los anglosajones desconf¨ªan de esta modalidad de inteligencia medi¨¢tica y son m¨¢s dados al criterio del especialista; lo mismo que los germanos que, salvo contadas excepciones (Grass, Enzensberger, Sloterdijk) son demasiado serios y circunspectos como para permitirse opinar con ligereza sobre cualquier cosa.
A PASO DE CANGREJO: Art¨ªculos, reflexiones y decepciones, 2000-2006
Umberto Eco
Traducci¨®n de Mar¨ªa Pons Irazaz¨¢bal
Debate. Barcelona, 2007
496 p¨¢ginas. 24,90 euros
Si la tuttologia ha sido bauti
zada en Italia es porque en ella descuellan los italianos, ya que s¨®lo en esa cultura medi¨¢tica se dan las condiciones propicias para que el arte de la opini¨®n desenfrenada se desenvuelva con la debida agilidad y la eficacia comunicativa que requiere el oficio. Tan s¨®lo en los ¨²ltimos a?os, tras la ominosa y creciente influencia de los medios controlados por el Cavaliere Berlusconi, la independencia de criterio que se espera de un tuttologo ha visto amenazada su hegemon¨ªa y su prestigio. Y por otra parte, el intimismo, la vanidad y la arbitrariedad de estas intervenciones han hecho caer en relativo descr¨¦dito la tuttologia, por no mencionar la masividad alcanzada por un g¨¦nero que ya suma centenares de cultores. Muy pronto la llamada "cultura bloggera", que fragmenta y disemina la opini¨®n medi¨¢tica, acabar¨¢ de trivializar y aplebeyar la tuttologia hasta sumirla en la intrascendencia, lo cual nos dejar¨¢ m¨¢s pobres: es incalculable la aportaci¨®n de este g¨¦nero a la cultura general, en una ¨¦poca en la que, pese a la eclosi¨®n massmedi¨¢tica, cada vez se lee menos, o s¨®lo se lee -cuando se lee- el peri¨®dico.
Umberto Eco (Piamonte, 1932), como Claudio Magris o Gianni Vattimo, es el tuttologo por antonomasia. Como semi¨®logo nunca ha sido demasiado original, como medievalista es aplicado y riguroso y, por supuesto, de clara filiaci¨®n tomista y observancia aristot¨¦lica, y como escritor de ficci¨®n ha sido autor de El nombre de la rosa, una novela que es un astuto e ingenioso pastiche donde se funden sus pasiones intelectuales: la Edad Media, Conan Doyle y la magia de la abducci¨®n peirceana. Con ella obtuvo un inmenso ¨¦xito que no ha podido repetir en tentativas posteriores. Por lo dem¨¢s, Eco ha sido un estudioso de la comunicaci¨®n de masas y de la cultura pop y es escritor dotado de prodigiosas cualidades mim¨¦ticas, capaz de parodiar cualquier discurso, y no tiene prurito alguno en descender al registro m¨¢s popular si se trata de llegar a un p¨²blico amplio. Desde hace muchos a?os, la suya es una firma habitual en los principales peri¨®dicos y revistas italianas e internacionales, donde opina con fina iron¨ªa e inteligencia sobre un vasto repertorio de asuntos, desde Los protocolos de los sabios de Si¨®n hasta las cuestiones candentes de la actualidad pol¨ªtica y cultural italiana e internacional. Cada tanto re¨²ne las brillantes columnas period¨ªsticas que escribe, en forma de vol¨²menes como ¨¦ste, A paso de cangrejo, donde se compendian sus contribuciones de los ¨²ltimos a?os, publicadas principalmente en el semanario L'Espresso y el diario La Repubblica, adem¨¢s de algunas intervenciones y charlas puntuales transcritas en forma de art¨ªculos.
Lo mismo que en sus trabajos
acad¨¦micos, la pauta caracter¨ªstica de Eco, m¨¢s all¨¢ de su reconocido ingenio, es la equidistancia y la ponderaci¨®n del juicio, sostenidas por un s¨®lido racionalismo de sesgo cl¨¢sico y esp¨ªritu secularizado, ilustrado y europe¨ªsta. Todo de un moderno sin aspavientos ni tremendismos in¨²tiles donde asoma t¨ªmidamente cierto talante conservador. La nota significativa en los textos reunidos aqu¨ª es ese delicado pero evidente pesimismo, resumido en la met¨¢fora del paso del cangrejo que da t¨ªtulo a la compilaci¨®n. Como es previsible, en los temas de sus intervenciones de estos a?os predominan la cr¨ªtica a la influencia de Berlusconi en la Italia salida de la tangentopoli socialista, el nuevo horizonte que se abre tras los atentados del 11-S en Nueva York y el recelo hacia la tr¨¢gica aventura b¨¦lica de Estados Unidos en Irak, que una y otra vez Eco relaciona con las cruzadas para recordar, de paso, que esas expediciones fueron tan in¨²tiles como inevitables.
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