Salazar Chapela, un "ox¨ªmoron"
Perd¨®n por el uso de la palabreja "culta" -"ox¨ªmoron", que quiere decir "unidad de los contrarios", una especie de aproximaci¨®n a la tercera norma de la dial¨¦ctica- en el t¨ªtulo de esta rese?a, que viene a subrayar la persistencia de la obra del gran escritor espa?ol Esteban Salazar Chapela (M¨¢laga, 1900-Londres, 1965), "el m¨¢s ingl¨¦s de nuestros escritores del exilio", seg¨²n fue calificado, provocado por un comentario del gran Francisco Ayala (Granada, 1906, y todav¨ªa vivo, felizmente, pues su l¨²cida cabeza nos lo mantiene en pie, como un milagro que no cesa) y de quien recuerdo -no encuentro la cita exacta- que su buen amigo, casi paisano y compa?ero de generaci¨®n al principio, era un hombre bastante feo. Pues bien, y ¨¦ste es el principio del "ox¨ªmoron", era un feo bastante lig¨®n y seductor, que desde el principio, desde sus or¨ªgenes como cr¨ªtico y articulista, en principio vanguardista, como su casi paisano, compa?ero y testigo -seis a?os posterior- triunf¨® casi al mismo tiempo, desde su llegada a Madrid -donde estudiaron casi a la vez- empezando a colaborar, apenas sin dificultades, y entrando en las principales publicaciones de la ¨¦poca, La Voz, El Sol, La Gaceta Literaria y La Revista de Occidente, donde sus art¨ªculos y cr¨ªticas menudearon enseguida, y que constituyen m¨¢s de la primera parte de esta antolog¨ªa excepcional, muy bien preparada por Francisca Montiel Rayo, profesora y fundadora de GEXEL (grupo de estudios literarios sobre el exilio), donde ya nos hab¨ªa publicado el rescate de una novela p¨®stuma e in¨¦dita de Salazar Chapela en 2001, En aquella Valencia, de la que ya tuve ocasi¨®n de ocuparme en estas mismas p¨¢ginas, una especie de recuerdos de un personaje recurrente y quiz¨¢ ¨¢lter ego, el periodista Escobedo, en los ¨²ltimos a?os valencianos de las postrimer¨ªas de la Guerra Civil, que no es verdaderamente una novela sino una autobiograf¨ªa novelada, sin m¨¢s.
RESE?AS, ART?CULOS Y NARRACIONES
Esteban Salazar Chapela
Editado por Francisca
Montiel Rayo
Fundaci¨®n Santander Central Hispano. Madrid, 2007
350 p¨¢ginas. 20 euros
Pues al final, y una vez consultada esta gran antolog¨ªa, podemos ver que la obra de Salazar Chapela, m¨¢s que la de un narrador sin m¨¢s, fue la de un gran cr¨ªtico, periodista y ensayista que ya hab¨ªa triunfado antes de la guerra, tras la que, a trav¨¦s de su ingreso en el cuerpo diplom¨¢tico, fue nombrado c¨®nsul en Glasgow, donde le acogi¨® la familia de su esposa, ciudadana brit¨¢nica (de la que despu¨¦s se separ¨®) que facilit¨® en gran medida su instalaci¨®n en la Gran Breta?a, donde residi¨® hasta su muerte en 1965. Y all¨ª fue de hecho donde public¨® la casi totalidad de su obra narrativa, salvo la primera, Pero sin hijos, que apareci¨® en Espa?a en 1931, en v¨ªsperas de la guerra, en el cat¨¢logo de la gran empresa CIAPSA, con la que estuvo ligado.
Pero la quiebra de esta em
presa -que le hab¨ªa proporcionado estabilidad econ¨®mica- coincidi¨® con la proclamaci¨®n de la Segunda Rep¨²blica y el estallido de la Guerra Civil, cuyo argumento inicial se describe en Pero sin hijos, aunque su t¨ªtulo se refiera al melodrama personal, tras cuya acci¨®n habr¨ªa que colocar la de la novela p¨®stuma ya recuperada En aquella Valencia, tan bien presentada por la misma Francisca Montiel Rayo, cuya publicaci¨®n salud¨¦ aqu¨ª con un t¨ªtulo del que todav¨ªa me enorgullezco, El (buen) humor de un vencido. Pues el resto de la obra narrativa (?por cierto, d¨®nde estar¨¢ El milagro del T¨¢mesis o la novela corta inicial La burladora de Londres, cuyos ejemplares se dedic¨® Salazar Chapela a destruir?) se public¨® ya en su exilio brit¨¢nico, donde falleci¨® el escritor en 1965, no sin haber dejado ya su nombre definitivamente inscrito en la historia de nuestra literatura. All¨ª public¨® dentro de otras actividades; fue c¨®nsul en Glasglow, profesor en Cambridge, creador del Instituto Espa?ol en Londres (cargo en el que le sustituy¨® Luis Cernuda) y colaborador asiduo en medios de prensa como la BBC, y otros peri¨®dicos hispanoamericanos, europeos y hasta alg¨²n espa?ol (Insula) que le acogi¨®.
Pues bien, aunque no fuera s¨®lo un narrador, la contribuci¨®n de Salazar Chapela a nuestra literatura se increment¨® con dos novelas m¨¢s, Perico en Londres (Losada, Buenos Aires, 1947) y Desnudo en Picadilly (tambi¨¦n en Losada, Buenos Aires, 1959), y en otra final, Despu¨¦s de la bomba (1966), que ya pudo aparecer entre nosotros, en Barcelona, en la benem¨¦rita colecci¨®n El Puente, de Edhasa, destinada como su nombre indicaba a recuperar los grandes nombres del exilio -Ayala, Aub, Corpus Barga- todav¨ªa en las primeras postrimer¨ªas del franquismo m¨¢s puro y duro. El legado narrativo de Salazar Chapela est¨¢ pues ya completo, sobre todo con la recuperaci¨®n de En aquella Valencia, que ya he citado, aunque quedan algunas pistas por rastrear.
Al final, nos faltaba una gran antolog¨ªa de su obra cr¨ªtica, sobre todo de antes de la Guerra Civil, que es la que ahora nos presenta Francisca Montiel Rayo, muy completa, sin olvidar algunos textos narrativos de sus cuatro primeros t¨ªtulos, dos cuentos tambi¨¦n conocidos y otra obra dispersa, con buen estudio introductorio de la profesora citada, y otros del exilio propiamente dicho. Pues al final vemos c¨®mo aquel malague?o feo y seductor era un perfecto "ox¨ªmoron", un cr¨ªtico vanguardista y bastante experimental, como su amigo Francisco Ayala -o Antonio Espina-, atento a la poes¨ªa -Lorca, Aleixandre y sobre todo Pedro Salinas-, a la prosa, como Jarn¨¦s o el citado Espina. V¨¦anse los art¨ªculos de aquellos a?os que lo corroboran. Vanguardista, experimental y sobre todo humorista, fue este humor el que le hizo soportar hasta el final su falta de hermosura que super¨® con la de su prosa y un inagotable humor.
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