Entre el gozo y la culpa
Hijo de escoc¨¦s y mexicana, John Rechy naci¨® en El Paso (Tejas) en 1934. Desconocido muchos a?os fuera del ¨¢mbito anglosaj¨®n, ha sido el relativo auge de la literatura de tema gay y el m¨¢s persistente inter¨¦s de algunos por los ¨¢mbitos y mundos marginados lo que ha terminado convirtiendo a Rechy en algo m¨¢s que un autor de culto. Aunque hasta hoy ha publicado 14 libros (el ¨²ltimo un tomo de ensayos, Beneath the skin de 2004), parece que son sus primeras novelas las que siguen deparando atenci¨®n mayor. Novelas donde la ficci¨®n y lo autobiogr¨¢fico se mezclan declaradamente. En Espa?a se tradujo primero su segunda obra, Numerados, de 1967. Y ahora conocemos la primera -y sin duda la m¨¢s famosa de Rechy-, La ciudad de la noche, de 1963.
LA CIUDAD DE LA NOCHE
John Rechy
Traducci¨®n de Alejandro Palomas
Egales. Barcelona-Madrid, 2006
587 p¨¢ginas. 26 euros
Narrada entre la autobiograf¨ªa realista y un cierto lirismo que pretende dimensionar en m¨¢s lo narrado, La ciudad de la noche es el relato de las andanzas de un chapero (el propio Rechy) que, abandonando El Paso, decide internarse en el mundo ambiguo de la homosexualidad y la prostituci¨®n masculina en varias grandes ciudades de Estados Unidos, desde Nueva York a Nueva Orleans, pasando por Los ?ngeles y Chicago. Un mundo s¨®rdido, promiscuo y desesperado al que el protagonista que busca su verdad (acaso su real homosexualidad) se siente irresistiblemente atra¨ªdo, al tiempo que a menudo lo rechaza en su fuero ¨ªntimo. Aqu¨ª no podemos evitar recordar la fecha en que el libro fue escrito. Antes de Stonewall y del Orgullo Gay la homosexualidad es s¨®lo tolerada (no abiertamente legal) y son frecuentes las redadas policiales en los bares cutres y los parques que frecuentan clientes, chaperos y travestis o locas. Todo ello es visible no s¨®lo en el relato mismo sino en su tono. A menudo una sombra de oscuridad y autoculpabilidad recorre escenas de noche y marginaci¨®n -los mon¨®logos de algunos personajes est¨¢n entre lo mejor del libro- que si hoy podr¨ªan ser casi igual de oscuras carecer¨ªan (creo) de ese tono existencial o culpable, que de existir, buscar¨ªa menos al individuo que padece cuanto a la sociedad que lo ha arrinconado.
La novela de Rechy es buena y atrevida -para 1963- aunque hoy nos atraiga m¨¢s su fondo reflexivo que sus estampas s¨®rdidas u orgi¨¢sticas, con final en el explosivo Mardi Gras de Nueva Orleans, cuando el narrador reconoce que todos, en el fondo, buscan remediar la soledad y un amor, al que a menudo no se atreven. Sin duda estamos ante una novela s¨®lida, con personajes (como el Profesor neoyorquino que se hace llevar "¨¢ngeles", los chaperos ante los que diserta; o Sylvia la due?a de un bar gay, que no logra perdonarse la incomprensi¨®n que tuvo con su hijo) firmes y bien trazados. Pero es una novela triste, porque el autor no llega a volar por encima de lo que no dejaba de ser un submundo. Por supuesto que Genet, Baldwin o Burroughs hab¨ªan ido m¨¢s all¨¢. Pero Rechy fue ambicioso, y no s¨®lo busc¨® un tema sino adem¨¢s un estilo. Mucha de la actual literatura gay de consumo -norteamericana singularmente- no puede decir lo mismo.
Escrita (como es l¨®gico) con bastante argot, debe ser ¨¦sa quiz¨¢ la dificultad mayor del traductor, que ha hecho un trabajo estimable. Aunque a m¨ª me suene a viejo -la german¨ªa suele ser continua movilidad- el t¨¦rmino "reinona" para referirse a una loca muy afeminada y mucho m¨¢s habitualmente a un travestido. Creo que "locaza" o "travest¨®n" (seg¨²n los casos) hubieran sido m¨¢s exactos. Pero acaso sea s¨®lo menudencia en un trabajo bien hecho. Y la novela no es de poca monta.
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