El 'lince ib¨¦rico' del agua encuentra refugio
El nuevo Fluviario de Mora, en el Alentejo, alerta del peligro de extinci¨®n del jarabugo, un nanopez peninsular del Guadiana
El jarabugo es peque?o, pero superviviente nato. En portugu¨¦s se le llama saramugo, y el nombre le va al pelo, o a la escama: es popular, onomatop¨¦yico, novelesco, perfecto para su car¨¢cter inquieto, su tama?o casi inexistente y su tipo de vida, siempre azaroso. Lo que resulta incre¨ªble es que, siendo tan peque?o, un aut¨¦ntico nanopez, alguien tuviera la vista y el tiempo como para ponerle nombre. Quiz¨¢ por eso, los cient¨ªficos le pusieron dos: Anaecypris hispanica, Phoxinellus hispanicus.
Apenas es m¨¢s gordo que un chanquete y tiene como m¨¢ximo 10 cent¨ªmetros de largo. No para de mover la colilla y nada a velocidad de v¨¦rtigo. A ratos se esconde entre unas algas tra¨ªdas de Sri Lanka. De repente se asoma, husmea un poco, y se lanza otra vez a su ruta infinita por la enorme pecera. A su lado siempre viajan dos o tres compa?eros de fatigas.
Estamos en el Fluviario de Mora, en el Alentejo, en la ribera del r¨ªo Raia, a hora y media en coche de Lisboa y de Badajoz. Y el saramugo es la estrella de este flamante acuario que ha costado seis millones de euros, inaugurado la semana pasada, uno de los pocos del mundo pensado para albergar especies de agua dulce, r¨ªos y lagos.
Financiado por el Ayuntamiento local, el Gobierno portugu¨¦s y la UE (que aporta 2,6 millones), ofrece la posibilidad de conocer algunas de las especies que pueblan los r¨ªos ib¨¦ricos del nacimiento a la desembocadura. El paseo es interactivo, did¨¢ctico y ecologista: seg¨²n explica el alcalde de Mora, Jos¨¦ Manuel Sinogas, la tarea principal del Fluviario "es tratar de contribuir a la supervivencia de las especies en extinci¨®n".
Y es ah¨ª donde llega el turno de visitar a los seis ejemplares de saramugo, que deber¨¢n tratar de reproducirse para salvar el futuro de esta especie end¨¦mica del sur de la pen¨ªnsula, a la que la bi¨®loga de Mora llama, por su situaci¨®n cr¨ªtica comparable a la del felino peninsular, "el lince ib¨¦rico del agua".
Seg¨²n la Wikipedia, fue censado en el siglo XIX a partir de ejemplares localizados en el r¨ªo Aljuc¨¦n (cercano a M¨¦rida), y vive en el Guadiana y sus afluentes. All¨ª est¨¢n las ¨²ltimas colonias, aunque las cosas pintan cada vez peor para estos anaecypris. Lo cierto es que la construcci¨®n de pantanos y embalses, y el hambre de los depredadores han puesto en serio riesgo el futuro de la especie.
Hay varias m¨¢s amenazadas en nuestros r¨ªos. En el Fluviario nadan tambi¨¦n, junto a las anguilas, varios esturiones soberbios, desaparecidos por completo de la Pen¨ªnsula, "aunque curiosamente estos ejemplares han sido importados de Espa?a", dice el alcalde de Mora. Sinogas calcula que el Fluviario recibir¨¢ 240.000 visitantes anuales y conf¨ªa en que ayudar¨¢ a que "los j¨®venes se queden". Pero su af¨¢n es convertir el centro en "una referencia investigadora y cient¨ªfica". El laboratorio est¨¢ montado ya, pero vac¨ªo. Se est¨¢ negociando un protocolo con la Universidad de ?vora. Alguien m¨¢s deber¨ªa ayudar a salvar al jarabugo, ese espabilado, diminuto y maltratado h¨¦roe moderno.
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