Velocidad

Manu Carre?o, el presentador de deportes de Noticias Cuatro, es una m¨¢quina. Domina tanto los temas que trata que, a veces, habla a una velocidad propia de quien piensa m¨¢s deprisa que verbaliza. Sus puntas de velocidad coinciden con otra noticia espectacular sobre trenes franceses que alcanzan los 574,8 kil¨®metros por hora. En las im¨¢genes, vemos a una bala m¨®vil cruzando el paisaje a toda leche, sin que ni siquiera las vacas tengan tiempo para saborear la visi¨®n de semejante prodigio. ?Se imaginan Madrid-Barcelona en una hora? Hoy por hoy, una hora es lo que tarda el tren en recorrer el trayecto Barcelona-Tarragona. Est¨¢ claro que Espa?a est¨¢ m¨¢s cerca de la baja velocidad que de la alta. Las pruebas de los nuevos trenes franceses, sin embargo, presentan algunos inconvenientes. Los que se subieron al invento en el viaje de prueba afirman que, en determinados momentos, se notan vibraciones y que cuando se alcanza la m¨¢xima velocidad se siente cierto mareo y resulta dif¨ªcil mantenerse en pie. O sea: los mismos s¨ªntomas que en un avi¨®n. Si siguen desplaz¨¢ndose tan deprisa pronto no habr¨¢ diferencia entre volar y subirse a un tren, lo cual le quitar¨¢ al invento buena parte de su encanto: recorrer los pasillos arriba y abajo, observar el paisaje que desfila a un ritmo razonable, intentar adivinar el nombre de las estaciones en las que el tren no se detiene, enamorarse de una mochilera escandinava, procurar tomar un caf¨¦ sin derramarlo, jugar a intuir qu¨¦ pasajero es un asesino en serie. Pero est¨¢ claro que, en televisi¨®n, lo veloz es sin¨®nimo de progreso y efectividad.

La velocidad es un valor que, m¨¢s all¨¢ de Carre?o, el f¨²tbol venera. En la retransmisi¨®n del Milan-Bayern que hizo Antena 3 escuchamos los comentarios de Arrigo Sacchi, aplaudiendo al equipo italiano cuando era capaz de darle mayor velocidad al bal¨®n. Por cierto: Sacchi tiene algunos problemas con el espa?ol y, a veces, nos descubre neologismos tan simp¨¢ticos como "alemanos" en lugar de "alemanes", aunque, curiosamente, a los italianos no los llama "italianes".