"Haber creado el 'landismo' es algo que llevo como bandera"
Alfredo Landa (Pamplona, 1933) dice que se retira. Que hasta el mism¨ªsimo Steven Spielberg se ir¨ªa con el rabo entre las piernas si le ofreciera un papel. Que todo tiene un principio y un final y no va a hacer "como los toreros, que dicen que se van y al a?o o dos a?os vuelven". A¨²n est¨¢ por estrenar la que, previsiblemente, ser¨¢ su ¨²ltima pel¨ªcula, Luz de domingo, dirigida por Jos¨¦ Luis Garci.
"En 'Los santos inocentes', te dejas llevar y te sale. Lo otro... ?No te vas a dejar llevar por 'El vecino del quinto'! Hay que fabricarlo, y eso cuesta"
Yo emplazo a que alguien vea una pel¨ªcula m¨ªa y diga: '?Qu¨¦ asco!'. No. La gente pod¨ªa pensar: '?ste es un reprimido, pero me cae bien"
Landa iba para abogado pero empez¨® a hacer teatro universitario en San Sebasti¨¢n y se enganch¨®. M¨¢s tarde, ya en Madrid, altern¨® el doblaje con el escenario y particip¨® en pel¨ªculas como El verdugo (Luis Garc¨ªa Berlanga) La ni?a de luto (Manuel Summers) y De cuerpo presente (Antonio Eceiza).
Y entonces lleg¨® el landismo. Desde mediados de los sesenta, encaden¨® protagonismo en pel¨ªculas como La ciudad no es para m¨ª, Las que tienen que servir, Vente a Alemania, Pepe, No desear¨¢s al vecino del quinto, Par¨ªs bien vale una moza, Dormir y ligar, todo es empezar, Cuando el cuerno suena, o Manolo la nuit. Las cr¨ªticas m¨¢s c¨¢usticas llovieron sobre el actor. Sobre todo durante la transici¨®n pol¨ªtica, cuando ese cine se revel¨® una r¨¦mora, casi vergonzosa, para un pa¨ªs que trataba desesperadamente de desprenderse de su pasado.
Aunque aquellas pel¨ªculas tienen mucho de retrato social de una ¨¦poca, la del desarrollismo y los primeros setenta, la que vio el nacimiento de una clase media que, una vez conseguidos el seiscientos y el frigor¨ªfico, se dio cuenta de que a¨²n ten¨ªa pendiente otra conquista de la modernidad: la sexual. Pero sacudirse de encima tres d¨¦cadas de nacional-catolicismo no fue tan f¨¢cil. Por eso, los personajes de Landa eran tipos que, a la hora de la verdad, no se atrev¨ªan a ligarse a las suecas del primer boom del turismo espa?ol. Demasiado peso a¨²n de la moral de novia de toda la vida, boda por la Iglesia, y familia, a ser posible numerosa.
Juan Antonio Bardem rescat¨® a Landa del landismo en El puente (1976). A partir de entonces, el actor fue mucho m¨¢s selectivo con sus trabajos y la d¨¦cada de los ochenta lo revalid¨® como el gran actor que nunca dej¨® de ser, con interpretaciones antol¨®gicas como el detective Areta de El crack, de Jos¨¦ Luis Garci, o el Paco el Bajo de Los santos inocentes, de Mario Camus, con el que gan¨® el premio de interpretaci¨®n masculina en Cannes, en 1984, junto con Francisco Rabal.
Pregunta. ?Con qu¨¦ pel¨ªculas de su carrera se queda?
Respuesta. ?Con todas! De unas se aprende m¨¢s que de otras. De los fracasos se aprende m¨¢s que de los ¨¦xitos. Los ¨¦xitos te dejan en una nube vaporosa. ?Qu¨¦ bien, qu¨¦ maravilla, soy estupendo! Y no ves lo malo tambi¨¦n en lo bueno. De las malas dices: "?Qu¨¦ horror! No ten¨ªa que haber aparecido ni en los t¨ªtulos de cr¨¦dito. ?Por qu¨¦?". Entonces razonas todo eso y aprendes mucho. Yo estoy encantado y maravillado de mis 133 pel¨ªculas.
P. ?Cu¨¢l fue su aprendizaje como actor?
R. He sido autodidacta total. Yo era miembro de una Juventud de Acci¨®n Cat¨®lica en San Sebasti¨¢n porque era un sitio donde se hac¨ªa teatro, se proyectaban pel¨ªculas de cine, se jugaba al cine, al balonmano... El que luego fue gran amigo m¨ªo, Alberto Ar¨®stegui, era el que se hac¨ªa cargo del teatro y me convenci¨® para hacer un papel de catal¨¢n en una obra de Mu?oz Seca. No era protagonista, pero el d¨ªa del estreno, en la primera escena, lo deb¨ª de hacer tan bien que me aplaudieron el mutis. Y eso es como la abeja, que parece que te acaricia pero te deja el aguij¨®n. Saliendo, not¨¦ como un destello y dije: "Esto es lo m¨ªo. Yo tengo que ser c¨®mico". Luego fund¨¦ el Teatro Espa?ol Universitario (TEU) de San Sebasti¨¢n con mi amigo Alberto. Y estren¨¦ 40 comedias, ?eh? ?se fue mi aprendizaje.
P. ?Ni una clase de interpretaci¨®n en todos estos a?os?
R. Nada. Ver, ver, ver. Yo lo ve¨ªa todo. Todas las funciones que pon¨ªan en San Sebasti¨¢n. Si estaban tres d¨ªas, los tres d¨ªas las ve¨ªa yo.
P. ?Por qu¨¦ dej¨® de hacer teatro?
R. Porque me caz¨® el cine. ?Bendito sea Dios, eh! Porque el teatro es mucho m¨¢s esclavo. Mucho m¨¢s bonito para el actor, m¨¢s directo, pero tiene m¨¢s inconvenientes... hacer todos los d¨ªas lo mismo dos veces. Yo he sido muy comod¨®n toda la vida.
P. ?Siente predilecci¨®n por alguno de sus papeles?
R. ?To-dos! Todos tienen algo. De los malos he aprendido m¨¢s que de los buenos. De los buenos... ?Es que hacer Los santos inocentes es mucho m¨¢s f¨¢cil que hacer El vecino del quinto!
P. Expl¨ªquelo.
R. ?Hombre! En Los santos inocentes no hace falta m¨¢s que dejarse llevar por el sentimiento. Hace falta sentir. Pero siendo sensible y sintiendo te dejas llevar y sale eso. Lo otro... ?No te vas a dejar llevar por El vecino del quinto! ?No, hombre, no! ?Hay que fabricarlo, y eso cuesta!
P. Es m¨¢s dif¨ªcil hacer comedia que drama...
R. ?Pero mucho m¨¢s dif¨ªcil! ?D¨®nde va a parar? Arrancar una carcajada... ya no digo una carcajada, ?una sonrisa! Es como un m¨¦dico, hay muchos m¨¦dicos, pero el del coraz¨®n debe ser especialista. Para ser gracioso, para ser un actor c¨®mico, hace falta esa especializaci¨®n. Entonces se dec¨ªa que hab¨ªa que tener vis c¨®mica, y eso es patrimonio de poca gente. Yo era un vehemente fan de un actor que se llamaba Rafael Somoza y admiraba profundamente a Paco Mart¨ªnez Soria. Mucha gente dir¨¢: "Bueno, Paco...". Pero es que era un actor ?pro-di-gio-so! ?Y gracia? ?Ten¨ªa para dar y vender! Hoy no hay actores as¨ª. Paco Mart¨ªnez Soria se empe?¨® durante una parte de su vida: "T¨² eres mi sucesor, yo te formo compa?¨ªa". Y yo: "Que no, que no, Paco, que yo tengo otras miras, no digo que sean mejores o peores, pero yo no quiero vivir toda mi vida encima de un escenario". A los ochenta y tantos a?os segu¨ªa subi¨¦ndose a un escenario dos veces al d¨ªa. ?Estaba loco!
P. Defina usted el landismo.
R. El landismo es algo pr¨¢cticamente inalcanzable, porque yo todav¨ªa no conozco un rodriguismo ni un martinismo ni un jimenezismo. Haber creado, ah¨ª est¨¢, un fen¨®meno sociol¨®gico... ?Ojo! ?Viene en el Espasa! ?Joder, haber conseguido eso! Muchos lo han tomado en el t¨¦rmino peyorativo. Yo estoy orgullos¨ªsimo. Es algo que lleva uno como bandera. Yo soy el que ha creado el landismo, que era una forma de comportarse, de andar por la vida. El landismo es sin¨®nimo de limpieza, f¨ªjate. Yo era un espa?ol medio, que entonces era un t¨ªo peque?o, bajito, rechoncho, cabreado y que adem¨¢s se quejaba de que iba a la cama poqu¨ªsimo. Pero yo emplazo a que alguien vea una pel¨ªcula m¨ªa y diga: "?Qu¨¦ asco!". No. Todo era sonrisa. La gente pod¨ªa pensar: "?ste es un reprimido, pero me cae bien". Eso siempre ha sido una constante en mi vida art¨ªstica.
P. Ha dicho que se retira. Eso, ?va a misa?
R. ?Pero c¨®mo que si va a misa! Va en serio, en serio. Eso que hacen en general muchos toreros, me retiro y al a?o o a los dos a?os vuelven... No, no. Me ha costado mucho decidirme, ?eh? Yo termin¨¦ la pel¨ªcula que estaba haciendo en Oviedo con Garci y a finales de noviembre tuve un momento de reflexi¨®n. Me puse a pensar en eso, en que esto tiene que tener un fin. No se puede uno dejarse arrastrar y prolongar, dilatar... Yo he visto a mucha gente deteriorada. Un d¨ªa vi en un programa de televisi¨®n a alguien a quien yo admiraba mucho. Y le vi mal. Le vi que faltaba ya... Bueno, que sobraba el paso de los a?os. Y me cac¨¦ dici¨¦ndole a la televisi¨®n: "Ret¨ªrate hombre, ret¨ªrate". Y yo me volv¨ª y me dije: "Bueno, y t¨², ?qu¨¦? T¨² dices alegremente a este se?or ret¨ªrate, ret¨ªrate...". Y me mir¨¦ yo al espejo y me dije: "Pues tengo que pensarlo".
P. ?C¨®mo ha cambiado la profesi¨®n, para lo bueno y para lo malo? ?C¨®mo ve a los actores de ahora?
R. Antes, la formaci¨®n generalmente pasaba por el teatro porque no hab¨ªa televisi¨®n. ?Qu¨¦ mala escuela es la tele! ?S¨®lo la tele...! Yo me pongo a ver la tele y no me entero de la mitad. ?No les entiendo! ?No saben hablar! Hoy ha desaparecido la pausa, un arma maravillosa, que permite dominar el ritmo de una frase. Hay que saber dar poca importancia a aquellas cosas en una frase que no tienen demasiada importancia, hacer la pausa, y meter -que eso es lo dif¨ªcil- lo que t¨² quieres. ?Jol¨ªn! ?Eso es una gozada para un actor! Y hoy no saben. ?Por qu¨¦? Una de las causas es que en televisi¨®n es todo ritmo, y confunden el ritmo con correr. "
Babelia
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