Saura contra Saura
Los hermanos del pintor se enfrentan a la viuda y a la hijapor el futuro de la fundaci¨®n de Cuenca
Todo gira alrededor de una ¨²ltima voluntad que se cuestiona, de la legitimidad de las instrucciones post m¨®rtem de uno de los artistas espa?oles m¨¢s importantes de la ¨²ltima mitad del siglo XX. Un enfrentamiento familiar que se basa en la validez de los ¨²ltimos deseos de Antonio Saura de desvincularse de la Fundaci¨®n Antonio Saura de Cuenca, instituci¨®n que ¨¦l mismo puso en marcha junto con el Ayuntamiento de Cuenca y la Junta de Castilla-La Mancha.
Los sucesores (su hija Marina Saura, su viuda Mercedes Beldarra¨ªn y su abogado y albacea Olivier Weber-Caflisch) se agarran a esa ¨²ltima voluntad mientras que los dos hermanos del pintor, Mar¨ªa ?ngeles Saura y Carlos Saura, la niegan. El pasado martes, reunidos en Cuenca, los dos hermanos se incorporaron al patronato tomando abiertamente partido por la Fundaci¨®n de Cuenca, en un comunicado recordaban que se acogen a la sentencia que a su favor emiti¨® el 22 de septiembre de 2005 el Tribunal Supremo y a una "voluntad fundacional que pervive". "Frente a la que no se pueden oponer", a?ad¨ªan, "las instrucciones post m¨®rtem aportadas por las partes demandantes... porque tales documentos, contradictorios con la propia conducta del fundador... generan serias dudas sobre su autenticidad y verdadera voluntad, al no estar escritas de pu?o y letra del fundador".
"Las instrucciones post m¨®rtem son un documento que mi padre escribi¨® a su albacea en el que le indicaba qu¨¦ y c¨®mo deseaba que llevase a cabo diversas cuestiones personales que le afectaban", explica Marina Saura. "Entre ellas estaban las que se refer¨ªan al proyecto de fundaci¨®n. En su testamento, mi padre no hac¨ªa ning¨²n legado a la fundaci¨®n en ciernes y s¨ª, en cambio, especificaba qu¨¦ museos hab¨ªan de recibir obra suya. Reserv¨® para el Museo Reina Sof¨ªa el contenido de la daci¨®n con la que esperaba que su albacea consiguiera pagar el impuesto de sucesiones al Estado espa?ol, lo que felizmente ha sucedido. El Reina Sof¨ªa tiene hoy, pues, la mejor colecci¨®n de obra de Antonio Saura, como mi padre dese¨®".
Una doble p¨¢gina de publicidad publicada el s¨¢bado pasado en el suplemento Babelia de este peri¨®dico ha sido la puntilla que ha provocado la divisi¨®n familiar. En ella, se recog¨ªa una larga lista de firmas en contra del proyecto de Cuenca. "En mi opini¨®n, esa fundaci¨®n no debe existir", se?ala Tom¨¢s Llorens, uno de los firmantes. "Todo lo s¨¦ de primera mano porque Antonio me pidi¨® que fuera patrono de la fundaci¨®n y lo fui. Recuerdo perfectamente la ¨²ltima reuni¨®n, se discuti¨® el futuro de la fundaci¨®n y Antonio sali¨® totalmente decepcionado. La cantidad de dinero fijado era rid¨ªculo y ¨¦l sinti¨® una enorme decepci¨®n. ?l lo dej¨® claro en su ¨²ltima voluntad y esa voluntad debe ser respetada ante todo y por encima de todo".
El texto firmado lleva casi un a?o circulando por la Red y recoge firmas para apoyar la fundaci¨®n que las herederas del pintor han creado en Ginebra. Entre los firmantes, por error, aparec¨ªa Antonio Saura Medrano, hijo de Carlos Saura. "Mantengo absoluta neutralidad en este asunto y por eso no quiero pronunciarme en ning¨²n sentido", dice Saura Medrano. "Tengo muy buena relaci¨®n con Marina, que se ha disculpado por el error, y con mi padre. Yo no tengo la informaci¨®n que tienen ellos. S¨®lo puedo decir que me da mucha pena que se tomen decisiones tan radicales y que se llegue a este punto. Creo que se debe, y se puede, llegar a un acuerdo".
"Es una situaci¨®n horrible", reconoce Mar¨ªa ?ngeles Saura, hermana peque?a del pintor. "Esto nos espanta a Carlos y a m¨ª. Antonio detestaba estos circos. Pero llevamos nueve a?os al margen, intentando no mezclarnos, intentando razonar con Marina, y es imposible. Despu¨¦s de leer el contenido de la sentencia del Tribunal Supremo las cosas cambiaron. El supuesto documento est¨¢ escrito a m¨¢quina y sencillamente no es admisible para las leyes espa?olas. Pero, adem¨¢s, hay un mont¨®n de peque?os detalles: amigos ¨ªntimos que estuvieron con ¨¦l antes de morir, como su editor Hans Meinke, que por nuestra voluntad ahora forma parte del patronato de la fundaci¨®n, o nosotros mismos, que estuvimos con Antonio durante su enfermedad y hablamos mucho con ¨¦l. Es cierto que Antonio tuvo momentos de desaliento, estaba muy enfermo, le desesperaba la lentitud de los tr¨¢mites, que no fueran a la velocidad que ¨¦l deseaba, pero ¨¦l quer¨ªa esa fundaci¨®n y ten¨ªa mucha ilusi¨®n puesta en ella. Nosotros, finalmente, hemos decidido que debemos implicarnos por amor y respeto a ¨¦l".
Una voluntad a m¨¢quina
Antonio Saura falleci¨® el 22 de julio de 1998 en Cuenca, la ciudad donde est¨¢n enterradas sus hijas Elena y Ana. Once d¨ªas antes de morir v¨ªctima de una leucemia, Saura firm¨® un ¨²ltimo deseo ante su albacea testamentario, el abogado Olivier Weber-Caflish. Ped¨ªa que se desvinculara su nombre de la fundaci¨®n que hasta ese momento se proyectaba en Cuenca y en la que ¨¦l hab¨ªa participado activamente. El documento, firmado por ¨¦l, est¨¢ escrito a m¨¢quina.
Durante nueve a?os, los sucesores del pintor (su viuda, Mercedes Beldarra¨ªn, su hija, Marina Saura, y su abogado y albacea Olivier Weber-Caflish) han mantenido un largo litigio con las instituciones de Cuenca. El 22 de noviembre de 2005, el Tribunal Supremo emiti¨® una sentencia que pon¨ªa fin a la batalla legal y que daba la raz¨®n a la fundaci¨®n. Seg¨²n la sentencia, que la ¨²ltima voluntad de Saura no sea un texto de pu?o y letra cuestiona su validez.
Babelia
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