Un fil¨®sofo al cuidado del presente
Por una de esas curiosas constelaciones astrales que de vez en cuando se dibujan sobre el firmamento editorial coinciden en el tiempo -aunque no en el espacio: han aparecido en pa¨ªses diferentes, Italia y Espa?a- dos libros cuyo denominador com¨²n es la figura del fil¨®sofo calabr¨¦s Giacomo Marramao. El primero es una cl¨¢sica Festschrift, un volumen de homenaje que, con ocasi¨®n del sexag¨¦simo aniversario del autor, recoge contribuciones de un conjunto muy significado de pensadores de todo el mundo, lo que no deja de proporcionar una indicaci¨®n relevante acerca de la capacidad de convocatoria intelectual del homenajeado. Bajo el t¨ªtulo Figure del conflitto el compilador ha reunido trabajos de fil¨®sofos tan destacados -y diversos entre s¨ª- como Marc Aug¨¦, Remo Bodei, Massimo Cacciari, Manfred Frank, Axel Honneth, Toni Negri, Franco Rella o Gianni Vattimo.
Quien desee conocer las razones de tan notable capacidad de convocatoria har¨¢ bien en adentrarse en las p¨¢ginas del segundo libro al que empezaba aludiendo, Pasaje a Occidente. A lo largo de ellas Giacomo Marramao, adem¨¢s de hacer gala de un s¨®lido conocimiento de los cl¨¢sicos, despliega una perspicacia argumentativa y una originalidad en el enfoque ciertamente dignas de menci¨®n. Los ejes mayores de su propuesta intelectual (el problema de lo pol¨ªtico, la relaci¨®n entre historia y temporalidad o la pareja global/local) se trenzan en una reflexi¨®n que va cobrando especificidad a medida que avanza en el di¨¢logo con los pensadores que han ido abordando los mismos asuntos. Conviene a advertir que el valor de la propuesta corre paralelo a su dificultad o, m¨¢s precisamente, a las dificultades de muy diverso tipo que acompa?an a aqu¨¦lla.
Por hacer referencia en este contexto ¨²nicamente a las dificultades de car¨¢cter te¨®rico-terminol¨®gico (lo que no pretende en absoluto minimizar la importancia de las de car¨¢cter pr¨¢ctico-pol¨ªtico): los usos de las diversas categor¨ªas en juego a menudo son fuente de confusi¨®n. El continuo discursivo que se acostumbra a establecer entre globalizaci¨®n-universalidad-Occidente deja sin plantear algunas de las cuestiones tal vez m¨¢s necesitadas de clarificaci¨®n. Es probable que este aparente descuido constituya el indicador de alguna insuficiencia. Como parecen serlo tambi¨¦n algunos revivals doctrinales. Por mencionar unos pocos: regresan al escenario te¨®rico los situacionistas, debatimos de nuevo acerca de la posibilidad de transformar el sistema desde dentro -con la pintoresca reivindicaci¨®n de la condici¨®n de antisistema por parte de algunos-, se postulan -como si fueran hallazgos te¨®ricos alternativos- unos presuntos universales concretos que desprenden el mismo aroma discursivo que aquellas totalidades concretas de nuestra juventud, etc¨¦tera.
No pretendo insinuar que permanezcamos, inm¨®viles, en el mismo punto que hace unos a?os. Determinadas realidades han irrumpido en el imaginario te¨®rico preexistente generando efectos irreversibles. Cuando ?tienne Balibar se refiere al proceso que com¨²nmente denominamos globalizaci¨®n en t¨¦rminos de universalidad real o cuando Pietro Barcellona valora este mundo globalizado en el que vivimos como el "triunfo de lo privado" parecen estar intentando introducir una distinci¨®n entre formas ficticias de lo universal y formas genuinas o aceptables. Pero probablemente no baste con ello o, mejor dicho, convenga avanzar en esa direcci¨®n para resolver la insuficiencia a la que me refer¨ªa hace un momento.
Hacia el final de su libro, Marramao escribe "tenemos que aprender a pensar la continuidad como algo diferente de la identidad", palabras con las que proporciona una pista fecunda acerca de la v¨ªa que resulta recomendable seguir. La vieja manera de plantear la contraposici¨®n entre universalismo y diferencia, consistente en dar por supuesto que el primer t¨¦rmino de la pareja designa aquel elemento o rasgo susceptible de ser encontrado en cualesquiera de los miembros de un universo, en la medida en que consideraba a dicho elemento o rasgo como algo dado, como una cuesti¨®n de hecho, ha ido demostrando, al ser confrontada con el estallido de las particularidades, su patente inutilidad. Deber¨ªamos decir que universal es aquello que merece ser compartido por toda la humanidad (Alain Badiou ha presentado una definici¨®n de "enunciado universal" pr¨®xima a ¨¦sta). Se observar¨¢ que la formulaci¨®n implica dos elementos importantes. Designa una tarea, una empresa pendiente, un horizonte hist¨®rico; y presupone la igualdad por encima o m¨¢s all¨¢ de las identidades.
As¨ª las cosas, el desaf¨ªo que un universalismo entendido de semejante manera debe afrontar en el mundo de hoy es doble. Por una parte, ha de medirse con un individualismo donde el repliegue de los sujetos sobre s¨ª mismos se sustancia, o bien en una banalidad sin ambici¨®n transformadora alguna, o bien en una ansiedad provocada por la impotencia para incidir a tal escala en el desarrollo social y pol¨ªtico de la realidad en la que viven. Por otra, debe proporcionar respuesta a un comunitarismo que, utilizando el argumento de que es necesario atender a las concretas formas de vida del grupo, "tiende a reconducir al seno de las especificidades culturales el tema de la solidaridad y de los valores compartidos", por utilizar las propias palabras de Marramao.
No son desaf¨ªos sim¨¦tricos,
o por un igual inquietantes. A modo de ilustraci¨®n del segundo y de su importancia, concluir¨¦ con una an¨¦cdota. Hace pocas semanas escuch¨¦ en un programa de debate de la televisi¨®n p¨²blica catalana, c¨®mo un soci¨®logo manifestaba su estupor por el hecho de que una emisora que se publicita como la radio nacional de Catalu?a hubiera finalizado su bolet¨ªn horario con la noticia del asesinato de una mujer a manos de su marido ?en Orusco de Taju?a! (esto es, fuera de los l¨ªmites del territorio aut¨®nomo, lo que, seg¨²n parece, convert¨ªa a la v¨ªctima en una v¨ªctima estatal, por decirlo con la jerga al uso). El soci¨®logo en cuesti¨®n interpretaba la an¨¦cdota como un claro signo de la creciente falta de conciencia nacional, del descentramiento de la comunidad, y propon¨ªa medidas. Si esto no implica subordinar el valor solidaridad a valores culturales de cohesi¨®n, que venga Deu y lo vea.
Giacomo Marramao. Pasaje a Occidente. Katz Editores. Buenos Aires, 2006. 260 p¨¢ginas. 24 euros. Figure del conflitto. Studi in onore di Giacomo Marramao. Edici¨®n al cuidado de Alberto Martinengo. Valter Casini Editore. Roma, 2006. 420 p¨¢ginas.
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