Las trampas de la belleza
Philippe Jaccottet (Moudon, Suiza, 1925) es uno de los grandes poetas franceses contempor¨¢neos. Ha escrito poemas (sobre todo), prosas varias, notas de viaje, ensayos... y una novela corta, libro que hoy nos ocupa y del que hay que apresurarse a decir que se trata de un texto muy singular, al que Louis-Ren¨¦ des F?rets calific¨® con todo acierto de "novela ontol¨®gica". No se asuste el lector ante el calificativo: es un relato excepcional y fascinante, como explicar¨¦ a continuaci¨®n.
La novela cuenta el reencuentro entre un viejo maestro y su disc¨ªpulo; ¨¦ste, que no ha vuelto a verlo desde hace muchos a?os, regresa para visitarlo y se entera de que el maestro ha abandonado a su mujer y a su hijo y se ha recluido en un rinc¨®n miserable de un barrio marginal de una ciudad (?Par¨ªs?) al abrigo de todo contacto; se encuentra en una crisis de autodestrucci¨®n que ha decidido afrontar solo y escondido en sus ¨²ltimos a?os de vida; no ve a nadie y sus allegados han dejado de intentar acercarse a ¨¦l, pero atiende a la llamada de su disc¨ªpulo y le recibe. Lo que escuchamos en estas ciento y pico de p¨¢ginas es la voz del disc¨ªpulo como narrador. En la parte primera, el relato de aquella visita y en la segunda, la recapitulaci¨®n del disc¨ªpulo tiempo despu¨¦s, cuando ha llegado a la edad del maestro. El disc¨ªpulo, cuando se alej¨® del maestro lo dej¨® en estado de serenidad y se fue a buscar por su cuenta el "caminar en la belleza de la luz que yo imaginaba que ¨¦l estaba so?ando". Eso cree haber aprendido. A su vuelta le reencuentra en estado de suma desgracia.
LA OSCURIDAD
Philippe Jaccottet
Traducci¨®n de Rafael-Jos¨¦ D¨ªaz
Artemisa. Tenerife, 2006
136 p¨¢ginas. 15 euros
Los dos hablan en la noche,
una noche larga, dif¨ªcil, confidencial. "No es sino el tiempo lo que me ha destruido", dice el maestro, que a?ade luego: "Despu¨¦s de haber aparecido como fuente de luz, la muerte se convierte en la verdadera oscuridad"; su historia personal es el paso que va de interrogar a la muerte como referente ¨²ltimo de una vida luminosa por conquistar y poseer al de recibir a la muerte como una percepci¨®n del fin. El maestro vencido y temeroso de la oscuridad habla, y el narrador no deja de advertir, dirigi¨¦ndose a la extinci¨®n y descre¨ªdo de todo, el maestro se emplea a fondo en utilizar las palabras con precisi¨®n y belleza; quiz¨¢ son las palabras su ¨²ltima posesi¨®n. Por lo dem¨¢s, lo que cuenta es su rendici¨®n y su miedo, como constata el disc¨ªpulo. Lo ¨²nico que encuentra vivo en ¨¦l, para mayor desolaci¨®n, es el sentimiento de la nulidad de la vida. No se explica el penoso trayecto hacia la nada en aquel que ha sido para ¨¦l un maestro de verdad.
En la segunda parte, la oscuridad (que no es otra cosa que la muerte) no se concentra en una noche; al contrario, casi parece disiparse cuando entran por el recuerdo del disc¨ªpulo dos episodios de luz del maestro: la relaci¨®n con la joven actriz con la que ¨¦l le sorprendi¨® (el mismo d¨ªa que lo vio en persona por vez primera) y la relaci¨®n con la esposa y el hijo, es decir, dos episodios de amor. En ambos se manifiesta la clave de la derrota, que no es sino el deseo de tenerlo todo; lo que le derrota es el orgullo, la aspiraci¨®n de absoluto porque, parad¨®jicamente, lo coloca en una situaci¨®n de indefensi¨®n ante la realidad pues busc¨® el secreto de la vida fuera de la molesta verdad de su incertidumbre: "Tan modesto, tan despreocupado en apariencia ?no hab¨ªa intentado tenerlo todo?: la gloria sin sus compromisos, el amor sin sus peligros, la desgracia sin su veneno...". En definitiva su b¨²squeda de la luz fue una aspiraci¨®n de pureza y sabidur¨ªa que le condujo, parad¨®jicamente, a rehusar los compromisos que la vida exige; entonces, cuando la oscuridad ataca, el maestro descubre su fragilidad. Y se pregunta el disc¨ªpulo: "Todo lo que debo saber es si la desgracia pod¨ªa ser evitada; dicho de otro modo, si es fatal que el hombre l¨²cido se hunda". Y en esta tesitura encontramos al narrador de la segunda parte, cuando a su vez ¨¦l ha llegado a la etapa final y se encuentra entre la luz y la oscuridad, la serenidad y la desesperaci¨®n.
El relato parece hallarse fue
ra de tiempo y espacio, pero es apariencia. Lo que lo construye es la esencia de lo humano contempor¨¢neo, del sentido de un mundo donde "que Dios se calle, o est¨¦ muerto, o sea definitivamente extranjero, lejos de privar al mundo de su fuego (me) parece m¨¢s bien que se lo da: una especie de promesa que no prometer¨ªa nada": he aqu¨ª el suelo que pisa el hombre actual: pura incertidumbre. Pero, ciertamente, esta novela de bell¨ªsima expresividad es una verdadera ontolog¨ªa propuesta y resuelta en forma de literatura. No f¨¢cil, pero fascinante. Y acaba mostrando una interrogante que se llena de sugerencia y que deja al autor frente a la escritura de manera terminante: la palabra y la muerte, ?cu¨¢l de las dos es m¨¢s cierta?
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