Y Santas Pascuas, PP
Entre una patada y un portazo, se revela la crisis del PP. Si V¨ªctor Campos es el heraldo de un probable cataclismo, Joaqu¨ªn Calomarde es la met¨¢fora de una derecha que se cobija en la intimidad de su caverna y expele horrorizada cualquier s¨ªntoma de libertad. V¨ªctor Campos se expande hacia sus juegos de adolescencia, despu¨¦s de salir por piernas del cuarto oscuro donde lo hab¨ªa encerrado Francisco Camps. Mientras, el ejecutivo se conmociona y dispone el registro de bajas: es el destino de cuantos no consigan encaramarse a las listas municipales y auton¨®micas, y aun de aquellos que encaramados se pudran finalmente en el fondo de una urna. Poco antes de la confrontaci¨®n electoral, las dos facciones del PP valenciano van a medir sus fuerzas en la negociaci¨®n de las candidaturas. A Camps el desaire del vicepresidente lo hace m¨¢s vulnerable, no solo frente a sus adversarios naturales, sino respecto a un zaplanismo que no est¨¢ dispuesto a tolerar exclusiones y que se apresura a defender, con u?as y dientes, sus ¨²ltimas posiciones, lista a lista. La posibilidad de que la mayor¨ªa absoluta, en nombre de la cual se han perpetrado tantos abusos, pueda quedar hecha unos zorros, azuza a ambos sectores a un choque que los deje exhaustos. Y de nada sirve que Camps niegue sistem¨¢ticamente escaramuzas y zancadillas internas. El PP, en el Pa¨ªs Valenciano, como en el resto de Espa?a, se descompone y hiede, larvado como anda de su muy floreciente y extremada reserva. En Castell¨®n, la cabeza de lista auton¨®mica, tras el portazo de Campos, la puede ocupar Vicente Rambla. Pero, tal y como est¨¢n las cosas, conviene percatarse d¨®nde se coloca la cabeza, porque hay listas tan afiladas como la guillotina. ?Y la de Alicante? Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, guardi¨¢n de la parcela pol¨ªtica y edificativa de Zaplana, apuesta por Julio de Espa?a, en tanto los campistas quieren a Gerardo Camps, en lo m¨¢s alto de la candidatura: Julio de Espa?a ya est¨¢ para el Senado, comenta alguno. Luego, lo de las municipales, que la de Alicante tiene tambi¨¦n su miga. El dorsal n¨²mero dos, lo quiere Ripoll que, por supuesto, trata de repetir al frente de la Diputaci¨®n, aunque tal prop¨®sito no debe resultarle nada conveniente a D¨ªaz Alperi, una vez m¨¢s y seguro candidato a la alcald¨ªa -salvo imprevistos-, quien se inclina por otros nombres que le cubren mejor las espaldas. Como se ve, entre tantos tejemanejes y reparto de canonj¨ªas, todo un fresco de ambiciones personales y de clientela, que muestran un partido en descomposici¨®n y ajeno a los intereses generales. Su crisis se ha revelado ¨²ltimamente en el portazo del vicepresidente del Consell V¨ªctor Campos y en la destituci¨®n del diputado popular al Congreso Joaqu¨ªn Calomarde, a quien han relevado de la portavoc¨ªa adjunta de la Comisi¨®n de Educaci¨®n. El diputado valenciano Joaqu¨ªn Calomarde public¨®, en este mismo diario, un art¨ªculo denunciando el boicot de su partido a PRISA. El PP tiene miedo a la libertad. Pues eso, a la caverna. Y santas pascuas.
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