Sarkozy cree en el determinismo gen¨¦tico de pederastas y suicidas
El candidato conservador y Le Pen se disputan el voto de la extrema derecha
A dos semanas de la cita con las urnas en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia, la campa?a parece haber encontrado en el ultraderechista Jean Marie Le Pen un director de orquesta. La inmigraci¨®n, la identidad nacional, la bandera y la delincuencia, los temas cl¨¢sicos que le llevaron a pasar a la segunda vuelta en 2002, han ocupado el centro del debate sin que Le Pen haya tenido que insistir demasiado en ellos.
Nicolas Sarkozy es quien mejor se atiene a esta partitura marcada por Le Pen, e incluso va m¨¢s lejos se?alando el determinismo gen¨¦tico de los pederastas y los j¨®venes suicidas. Y el l¨ªder de la extrema derecha francesa responde h¨¢bilmente al conservador pas¨¢ndole por la izquierda al visitar las barriadas m¨¢s conflictivas de la periferia y que el ex ministro del Interior no se atreve a pisar.
La ¨²ltima sorpresa que ha deparado Sarkozy ha llegado de la mano de una larga conversaci¨®n con el fil¨®sofo Michel Onfray en la revista Philosophie. En ella, el candidato de la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP) se inclina a pensar que se nace pederasta y que "el problema es que no sabemos c¨®mo gestionar esa patolog¨ªa". Y para remachar su creencia en el determinismo gen¨¦tico, a?ade: "Cada a?o se suicidan en Francia entre 1.200 y 1.300 j¨®venes. No es porque sus padres no se hayan ocupado de ellos, sino porque, gen¨¦ticamente, ten¨ªan una fragilidad, un dolor previo".
Desde la izquierda, estas declaraciones han provocado toda clase de calificativos, empezando por los que recuerdan a Sarkozy que esto es precisamente lo que pensaban los nazis. La socialista S¨¦gol¨¨ne Royal, que intenta evitar referirse a su rival tras protagonizar varios rifirrafes la semana pasada, lo consider¨® "sorprendente".
"Es una declaraci¨®n muy grave", dijo el centrista Fran?ois Bayrou, "porque esto significar¨ªa que no tenemos posibilidad alguna, que nuestro destino est¨¢ decidido. No creo que haya un psiquiatra en Francia que no tiemble al escuchar estas declaraciones".
Pero el episodio m¨¢s sorprendente de este largo fin de semana lo protagoniz¨® Le Pen el viernes. Cit¨® a varias cadenas de televisi¨®n en su feudo de Saint Cloud para "un viaje sorpresa". Los subi¨® en un autob¨²s y se dirigi¨® con ellos a Argenteuil, en la periferia parisiense, uno de los lugares emblem¨¢ticos de la rebeli¨®n de las barriadas de 2005, concretamente el lugar en el que Sarkozy, en su calidad de ministro del Interior, hab¨ªa tildado de "escoria" a los j¨®venes delincuentes y prometido limpiar las calles a manguerazos.
Mientras el candidato conservador -que no ha podido visitar estos lugares de la periferia- se ve¨ªa obligado a cancelar una aparici¨®n en un barrio de las afueras de Ly¨®n porque le aguardaban manifestantes hostiles, Le Pen les arengaba en Argenteuil. "Si algunos quieren limpiaros con mangueras de presi¨®n para excluiros, nosotros queremos ayudaros a salir de estos guetos de barriadas en los que los pol¨ªticos franceses os han aparcado para luego llamaros escoria", les dec¨ªa el candidato del Frente Nacional a los sorprendidos paseantes de Argenteuil. "No he venido a hacer un safari pol¨ªtico-medi¨¢tico, sino a daros una esperanza real para vuestro futuro", proclamaba Le Pen a trav¨¦s de su altavoz port¨¢til.
"Gracias por dejarme hablar aqu¨ª, en este lugar adonde ni siquiera nuestro ex ministro del Interior se atreve a venir", a?adi¨®. H¨¢bilmente, cuando corri¨® la voz de su presencia en el barrio y empezaron los primeros insultos y las primeras concentraciones, se subi¨® a su veh¨ªculo y abandon¨® la banlieue sin demora.
Un cordero negro
Para acabar de arreglarlo, Azouz Begag, que como ministro para la Igualdad de Oportunidades ha compartido hasta hace unos d¨ªas el banquillo del Gobierno con Sarkozy, acaba de publicar un libro titulado Un cordero negro en la ba?era, en referencia a la frase utilizada por el candidato de la UMP en un programa de televisi¨®n para referirse a las costumbres de los musulmanes. Begag, el ¨²nico ministro de origen magreb¨ª, explica que Sarkozy le llam¨® "cabr¨®n" y "gilipollas" y le amenaz¨® con "romperle la cara" por haber criticado precisamente su gesti¨®n durante los disturbios de oto?o de 2005 y la "sem¨¢ntica belicosa" con la que provocaba a los j¨®venes. "No recuerdo haber insultado a Begag", replic¨® Sarkozy, "¨¦sos no son mis m¨¦todos".
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