Matar para vivir
Todos los que han intentado negociar con ETA -gobiernos y partidos- se han sentido en alg¨²n momento desconcertados porque la l¨®gica de los intereses que gu¨ªa las negociaciones normales entre instituciones y partidos no siempre funciona con los terroristas. El Gobierno pens¨® que para ETA era tan importante que Batasuna se pudiera presentar a las elecciones -por presencia pol¨ªtica, por poder institucional, por dinero- que para conseguirlo estar¨ªa dispuesta a dar los pasos suficientes como para poder vestir decorosamente el mu?eco. Una vez m¨¢s ha resultado que a ETA le importa ETA y no Batasuna, que no es m¨¢s que una franquicia al servicio de los terroristas, y que ETA sigue considerando, a pesar de todas las evidencias, que no ha llegado su hora y que quiere seguir viviendo. Y naturalmente ETA s¨®lo tiene una manera de vivir: matar. Sin la amenaza de la violencia sencillamente no existir¨ªa, aun en el caso de que no desapareciera formalmente.
Con el cambio de situaci¨®n penitenciaria de De Juana Chaos, probablemente el Gobierno ha evitado que ETA asesinara
Desde hace varias semanas se esperaba alg¨²n comunicado de ETA. Las primeras se?ales dieron p¨¢bulo a versiones ilusas que ahora se ha visto que no ten¨ªan nada que ver con la realidad. A medida que pasaban los d¨ªas y el comunicado no llegaba se iban desvaneciendo las hip¨®tesis optimistas. El comunicado ha llegado en fecha se?alada, en forma de una entrevista confusa y llena de ret¨®rica en el diario Gara. En un ejercicio insulso de palo y zanahoria, ETA dice una sola cosa importante: "que siguen vigentes las razones para utilizar la lucha armada". Y la concreta advirtiendo de que si Batasuna no se puede presentar a las municipales "ETA lo tomar¨¢ muy en cuenta". O sea, el retorno a los atentados tiene fecha, salvo que la polic¨ªa lo impida y los comandos sigan cayendo antes de cometer sus fechor¨ªas, como ha ocurrido a menudo, en las ¨²ltimas legislaturas, tanto con el PSOE como con el PP.
Es muy dif¨ªcil que una organizaci¨®n terrorista que no tiene que dar cuenta de sus resultados decida dejarlo simple y llanamente. Pero ETA ten¨ªa maneras de facilitar que Batasuna estuviera en las urnas. Ha preferido que no est¨¦ y que le sirva de coartada para recuperar su capacidad de amenaza, con lo cual hay poco que contar. L¨¦ase como se quiera, pero la entrevista de Gara confirma que el proceso actual de fin de la violencia se ha terminado por decisi¨®n de ETA, como ya hab¨ªa quedado claro en el atentado de la T-4. Por mucho que ETA diga que aquello s¨®lo fue una advertencia, la apelaci¨®n a las armas deja las cosas muy claras: ETA no ha decidido dejarlo. Y sin esta decisi¨®n todo lo dem¨¢s sobra. Con lo que al Gobierno no le queda otro remedio que endurecer su posici¨®n, impedir por todos los medios legales que Batasuna se presente a las elecciones y preparar a la ciudadan¨ªa ante la posibilidad de un pr¨®ximo atentado.
Parad¨®jicamente, la intransigencia de ETA deja al PP sin gasolina para su estrategia de oposici¨®n. ETA se cierra en banda, Zapatero, obviamente, abandona cualquier veleidad contemporizadora. El Gobierno reitera lo que ha dicho desde el primer momento: o Batasuna cumple con la ley de partidos o Batasuna no va a las elecciones. Con lo cual todos los procesos de intenciones que el PP ha hecho a Zapatero atribuy¨¦ndole supuestos compromisos con ETA son papel mojado. Y con ellos queda ahogado el intento de cazar en falso a Zapatero en su pol¨ªtica antiterrorista. La perorata del inefable Acebes -fatua repetici¨®n eterna de lo mismo- pidiendo a Zapatero que diga lo que ya ha dicho mil veces constata la desorientaci¨®n. ?Qu¨¦ quiere el PP? ?Que, ante un comunicado de ETA, Zapatero se arrodille ante Rajoy diciendo que lo ha hecho muy mal? Al PP s¨®lo le queda decir que ¨¦l ya avis¨®, que este proceso s¨®lo pod¨ªa acabar as¨ª. Triste consuelo cara a una opini¨®n p¨²blica deseosa de que esta pesadilla acabe de una vez. El fracaso del proceso no es una buena noticia para nadie, ni siquiera para el PP. La nueva amenaza de ETA llega cuando el proceso estaba ya totalmente deshilachado. La ciudadan¨ªa ya empieza a tener amortizada esta nueva frustraci¨®n.
Y, sin embargo, ?estamos como despu¨¦s de la tregua de Lizarra? No. Estamos significativamente mejor. Esta vez el PNV est¨¢ del lado del Gobierno sin equ¨ªvoco alguno. Y la capacidad de ETA -m¨¢s despu¨¦s del desmantelamiento del nuevo comando Donosti- est¨¢ muy por debajo. La contundencia de Josu Jon Imaz e incluso del propio lehendakari es el aspecto m¨¢s positivo de esta coyuntura. "Que se olviden de nosotros. Ya hemos aguantado demasiado". Cierto que esta expresi¨®n de Imaz puede prestarse a alguna iron¨ªa: han tenido mucha paciencia, demasiada. Pero es cierto tambi¨¦n que en la anterior tregua el PNV se dej¨® arrastrar al frente nacionalista por Batasuna y ETA y que en ¨¦sta, sin embargo, han estado siempre cerrando filas con el Gobierno. Los que se niegan a aceptar cualquier diferencia entre ETA-Batasuna y el nacionalismo democr¨¢tico dir¨¢n que el giro del PNV es t¨¢ctico, fruto de la debilidad de la organizaci¨®n terrorista. Ojal¨¢ fuera cierto. Significar¨ªa que ETA est¨¢ realmente en tiempo de descuento.
Hay razones para temer que la pr¨®xima declaraci¨®n de ETA sea en la campa?a electoral de las municipales y lo haga en forma de atentado. La peque?a historia de la organizaci¨®n terrrorista abona esta idea. As¨ª lo hizo despu¨¦s de la tregua de Lizarra. A las fuerzas de seguridad del Estado corresponde evitarlo. Estos ¨²ltimos cuatro a?os hemos vivido el periodo con menos atentados de la historia de ETA. La ciudadan¨ªa, especialmente la vasca, se hab¨ªa acostumbrado a eso. Cada vez le ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil a ETA explicar a los suyos por qu¨¦ vuelve a matar. ETA est¨¢ m¨¢s deslegitimada que nunca. Por mucho que diga el Partido Popular.
Es obligaci¨®n de los gobiernos garantizar la seguridad de las personas. Es duro pensar que probablemente alguien ser¨¢ asesinado en las pr¨®ximas semanas. El Gobierno, sin violar en lo m¨¢s m¨ªnimo la legalidad, con el cambio de situaci¨®n penitenciaria de De Juana Chaos, probablemente evit¨® que ETA asesinara. Y a m¨ª me parece irreprochable desde el punto de vista de evitar un mal mayor. Ahora, no. Ahora no hay margen. Ya no caben soluciones imaginativas. Al chantaje de ETA -o Batasuna va a las elecciones o asesinamos- s¨®lo cabe oponer la ley. Y la ley significa obligar a Batasuna a cumplirla y activar al m¨¢ximo las fuerzas de seguridad para evitar el atentado.
Queda una sensaci¨®n muy amarga: que haya tenido que fracasar el proceso de paz para que se pueda, quiz¨¢, recomponer la unidad de los grandes partidos en la lucha contra el terrorismo. Zapatero no supo atraer al PP. Y el PP no quiso. Ser¨ªa obsceno que el PP planteara ahora este fracaso como una victoria.
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