"Mourinho era mi amigo hasta que le gan¨¦"

Ya saben que se van a enfrentar en las semifinales de la Liga de Campeones y no han tardado en caldear el ambiente. Liverpool y Chelsea volver¨¢n a verse las caras en la m¨¢xima competici¨®n continental el pr¨®ximo 24 de abril y sus entrenadores, Rafa Ben¨ªtez y Jos¨¦ Mourinho, han comenzado su tradicional cruce de declaraciones para ir atizando la espera. Ambos t¨¦cnicos son algo m¨¢s que rivales y se parecen mucho, tanto en su concepci¨®n del f¨²tbol como en el modo de dirigir a sus equipos. Tambi¨¦n tienen caracteres similares. Son latinos, tienen cuentas pendientes y ninguno se arredra en el viejo arte de generar pol¨¦mica desde los banquillos para preparar los partidos importantes.

Esta vez fue Mourinho quien abri¨® la espita. Preguntado por qui¨¦n ve¨ªa favorito en la eliminatoria, el portugu¨¦s no lo dud¨®. "El Liverpool", dijo; "porque s¨®lo est¨¢ jugando en dos competiciones", remat¨® con sorna. Los reds, terceros en Liga a 18 puntos del l¨ªder, el Manchester United, s¨®lo aspiran a ganar este a?o la Champions. El Chelsea, sin embargo, tiene m¨¢s frentes abiertos: ya ha ganado la Carling Cup, est¨¢ en semifinales de la Copa y est¨¢ a s¨®lo tres puntos de la cabeza en la Premier.

A Ben¨ªtez, el comentario no le ha sentado bien y ha devuelto el dardo envenenado. "Mourinho y yo ¨¦ramos buenos amigos... hasta que nosotros le empezamos a ganar", ironiz¨® el t¨¦cnico madrile?o. Pero no se lo toma como algo personal. "Le pasa con todos los entrenadores de los buenos equipos y se lleva bien con los de los conjuntos a los que gana", abund¨®. Y tir¨® de sarcasmo para arremeter contra los londinenses, un equipo dise?ado a base de talonario, la inagotable chequera del due?o del club, el multimillonario ruso Roman Abramovich. "S¨ª, nosotros s¨®lo tenemos un trofeo en mente; reconoci¨® Ben¨ªtez, "pero no creo que ellos quieran cambiar su situaci¨®n por la nuestra. Se han gastado mucho dinero en los ¨²ltimos cinco a?os y son competitivos en todos los torneos. No se pueden quejar por eso".

Ben¨ªtez y Mourinho presentan perfiles similares. Dos t¨¦cnicos que no hicieron carrera como jugadores y que viven obsesionados por la t¨¢ctica, pegados a sus pantallas de ordenador, analizando cada una de las posibles variables que se pueden presentar en un partido para saber c¨®mo afrontarlas. Llevan su vestuario con mano de hierro y disciplina castrense, y ninguno tiene pelos en la lengua a la hora de salir a la palestra y criticar lo que haya que criticar. Quiz¨¢ por tantas coincidencias ten¨ªan una relaci¨®n cordial, algo raro teniendo en cuenta las desavenencias de Mourinho con t¨¦cnicos como Ars¨¨ne Wenger, del Arsenal, o Alex Ferguson, del Manchester United.

El enfrentamiento dial¨¦ctico entre ambos t¨¦cnicos tiene un punto de inflexi¨®n: la victoria del Liverpool sobre el Chelsea en las semifinales de la Liga de Campeones de 2005, con un pol¨¦mico gol de Luis Garc¨ªa, cuyo remate fue validado por el ¨¢rbitro pero no lleg¨® a entrar en la porter¨ªa. Una jugada que Mourinho tiene grabada a fuego en su cabeza. "El ¨²nico gol que me ha marcado una afici¨®n lo sufr¨ª en Liverpool", coment¨® el luso en la v¨ªspera de la vuelta de los cuartos frente al Valencia, en referencia a la presi¨®n que ejercieron las gradas de Anfield sobre el ¨¢rbitro de aquel partido para que concediera el tanto. Mourinho recuerda y no perdona, pero asegura que en el Chelsea no hay sed de revancha, sino que s¨®lo piensan en "ser los mejores" y en ganar el ¨²nico torneo que les falta a los blues. "La revancha no existe para m¨ª, ni en el f¨²tbol ni en la vida", cerr¨®.