La ficci¨®n y sus trampantojos
Regresa la narrativa d¨ªscola y deslumbrante de la brit¨¢nica A. S. Byatt (Sheffield, 1936), la gran dama de la ficci¨®n posmoderna desde que gan¨® el Booker Prize con Posesi¨®n (1990), una de las novelas m¨¢s poderosas de las ¨²ltimas d¨¦cadas, ejemplo mod¨¦lico de pastiche y de di¨¢logo entre teor¨ªa literaria, historia y ficci¨®n, as¨ª como una muy l¨²cida reflexi¨®n acerca del significado de la ficci¨®n, a estas alturas de la vida. Ambas cosas encontrar¨¢ el lector en El libro negro de los cuentos (2003), volumen que se abre con 'La cosa del bosque', ir¨®nico ejercicio encaminado a reescribir un cuento tradicional de la mano de cenagosos monstruos enfrentados a ni?os de peluche como Penny y Primrose, que interpretan su papel de personajes de cuento que juegan con las propias convenciones del g¨¦nero, reconstruyendo el imaginario por medio de referencias a Hansel y Gretel, f¨®rmulas cl¨¢sicas de arranque ("hab¨ªa una vez dos ni?itas que vieron una cosa en el bosque...
EL LIBRO NEGRO DE LOS CUENTOS
A. S. Byatt
Traducci¨®n de Susana Rodr¨ªguez-Vida
Alfaguara. Madrid, 2007
212 p¨¢ginas. 18,50 euros
"), juegos metaficcionales ("-Tenemos que tener cuidado con no perdernos -dijo Penny-. En los cuentos, la gente hace marcas en los troncos de los ¨¢rboles o deja un rastro de guijarros blancos, para encontrar el camino de vuelta") y deliciosos homenajes a tantos lugares comunes del g¨¦nero ("compartieron otro trocito de chocolate, se lamieron los dedos, y observaron un enorme ganso blanco que agitaba las alas a la orilla de un estanque negro como la tinta").
Encerradas en atm¨®sferas
g¨®ticas y mundos afines a la fantas¨ªa de Tolkien, ambas ni?as ven el inconsciente de sus miedos ancestrales encarnados en un gusano de bosque que, en gui?o de la autora a los estatutos de la ficci¨®n, con el tiempo acaba result¨¢ndoles m¨¢s real que sus propios progenitores, muertos durante la guerra, de tal forma, nos dice Byatt, que la fuerza de la imaginaci¨®n puede derrotar la de la memoria ("no consegu¨ªa acordarse de su padre. Se acordaba de la cosa del bosque"), y que nada es verdad ni es mentira, sino que depende del color del cristal con que se mira. 'Material en bruto' juega de forma camale¨®nica con el oficio de escribir invent¨¢ndose los textos perpetrados por los variopintos estudiantes de un taller literario cuyo profesor, Jack Smollett, entre bloqueos, plagios y dudosas inspiraciones, no se cansa de repetir que la escritura no es una terapia hasta que advierte, por la extra?a muerte de su mejor alumna, la anciana Cicely Fox, que la realidad supera siempre la ficci¨®n, y que la ficci¨®n, a su vez, lo redime a uno de cualquier realidad miserable porque por encima de todo constituye una forma de terapia. 'Una mujer de piedra' -el relato en el que Byatt disfruta del lenguaje como en sus mejores textos- coquetea con las metamorfosis de Ovidio, al tiempo que convierte en met¨¢fora de la eterna supervivencia femenina una f¨¢bula fant¨¢stica que de otro modo quedar¨ªa en delirio narrativo. Si quieren ver de cerca la paradoja de c¨®mo de un realismo exacerbado puede brotar la fantas¨ªa, lean este relato: con la precisi¨®n jergal de un ge¨®logo se nos cuenta una historia descabellada. 'La cinta rosa', con la que se cierra la recopilaci¨®n, recrea a Dido merodeando en la vida de James Ennis (?trasunto de John Bayley?), consagrada a cuidar a su esposa Mado, enferma de Alzheimer (?trasunto de Iris Murdoch, a la que Byatt ha dedicado m¨¢s de un ensayo?) o, lo que es lo mismo, consagrada a descender a los infiernos como un nuevo Eneas.
El universo entero de la autora de La mujer que silba (2000) se asoma a El libro negro de los cuentos, su devoci¨®n por la pintura antigua y por la Inglaterra victoriana y la literatura de las Br?nte y de Dickens, esa erudici¨®n zool¨®gica tan suya, la confusi¨®n entre realidad y ficci¨®n o el juego de la ficci¨®n y sus trampantojos, la manipulaci¨®n de la tradici¨®n literaria (de las atm¨®sferas g¨®ticas al positivismo naturalista), y su incorregible voluntad de reescribirla, y asimismo su inter¨¦s por explorar el mundo femenino -que fluye a trav¨¦s de su caudalosa ficci¨®n- y su enfermiza obsesi¨®n por los cuentos de hadas y por los colores que, trenzados con ruidos y olores, siembran de sinestesias sus prodigiosas descripciones. Como los de La hembra de nuestra especie de Joyce Carol Oates (2005 y edici¨®n espa?ola de Edaf en 2006), los relatos y las fantas¨ªas animadas de El libro negro de los cuentos transfieren al papel nuestros temores diarios, ese horror que se agazapa en nuestra vida cotidiana, pero la prosa pl¨¢stica de Byatt consigue adem¨¢s, como se?ala el narrador del primer relato, que "las palabras puedan convertir ese horror en algo palpable, como por arte de magia".
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