Camps, sin cuartel
Toda la semana se escucharon imprecaciones y ajetreos. Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, presidente del PP en la provincia de Alicante y cabecilla del zaplanismo en las diezmadas partidas del sur, se ha columpiado entre Madrid y Valencia, donde le han recordado que quien tiene la sart¨¦n por el mango es Francisco Camps. Y se lo ha recordado en G¨¦nova, un ?ngel Acebes, acosado por sus propias mentiras. Le ha recordado que la confianza y apoyo de Mariano Rajoy son para Camps. Un Camps crecido, desde que derrot¨® a sus adversarios en la CAM, y que no concede cuartel a quienes lo hicieron pasar por el aro. Pero eran otros tiempos. Francisco Camps ha procedido astuta y silenciosamente hasta llevarse todo el poder auton¨®mico a su molino. Y ahora le toca sudar la camiseta y hacer antesala a Ripoll, en un desesperado intento de evitar que las listas municipal y auton¨®mica de Alicante no sean su epitafio ni el de su tropa. Desde varias semanas atr¨¢s se presum¨ªa esta desastrosa situaci¨®n, que pone en evidencia ostensiblemente el colapso de un partido, cuyo espectro va de la derecha extrema a la extrema derecha. En tal tesitura, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll recurri¨® al ¨®rdago y envi¨® a Madrid una candidatura municipal maximalista: salvo el aspirante de nuevo a la alcald¨ªa, Luis D¨ªaz Alperi, todos los dem¨¢s eran de la colla del ex ministro. Candidatura que, por supuesto, no ha prosperado. Como mucho, la direcci¨®n nacional popular, seg¨²n algunas fuentes, le ha ofrecido colocarse ¨¦l mismo el ambicionado dorsal n¨²mero dos, y otros cuatro o cinco puestos m¨¢s para sus incondicionales, seg¨²n las citadas fuentes. Pero le va a resultar muy dif¨ªcil, si no imposible, salvar a alguno de sus m¨¢s pr¨®ximos, entre los que se cuenta Julio de Espa?a. A Julio de Espa?a, en este crispado baile, Camps ha tentado al hasta ahora presidente de las Cortes, con un empleo de senador territorial. Camps quiere dinamitar al zaplanismo y parece resuelto e implacable en su empe?o de desmenuzarlo. Todo este embrollo se ha de resolver el lunes. Ese es el plazo. Y ya se ver¨¢ cu¨¢l la soluci¨®n. A estas horas, sin duda, y en las que se seguir¨¢n habr¨¢ encuentros, tensiones y posibles enfrentamientos, en tanto en cuanto no se solvente la espinosa concreci¨®n de las listas. Listas que para Gl¨°ria Marcos constituyen "el preludio de la derrota electoral del PP". Puede que as¨ª sea. Pero lo que se percibe, en toda su magnitud, es la descomposici¨®n del PP y la p¨¦rdida de cr¨¦dito en determinados sectores ciudadanos, que ya lo han calado. No es la derecha que reclaman y ahora lo est¨¢n constatando, por fin. No es una derecha democr¨¢tica, civilizada, tolerante y dispuesta al di¨¢logo. Por el contrario, es una derecha voraz y cerril, atenta a sus propios intereses, y capaz de devorar a cuantos, desde sus propias filas, la critican con honestidad y lucidez. Una derecha que al menor rev¨¦s, y mire que los est¨¢ teniendo, hace lo ¨²nico que sabe hacer bien: echarse al monte y liarse a pedradas contra razones y derechos. P¨®ngale de una vez la maleta en la puerta.
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