Toros interminables
La ¨²ltima vez que vimos a Pineda fue en Las Ventas, el pasado octubre. Tuvo que estoquear un cinque?o que cogi¨® a Marco de gravedad. Acto seguido, Pineda recibi¨® al segundo, lo veronique¨® compuesto y garboso, brind¨® y se fue al centro, le cambi¨® por detr¨¢s, dio una trinchera y se puso a torear. Luego el toro se raj¨®, pero el detalle qued¨®. Y detalles toreros tuvo ayer. Pero los toros, pl¨²mbeos, no le dejaron m¨¢s. Bien sus cuatro ver¨®nicas y la media al primero que, ya en el piquero, se resist¨ªa. Y eso que Reyes se dejaba ver, le llamaba bien, le pon¨ªa los pechos del equino y le dio en lo alto, sin sa?a, por lo que recibi¨® justos aplausos. Al toro, parado, mirando a todos, lo recibi¨® dobl¨¢ndose, y luego con derechazos, algunos con mando. Hubo dos largos y templados con la izquierda, curvando el recorrido del astado noble e indolente. El cuarto lleg¨® a banderillas con s¨®lo un hecho a rese?ar: su persistencia en hacer el pino: cuatro veces ancl¨® la armadura en el piso: dos con voltereta, dos supinas. Entre Lipi y Curro Vega encerraron al bicho en un tri¨¢ngulo esot¨¦rico de rehiletes h¨¢bilmente dispuestos en la arena. Dos naturales de mano baja le sac¨® Antonio al plomo, y el resto fue empe?o imposible, hasta que le avis¨®, implacable, el clar¨ªn.
Cuadri / Pineda, Mar¨ªn, Escribano
Toros de Herederos de don Celestino Cuadri, sosos, nobles y sin codicia; 6? toreable. Fern¨¢ndez Pineda: pinchazo y estocada ca¨ªda -aviso- (saludos); pinchazo, estocada y tres descabellos (saludos). Seraf¨ªn Mar¨ªn: media baja y dos descabellos (silencio); casi entera (saludos y ovaci¨®n). Manuel Escribano: pinchazo y pinchazo hondo y tendida (saludos); estocada desprendida (palmas). Plaza de la Maestranza, 16 de abril. 5? corrida de abono. Tres cuartos de entrada.
Seraf¨ªn tambi¨¦n estrell¨® sus ganas contra un muro. El segundo, rebrincado en el capote, se lo pensaba tanto para ir a cualquier sitio, que con una vara y tres palos mal puestos, ya era casi la hora de irse. Pero Seraf¨ªn, incomprensiblemente lo brind¨® y, comprensiblemente, no le sac¨® un pase, s¨®lo solventar amagos, cabeceos y derrotes. Alg¨²n incauto culpaba al viento. El quinto fue algo menos despreciativo. Sin llegar a la codicia, le pudo ganar pasos en ver¨®nicas y le dio dos medias dormidas. Luego, comp¨¢s abierto, como le gusta, le puso la tela en la cara -que no se fuera- y as¨ª hilvan¨® derechazos embraguetados y dos o tres naturales de inter¨¦s; uno lento y largo, como la tarde (eran ya las 9.00 del d¨ªa siguiente). Se premiaron con un aviso y a¨²n se atrevi¨® con manoletinas muy prescindibles.
El de Gerena est¨¢ verde. Con ganas de ser torero, pero verde. A sus dos toros los recibi¨® igual: frente al t¨²nel, bastante lejos y de rodillas. Y le cost¨® lo suyo darles la larga: el 3? no se decid¨ªa a pasar y el 6?, directamente se dio media vuelta. Pero en cuanto consigui¨® que pasaran, se irgui¨® y les dio dos capotazos a cada uno -mejores al 6?- que se premiaron con esas palmas que luego van al saco del olvido. Lo mejor lo hizo con los palos, donde enardeci¨® al respetable. Y otra vez se repiti¨® la historia: en cada uno de sus oponentes clav¨® un par por dentro de escalofr¨ªo, sobre todo al 3?, al que esper¨® hasta la exasperaci¨®n sentado en el estribo. En el resto de los pares le traicion¨® la excesiva agilidad. Igual se precipit¨® porque la banda tocaba con irresistible comp¨¢s. En el ¨²ltimo, o¨ªrla nos alzaba a las estrellas porque de noche los sonidos son m¨¢s claros. Con muchas ganas -y necesitado- ven¨ªa Escribano, pero hubo poco m¨¢s. Y eso que el ¨²ltimo fue el m¨¢s toreable de los seis. En el platillo, voluntarioso, le buscaba el sitio sin encontrarlo y daba pases hasta hacerle derrotar en la c¨¦lebre madrug¨¢ sevillana.
LA CORRIDA DE HOY. Toros de Cebada Gago para Curro D¨ªaz, Fernando Roble?o y Fernando Cruz. Digital+ retransmite el festejo.
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