El Chino qued¨® libre pese a ser descubierto con cuchillos en el coche
Una madrugada fr¨ªa del 5 al 6 de diciembre de 2003, dos Guardias Civiles de Tr¨¢fico abordaron un BMW 530 negro que estaba parado junto a varios camiones en la Nacional I (Madrid-Ir¨²n), a la altura de Buitrago. El veh¨ªculo semiblindado estaba ocupado por un hombre de aspecto ¨¢rabe, que aseguraba que el coche no le arrancaba.
El joven les cont¨® que ven¨ªa de visitar a su hermana en Bilbao, pero tras un par de preguntas pensaron que ment¨ªa. Por ello revisaron el coche, donde hallaron tres cuchillos de grandes dimensiones y dos maletas "con ropa robada, que incluso llevaba los chivatos de El Corte Ingl¨¦s". Pese a ello, no lo detuvieron ni, aseguraron, pudieron comprobar si la documentaci¨®n belga que les mostraba a nombre de Yousef Ben Salah era verdadera. El hombre al que dejaron ir era Jamal Ahmidan, El Chino.
El episodio tiene dos partes. La primera es esa misma ma?ana. Uno de los dos agentes de la patrulla hab¨ªa tenido que parar el tr¨¢fico en el kil¨®metro 87, a la altura de Los Cerezos, para dejar pasar un cortejo f¨²nebre. Al dar el alto, ante ¨¦l se detuvo el BMW negro y el agente pudo verle la cara al conductor. Esa misma noche, pasadas las dos de la madrugada, vieron el veh¨ªculo parado entre camiones, cuando estaban en una operaci¨®n contra el robo de camiones en esa autov¨ªa.
Actitud chulesca
La actitud de El Chino, dijeron, fue "chulesca pero con mucho nerviosismo". Cuando le preguntaron, contest¨® que ven¨ªa "de ver a su hermana que viv¨ªa en el centro de Bilbao". Le pidieron que diera el nombre de la calle de Bilbao donde resid¨ªa su pariente y no supo dar se?al. Este hecho provoc¨® que revisaran el coche. Los agentes le denunciaron por llevar armas blancas y poco m¨¢s.
Los abogados le preguntaron si hicieron todo lo que estaba en sus manos. "Hombre, detener a una persona por dos camisas con un chip", contest¨® inicialmente uno de los agentes, que a?adi¨®: "Hombre, nos mosque¨® la documentaci¨®n, pero en ese momento no ten¨ªamos medios para comprobar si era verdadera o no. A esas horas de la madrugada no se pod¨ªan hacer las averiguaciones sobre las ropas". "Con lo que llevaba no hab¨ªa manera de detenerlo", precis¨® el otro.
El coche fue llevado por una gr¨²a hasta Lavapi¨¦s o Vallecas, no recordaban bien, mientras el Chino se encar¨® con los dos agentes. "Nos llam¨® racistas y nos dijo que nos ¨ªbamos a enterar". Jamal Ahmidan sigui¨® hasta Madrid tras este incidente, similar al que le ocurri¨® con otro agente que dos meses despu¨¦s, en febrero de 2004, le mult¨® por exceso de velocidad y lo dej¨® seguir, sin comprobar tampoco la identidad.
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