El chico guapo de Tejas
Con un traje impecable, como siempre. A su lado, Scarlett Johansson tendida y Keira Knightley agachada. Ambas desnudas. Era la portada de Vanity Fair en el n¨²mero dedicado a Hollywood de 2006. Tom Ford era su editor invitado. Este tejano que hoy tiene 45 a?os fue un aut¨¦ntico s¨ªmbolo del poder que adquirieron los creadores de moda.
Figura medi¨¢tica y h¨¢bil lector de los deseos de su tiempo, Ford lleg¨® en 1990 a una marca italiana en decadencia, Gucci, y la reflot¨® a golpe de sexualidad, provocaci¨®n y nocturnidad. Definamos reflotar: pasar de perder 30 millones de d¨®lares al a?o a ganar m¨¢s de 160 en poco m¨¢s de dos a?os. De la mano del gestor Domenico de Sole (quien tambi¨¦n le acompa?a en su nueva aventura) form¨® un d¨²o letal que le vendi¨® al mundo un mensaje claro y directo.
Pero quer¨ªa m¨¢s. Y lo tuvo. Dom-Tom, como se llamaba a la pareja, so?¨® con convertir la empresa en un gran grupo y con el cambio de siglo se dedicaron a comprar otras marcas. A toda velocidad. Una decena en un par de a?os. Entre ellas, una gloriosa Yves Saint Laurent. As¨ª, Tom Ford, el chico guapo de Tejas, provoc¨® la retirada del disc¨ªpulo de Christian Dior y se dispuso a repetir en Par¨ªs la f¨®rmula que tan bien le hab¨ªa funcionado en Mil¨¢n. M¨¢s de uno se alegr¨® cuando sus colecciones no consiguieron un ¨¦xito inmediato. En 2004 el esc¨¢ndalo lleg¨® a la pasarela. Y a la Bolsa. Ford y De Sole no iban a continuar al frente de Gucci. Sus desavenencias con Fran?ois Pinault dejaban hu¨¦rfano al grupo y desamparados a los seguidores del estilo Ford. Una ruptura que el dise?ador no duda en equiparar a una muerte o al m¨¢s doloroso de los divorcios. De la que hoy resucita a la manera Tom Ford. A lo grande.
Babelia
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