El asesino de Virginia estuvo en un centro psiqui¨¢trico
El estudiante surcoreano fue acusado en 2005 de acoso a dos chicas y ya entonces hab¨ªa mostrado tendencias suicidas
![Yolanda Monge](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0f94747b-ed91-4cd6-ae93-5f38eaeb9401.png?auth=52a120c1fd7459d2b9ba6d5ce93ed526e64467c61e42012dc715f9e77ffb5223&width=100&height=100&smart=true)
?Cu¨¢ndo un "chaval raro" se convierte en uno de los mayores asesinos m¨²ltiples de la historia de Estados Unidos? Cho Seung-hui dio pistas de inestabilidad mental en 2005 y mostr¨® tendencias suicidas, por lo que fue ingresado durante un periodo de tiempo en una cl¨ªnica de salud mental, seg¨²n inform¨® ayer la polic¨ªa. El ingreso lleg¨® tras las acusaciones de dos chicas que manifestaron sentirse acosadas por el surcoreano, aunque nunca llegaron a presentar cargos. Pero no hubo nada m¨¢s. Cho, el solitario, el tipo extra?o, mantuvo su locura bajo un disfraz que s¨®lo mostraba rareza hasta el pasado lunes, cuando puso fin a su vida y a la de otras 32 personas a tiros.
El portavoz de la polic¨ªa de la Universidad Polit¨¦cnica de Virginia, Wendell Flinchum, explic¨® ayer en una abarrotada rueda de prensa que Cho, de 23 a?os, fue investigado por primera vez en noviembre de 2005, despu¨¦s de que una estudiante le acusara de "comportamiento inapropiado". El 15 de diciembre de ese mismo a?o, ante el temor de que cometiera suicidio, la polic¨ªa le traslad¨® a Access, una agencia de salud mental de Virginia que le trat¨® brevemente. Ayer no se sab¨ªa cu¨¢nto dur¨® el tratamiento o si fue voluntario.
Los reporteros se lanzaron a hacer la misma pregunta: ?c¨®mo pudo Cho comprar dos armas de fuego si ten¨ªa antecedentes psiqui¨¢tricos? "No hab¨ªa nada en el historial oficial de Cho que le impidiera adquirir un arma", respondi¨® el superintendente de la polic¨ªa del Estado de Virginia, Steven Flaherty.
El surcoreano envi¨® en 2005 correos electr¨®nicos a una estudiante con tanta insistencia que ¨¦sta acab¨® por llamar a la polic¨ªa. El portavoz policial dijo que la mujer se neg¨® a presentar cargos y que Cho fue remitido al departamento disciplinario de la universidad. As¨ª fue como el caso no lleg¨® nunca a la jurisdicci¨®n policial.
Hoy parece que hac¨ªa a?os que hab¨ªa pistas de que la salud mental de Cho no era estable. Cuando se le requer¨ªa firmar algo, lo hac¨ªa escribiendo un interrogante. Cuando los profesores le preguntaban si ¨¦se era su nombre, daba la callada por respuesta. Tanto le gust¨® el s¨ªmbolo que empez¨® a hacerse llamar as¨ª, el Interrogante (en ingl¨¦s, Question Mark), por los pocos conocidos que ten¨ªa, porque amigos no se le conoce ninguno.
John y Andy compart¨ªan piso con Cho. Ambos estudiantes dibujaron ayer un retrato nada tranquilizador en la cadena CNN, que logr¨® entrevistarlos. Ninguno de los dos se crey¨® en ning¨²n momento que la primera chica muerta fuera su novia, por la sencilla raz¨®n de que "no ten¨ªa novia". "Ten¨ªa una novia imaginaria a la que ¨¦l le llamaba Jelly [gelatina], y dec¨ªa que ella le llamaba a ¨¦l Spanky [un t¨¦rmino picante que podr¨ªa traducirse como azotador]", explicaron. "Me llamaba por tel¨¦fono y me dec¨ªa que se llamaba Interrogante. Al final me cans¨¦", dijo Andy. "Y yo le dec¨ªa: Seung, para ya".
Cho estaba obsesionado con esta identidad. Todos sus compa?eros de clase le llamaban "el chaval del interrogante" porque cuando ten¨ªa que firmar en las actas lo hac¨ªa con este signo de puntuaci¨®n. En su brazo, el tirador ten¨ªa inscritas las palabras "Ismail Ax". Ayer se desconoc¨ªa su significado.
En al menos dos ocasiones este a?o, la polic¨ªa se person¨® en su habitaci¨®n por quejas de compa?eras del campus. "Despu¨¦s de que viniera la polic¨ªa la ¨²ltima vez estaba muy frustrado", dice Andy. "Y me dijo que se iba a matar. Y yo se lo dije a la polic¨ªa. Y se lo llevaron al centro de asesoramiento psicol¨®gico por una o dos noches".
Con 32 cad¨¢veres a¨²n sin dar sepultura, hoy parece que lo sucedido era una tragedia anunciada. Nikki Giovanni estaba en San Francisco a punto de embarcar en un avi¨®n rumbo a Blacksburg cuando le golpe¨® la noticia. "Cuando supe lo que pas¨® pens¨¦ que sab¨ªa qui¨¦n lo hab¨ªa hecho", declar¨® Giovanni en televisi¨®n refiri¨¦ndose a su antiguo alumno. Taciturno. "Profundamente perturbado", seg¨²n sus compa?eros. As¨ª era Cho. Stephanie Derry, de 21 a?os, comparti¨® clases con el asesino. Nadie pudo evitar una risa nerviosa durante la lectura en voz alta el pasado oto?o de una obra en la clase de escritura teatral. Recit¨® escenas escritas por ¨¦l de violencia en las que sierras mec¨¢nicas y martillos ten¨ªan un papel demasiado protagonista (en otra obra, por ejemplo, un hombre mataba a su hijastro de 13 a?os). "Imagino que podr¨ªa decirse que las se?ales estaban todas ah¨ª, ahora todo est¨¢ claro". En retrospectiva.
Un paquete a la NBC
Parte del misterio sobre lo que ocurri¨® en las dos horas que transcurrieron entre el primer y el segundo tiroteo se desvel¨® ayer, cuando se supo que Cho Seung-hui dedic¨® parte de ese tiempo a enviar a la cadena NBC un paquete con un incoherente manifiesto de 1.800 palabras "muy perturbador" y "con mucha furia", seg¨²n el presidente de la cadena, Steve Capus. Adem¨¢s, conten¨ªa 43 fotos, 11 de Cho con armas de fuego, y 27 v¨ªdeos cortos, en los que habla directamente a la c¨¢mara.
"Tuvisteis cien mil millones de oportunidades y formas para evitar lo de hoy", dice Cho en uno de ellos. "Pero decidisteis esparcir mi sangre. Me arrinconasteis y me disteis s¨®lo una opci¨®n. La decisi¨®n fue vuestra. Ahora ten¨¦is sangre en vuestras manos que nunca se borrar¨¢". Cho expresa su odio a los ricos, y se refiere a los dos j¨®venes que cometieron la matanza en el instituto Columbine, en 1999, como "m¨¢rtires".
El paquete, recibido el martes por la tarde en la sede de Nueva York, llevaba un sello seg¨²n el cual lleg¨® a la oficina de correos de Virginia una hora y 45 minutos despu¨¦s de que Cho matara a dos personas en un colegio mayor, y antes de que asesinara a otras 30 en la escuela de ingenier¨ªa.
El error de la pista falsa
El gobernador de Virginia, Tim Kaine, orden¨® ayer una investigaci¨®n independiente sobre la masacre, enfrent¨¢ndose a la pol¨¦mica abierta por las dudas sobre c¨®mo gestionaron las autoridades la crisis. Fue el rector de la Universidad Polit¨¦cnica de Virginia quien le pidi¨® que reuniese a un grupo independiente y fiable para que se investiguen todos los pasos dados por la polic¨ªa en los dos escenarios de la masacre y para que se determine qu¨¦ pas¨® entre las 7.15 y las 9.30, un lapso de dos horas en las que el supuesto asesino tuvo tiempo de moverse por el campus a su antojo.
El jefe de polic¨ªa de la universidad ya ha salido al paso asegurando que su unidad actu¨® de forma "coordinada, r¨¢pida y profesional". Que la polic¨ªa siguiera una pista falsa puede ser la explicaci¨®n de que no se encendiera ninguna alarma.
Y mientras tanto comenz¨® el segundo y masivo tiroteo. No se sabe todav¨ªa, y puede que no se sepa nunca, qu¨¦ hizo Cho Seung-hui durante esas dos horas. Fue a su habitaci¨®n. Escribi¨® notas plagadas de agravios. Lo que s¨ª se sabe es que se zambull¨® en el paroxismo antes de descargar toda la munici¨®n que ten¨ªa y pasar a la historia.
TRABAJOS DE CLASE VIOLENTOS
En la obra Richard McBeef, escrita por Cho, un chico acusa a su padrastro de pederasta y quiere matarle. "Le odio. Tengo que matar a Dick". Al final es ¨¦ste quien mata a su hijastro
En Mr. Brownstone, dos j¨®venes se cuelan en un casino y hablan de su odio hacia su profesor de matem¨¢ticas: "Quiero verlo sangrar de la misma forma que ¨¦l nos hace sangrar a los chicos"
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