El nuevo modelo econ¨®mico de China
El ¨¦xito de China desde que comenz¨® su transici¨®n a una econom¨ªa de mercado se ha fundado en unas estrategias y pol¨ªticas adaptables: a medida que se resuelven unos problemas, surgen otros nuevos, y hay que elaborar pol¨ªticas y estrategias nuevas para ellos. Este proceso incluye la innovaci¨®n social. China ha reconocido que no pod¨ªa limitarse a trasladar las instituciones econ¨®micas que hab¨ªan funcionado en otros pa¨ªses; como m¨ªnimo, hab¨ªa que adaptarlas a sus problemas espec¨ªficos.
Hoy, China debate un "nuevo modelo econ¨®mico". Desde luego, el modelo econ¨®mico anterior ha tenido un ¨¦xito indiscutible, puesto que ha producido un crecimiento anual de casi el 10% a lo largo de 30 a?os y ha sacado a cientos de millones de chinos de la pobreza. Los cambios se ven no s¨®lo en las estad¨ªsticas, sino, todav¨ªa m¨¢s, en los rostros de la gente que se ve en el pa¨ªs.
Hace poco visit¨¦ una remota aldea Dong en las monta?as de Quizho, una de las provincias m¨¢s pobres, a kil¨®metros de distancia de la carretera asfaltada m¨¢s pr¨®xima; sin embargo, tiene electricidad y, con ella, tiene no s¨®lo televisi¨®n sino internet. Algunas rentas han subido gracias a las remesas de familiares que emigraron a las ciudades costeras, pero tambi¨¦n los agricultores est¨¢n m¨¢s desahogados, con nuevos cultivos y mejores semillas: el Gobierno les vende a cr¨¦dito semillas de alto grado, con un ¨ªndice de germinaci¨®n garantizado.
China sabe que necesita cambiar para tener un crecimiento sostenible. Existe en todos los niveles una conciencia de los l¨ªmites ambientales y de que las pautas de consumo que utilizan muchos recursos, como las aceptadas hoy en Estados Unidos, ser¨ªan un desastre para China y para el mundo. A medida que una proporci¨®n cada vez mayor de la poblaci¨®n china se traslade a las ciudades, ¨¦stas tendr¨¢n que ser m¨¢s habitables, lo cual exigir¨¢ un urbanismo bien pensado que se ocupe tambi¨¦n de sistemas de transporte p¨²blico y parques.
Resulta tambi¨¦n interesante que China est¨¦ tratando de abandonar la estrategia de crecimiento basado en las exportaciones que hab¨ªa seguido hasta ahora. Dicha estrategia defend¨ªa la transferencia de tecnolog¨ªas, que ayudaba a cerrar la brecha de conocimientos y mejoraba r¨¢pidamente la calidad de los bienes manufacturados. El crecimiento basado en las exportaciones hac¨ªa que China pudiese producir sin preocuparse por desarrollar el mercado interior.
Pero ya ha surgido una reacci¨®n mundial en contra. Incluso los pa¨ªses aparentemente partidarios de los mercados competitivos son reacios a que les venzan en su propio terreno y, muchas veces, inventan acusaciones de "competencia desleal". Adem¨¢s, cosa m¨¢s importante, aunque los mercados no est¨¦n totalmente saturados en muchas ¨¢reas, ser¨¢ dif¨ªcil lograr que las exportaciones sigan teniendo una tasa de crecimiento de dos cifras.
De modo que algo tiene que cambiar. China se ha dedicado a lo que podr¨ªa llamarse "financiaci¨®n del vendedor", a proporcionar el dinero que ayuda a financiar los gigantescos d¨¦ficit fiscal y comercial de EE UU y permitir que los estadounidenses compren m¨¢s bienes de los que venden. Pero es un acuerdo peculiar: un pa¨ªs relativamente pobre est¨¢ ayudando a subvencionar la guerra de EE UU en Irak y un inmenso recorte fiscal para los habitantes m¨¢s ricos del pa¨ªs m¨¢s rico de la tierra, mientras que, dentro de sus propias fronteras, tiene enormes necesidades que dejan pensar que habr¨ªa margen de sobra para la expansi¨®n interior del consumo y las inversiones.
De hecho, para abordar el reto de reestructurar la econom¨ªa China tiene que estimular el consumo. Mientras el resto del mundo lucha para aumentar el ahorro, China, con una tasa de ahorro superior al 40%, lucha para conseguir que su poblaci¨®n consuma m¨¢s. Unos servicios p¨²blicos de m¨¢s calidad (sanidad, educaci¨®n y programas de jubilaci¨®n) disminuir¨ªan la necesidad de tener ahorros "preventivos". Tambi¨¦n ser¨ªa ¨²til que las peque?as y medianas empresas tuvieran m¨¢s facilidad de financiaci¨®n. Y unos "impuestos verdes" cambiar¨ªan las pautas de consumo al tiempo que eliminar¨ªan incentivos a las exportaciones con uso intensivo de la energ¨ªa.
A medida que China se aleje del crecimiento basado en las exportaciones, tendr¨¢ que buscar nuevos motores en su mundo empresarial, cada vez m¨¢s amplio, y eso exige el compromiso de crear un sistema de innovaci¨®n independiente. Lleva mucho tiempo invirtiendo en la ense?anza superior y la tecnolog¨ªa, y ahora se ha propuesto crear instituciones de categor¨ªa internacional.
Pero, si desea tener un sistema de innovaci¨®n din¨¢mico, tiene que resistirse a las presiones occidentales para que apruebe unas leyes de propiedad intelectual tan descompensadas como las que se le exigen. Deber¨ªa, al contrario, tratar de implantar un r¨¦gimen de propiedad intelectual "equilibrado": dado que el elemento m¨¢s importante en la producci¨®n de conocimiento es el propio conocimiento, un r¨¦gimen de propiedad intelectual mal dise?ado puede asfixiar la innovaci¨®n, como ha ocurrido en EE UU en algunos campos.
La innovaci¨®n tecnol¨®gica occidental se ha interesado poco por reducir las consecuencias ambientales negativas del crecimiento y demasiado por ahorrar mano de obra, algo que China posee en abundancia. De modo que es l¨®gico que China centre sus avances cient¨ªficos en lograr nuevas tecnolog¨ªas que empleen menos recursos. Pero es importante contar con un sistema de innovaci¨®n que garantice un buen aprovechamiento de los avances en el conocimiento. Para ello pueden ser necesarios m¨¦todos nuevos, muy distintos a los reg¨ªmenes de propiedad intelectual basados en la privatizaci¨®n y el monopolio del conocimiento, con los altos precios y los beneficios limitados que de ah¨ª se derivan.
Demasiada gente cree que la econom¨ªa es un juego a todo o nada y que el ¨¦xito de China se ha logrado a costa del resto del mundo. S¨ª, es verdad que su r¨¢pido crecimiento plantea retos a Occidente. La competencia obligar¨¢ a algunos a esforzarse m¨¢s, volverse m¨¢s eficientes o aceptar menores beneficios. Pero la econom¨ªa, a la hora de la verdad, es un juego de sumas. Una China cada vez m¨¢s pr¨®spera no s¨®lo recibe m¨¢s importaciones de otros pa¨ªses, sino que suministra bienes que han ayudado a mantener los precios m¨¢s bajos en Occidente, pese a la brusca subida del petr¨®leo en los ¨²ltimos a?os. Esa presi¨®n a la baja sobre los precios ha permitido que los bancos centrales de Occidente llevaran a cabo pol¨ªticas monetarias expansivas, que han servido de base para tener m¨¢s empleo y crecer.
Debemos confiar en que el nuevo modelo econ¨®mico de China triunfe. Si lo logra, todos saldremos ganando.
Joseph Stiglitz es premio Nobel de Econom¨ªa. Su ¨²ltimo libro es Making Globalization Work. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia ? Project Syndicate, 2007
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