Lo que inquieta a Dorota y la herencia laica
A veces resulta sorprendente la poca rebeli¨®n intelectual que provocan en Europa, Espa?a incluida, algunas cuestiones que razonablemente deber¨ªan ser objeto de m¨¢s pol¨¦mica. Por ejemplo, ?no hay nada que decir del ¨¦xito que ha tenido la iniciativa alemana de exigir a todos los Estados de la UE que penalicen la negaci¨®n de Holocausto? ?Ni de la idea b¨¢ltica de que se coloque al mismo nivel la atroz represi¨®n estalinista? Los ciudadanos estamos seguramente de acuerdo en que se penalice a quienes inciten a actitudes racistas, discriminatorias o violentas, algo que debe ser combatido, sin descanso, por la ley. Pero una cosa es incitar a la discriminaci¨®n y otra, mantener una opini¨®n, por muy abyecta que sea.
Thomas Jefferson cre¨ªa que se pueden tolerar los "errores de opini¨®n", hasta los m¨¢s indignos, all¨ª donde la raz¨®n est¨¦ libre para combatirlos. En Espa?a, el art¨ªculo 607.2 del C¨®digo Penal penaliza con uno a dos a?os "la difusi¨®n por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen delitos de genocidio". Pero ese apartado ha sido objeto de una cuesti¨®n de inconstitucionalidad que lleva parada nada menos que siete a?os en el Tribunal Constitucional. ?Esperar¨¢ el TC a saber qu¨¦ dicen los nuevos tratados europeos?
?Nadie tiene tampoco nada que decir en Espa?a de la persistente campa?a para que esos nuevos tratados mencionen "la herencia cristiana" de la Uni¨®n Europea? La idea fracas¨® cuando se negoci¨® la Constituci¨®n europea, pero ahora vuelve por la puerta de atr¨¢s. Ahora se habla cada d¨ªa m¨¢s de poner en marcha un mini tratado en el que, curiosamente, no se recoja, ni por asomo, la Carta de Derechos pero s¨ª se aproveche para recuperar la famosa menci¨®n cristiana.
Dicen que no tiene importancia porque se trata de un mero hecho: los europeos tienen una herencia cristiana. Sin duda. Pero como han dejado claro en Polonia, en el Vaticano y en la jerarqu¨ªa espa?ola, de lo que se trata es de interferir en la inteligente senda laica que ha seguido hasta ahora Europa, al igual que el proceso de construcci¨®n de la UE. Muy pronto pedir¨¢n que se considere tambi¨¦n delito re¨ªrse de la religi¨®n, algo que, probablemente, forma parte de la esencia europea tanto, al menos, como esa herencia cristiana.
?Queremos preservar y extender un modelo europeo laico? Pues entonces habr¨¢ que estar atentos y m¨¢s dispuestos a participar en rebeliones intelectuales y sociales. ?Nada que decir de la nueva financiaci¨®n de la Iglesia espa?ola? ?Nada que decir de la ins¨®lita idea de que sean los colegios los que decidan qu¨¦ se hace con los ni?os que no quieren catequesis? ?Si al menos la jerarqu¨ªa espa?ola se pareciera a la francesa! Los obispos de aquel pa¨ªs, acostumbrados a trabajar en un Estado laico, se las arreglan para discutir menos de sexo y m¨¢s de los "paraca¨ªdas de oro", que es como llaman all¨ª a las enormes indemnizaciones que se regalan los altos ejecutivos de las empresas, incluidas las que est¨¢n en quiebra. ?Alguien imagina a los obispos espa?oles resolviendo las dudas "¨¦ticas" que confes¨® graciosamente el otro d¨ªa el presidente del BBVA, Francisco Gonz¨¢lez, ante la enormidad de su sueldo?
Una joven escritora polaca, Dorota Maslowska, contaba el otro d¨ªa en un diario alem¨¢n su hartura con el clima pol¨ªtico que promueven los gemelos Kaczynski: "La mujer del primer ministro pide que se condene a cadena perpetua a las mujeres que han abortado (...). Un diputado ha presentado un proyecto para impedir que los homosexuales sean profesores. Un cura intenta atemorizar a los viejos desde una emisora en la que se anuncian visiones de una patria hecha trizas por unos sanguinarios liberales. Y encima, la ley obliga a los funcionarios a denunciarse a s¨ª mismos si colaboraron con los comunistas".
Alguien puede pensar que ya se encargaran personas como Dorota de deshacerse en pr¨®ximas elecciones de los gemelos diab¨®licos. Pero nadie en Europa, ni desde luego en Espa?a, deber¨ªa perder de vista a los hermanos Kaczynski, empe?ados en "recristianizar" el futuro mini-tratado europeo. Todo lo que inquieta a Dorota no se para con la herencia cristiana, sino, precisamente, con la herencia laica. ?sa ser¨¢ una negociaci¨®n que nos afectar¨¢ a todos mucho m¨¢s que los proyectos de ley que a¨²n guardan cola en el Congreso. ?No hay nada que decir? ?Nada a lo que empujar al presidente del Gobierno? solg@elpais.es
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