Verdores y sombras del siglo XVIII
Viaje por los jardines palaciegos, sembrados de cascadas, esculturas y ¨¢rboles ex¨®ticos
El siglo XVIII, adem¨¢s de luces y Borbones, trajo una espectacular floraci¨®n de jardines palaciegos; jardines de la realeza y de la aristocracia pr¨®xima a ella que sembraron la regi¨®n de esculturas mitol¨®gicas, cascadas artificiales y ¨¢rboles ex¨®ticos.
- Casita del Pr¨ªncipe. Dise?ado en 1772 por Juan de Villanueva para el entonces pr¨ªncipe de Asturias y luego rey Carlos IV, este palacete de El Escorial se encuentra rodeado por dos jardines conc¨¦ntricos: un ordenado pensil poco mayor que un campo de f¨²tbol y, en torno suyo, un gran parque en declive de 2.908 metros de per¨ªmetro amurallado, el cual linda por arriba con el monasterio de San Lorenzo y por abajo con la estaci¨®n de tren.
En el jard¨ªn exterior predominan las especies aut¨®ctonas -arces, robles, fresnos, encinas...-; en el interior, los setos laber¨ªnticos de boj, los frutales y los enormes ¨¢rboles ex¨®ticos, sobre los que se?orea una secuoya de 43 metros de altura y 13 de circunferencia en la base del tronco. Junto a la estaci¨®n se halla el acceso principal, y nada m¨¢s traspasar la verja hay, bajo seis esbeltos pinsapos, un mapa sobre el que cada cual puede planear la visita a su gusto. Dos horas, como poco, se echan. (Tel¨¦fono 918 905 903. www.patrimonionacional.es)
- Aranjuez. Cervantes los cant¨®, Rusi?ol los pint¨® y el maestro Rodrigo los puso en solfa de la buena. Son los jardines de Aranjuez: el del Parterre, el de la Isla, el de Isabel II y, sobre todos ellos, el del Pr¨ªncipe, que, con cerca de 150 hect¨¢reas, es el m¨¢s grande del real sitio y uno de los mayores de Europa. Al norte, limita con el sinuoso Tajo; al mediod¨ªa, linda con la rectil¨ªnea calle de la Reina a lo largo de tres kil¨®metros. Lo pueblan majestuosos pl¨¢tanos, tilos y casta?os de Indias, as¨ª como viejos oriundos de Am¨¦rica: liquid¨¢mbares, pacanas, caquis de Virginia, ahuehuetes... Otros de sus atractivos son el Museo de Fal¨²as, donde se conservan las barcas que los reyes usaban para fardar navegando por el Tajo, y la Casa del Labrador, palacete de Carlos IV y Mar¨ªa Luisa de Parma lleno de caprichos tales como el Gabinete de Platino, con adornos de eso mismo. (Oficina de Turismo de Aranjuez, tel¨¦fono 918 910 427; www.aranjuez.es).
- Jardines de la Quinta. ?ste de El Pardo es, seg¨²n los que saben, el ejemplo m¨¢s refinado de jard¨ªn formal del Barroco tard¨ªo en Espa?a. Fue creado hacia 1725 por el militar franc¨¦s Claudio Truchet -otros dicen que por el arquitecto Marchand- para el duque del Arco, que era el que le organizaba las cacer¨ªas a Felipe V y el que le libr¨® de ser embestido por un jabal¨ª herido en una de ellas. No es, pues, de extra?ar que eligiese estos cineg¨¦ticos pagos para construir una quinta que, tras morir sin hijos en 1737, fue donada por su viuda a la Corona. Desde el arroyo que atraviesa la finca, los jardines ascienden hasta el palacete formando cuatro terrazas unidas por escaleras, rampas y saltos de agua. La m¨¢s baja se ordena alrededor de un surtidor; la segunda alberga una cascada artificial; la tercera, dos tremendas secuoyas; y en la m¨¢s alta, y bella, hay un estanque, una gruta y una perspectiva completa del conjunto. (Tel¨¦fono 913 761 500; www.patrimonionacional.es)
- El Capricho. La perla de los jardines hist¨®ricos madrile?os es este rom¨¢ntico parque de la Alameda de Osuna, que fue trazado entre 1787 y 1834 sobre planos del franc¨¦s Mulot. El nombre le viene al pelo, porque est¨¢ lleno de caprichos de su fundadora, Mar¨ªa Josefa Alonso Pimentel de la Soledad, novena duquesa de Osuna. En sus 17 hect¨¢reas hay un palacio, un laberinto, una r¨ªa, un lago con isla y embarcadero, y un templete dedicado a Baco. Como a ella le gustaban las lilas, el parque est¨¢ lleno: un fragante sotobosque sobre el que descuellan monumentales pinos pi?oneros, cipreses y pl¨¢tanos de sombra. Se puede ir en metro (El Capricho) o en autob¨²s (l¨ªneas 101, 105 y 151). M¨¢s informaci¨®n, en el 010 y en www.esmadrid.com
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