Acuerdo de memoria
De acuerdo con el texto pactado ayer entre el PSOE e Izquierda Unida, la ley llamada "de memoria hist¨®rica" declara ileg¨ªtimos a los tribunales franquistas e injustas las sentencias que dictaron en todas las causas abiertas por motivos pol¨ªticos o ideol¨®gicos. Con ello se desbloquea la tramitaci¨®n de esa norma, que hab¨ªa encallado ante la exigencia por parte de IU de declaraci¨®n autom¨¢tica de nulidad de todas las sentencias dictadas por los consejos de guerra y tribunales especiales del franquismo. Tal anulaci¨®n era considerada jur¨ªdicamente inviable por los socialistas. La nueva f¨®rmula abre la v¨ªa para reclamaciones personales de anulaci¨®n de sentencias concretas por parte de los afectados.
La situaci¨®n era absurda. Un proyecto legal nacido de una iniciativa de IU, apoyada por ERC y asumida por los socialistas, para reforzar los lazos con sus aliados, provocaba la oposici¨®n frontal de esos mismos aliados, e incluso la amenaza de movilizaciones si el texto no era modificado. Algo as¨ª, en v¨ªsperas de unas elecciones locales, marco preferente de las alianzas de las dos principales fuerzas de la izquierda, era un lastre para ambas. Cabe deducir, por tanto, que el inter¨¦s compartido ha propiciado que IU dejase de considerar "irrenunciable" su propuesta respecto a la anulaci¨®n de las sentencias, y que el PSOE se olvidase de su negativa inicial a modificar ni una coma de su proyecto.
?ste inclu¨ªa un complicado mecanismo de rehabilitaci¨®n de los condenados por los tribunales franquistas, cuya puesta en marcha requer¨ªa en la pr¨¢ctica el acuerdo del PP. Era un intento de asociar al principal partido de la oposici¨®n, de acuerdo con la intenci¨®n de "contribuir a cerrar heridas todav¨ªa abiertas entre espa?oles", recogida en la exposici¨®n de motivos del proyecto.
Pero la desmesura del PP, que ayer volvi¨® a contraponer demag¨®gicamente la ley a la "voluntad de reconciliaci¨®n" de los espa?oles, y a considerar que el acuerdo PSOE-IU "entierra definitivamente la transici¨®n democr¨¢tica", ha favorecido, como otras veces, el acuerdo entre IU y el PSOE.
Lo ha hecho posible una enmienda de IU no muy lejana a planteamientos barajados en su momento por el anterior portavoz socialista en la ponencia, Ram¨®n J¨¢uregui, sustituido luego por el diputado Torres Mora. De todas formas, el PCE, principal sector organizado dentro de la coalici¨®n de Llamazares, mantiene su rechazo por considerar que la f¨®rmula supone aceptar "la inmunidad del franquismo". Y se mantiene al margen ERC, que entre otras ocurrencias plantea que el Rey pida perd¨®n "solemnemente en nombre del Estado espa?ol" por las consecuencias del levantamiento franquista. Los otros nacionalistas, PNV y CiU, mantienen sus reticencias, a la espera de que se acepten sus enmiendas particulares.
Ya se ve, por tanto, que la memoria hist¨®rica sigue provocando divisi¨®n entre los partidos e incluso dentro de ellos. Y aunque sea inaceptable la pretensi¨®n del PP de imponer su veto, el asunto invita a pensar si no fue un error de Zapatero poner en primer plano de su programa proyectos que por su naturaleza requer¨ªan un consenso demasiado improbable.
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