Reivindicaci¨®n impl¨ªcita de la normalizaci¨®n espa?ola
El proceso de normalizaci¨®n que llev¨® a cabo el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en 2005 y que convirti¨® a 600.000 inmigrantes sin papeles en cotizantes a la Seguridad Social, obtuvo ayer en Luxemburgo una reivindicaci¨®n impl¨ªcita de los mismos pa¨ªses que lo criticaron. La decisi¨®n de Alemania y Holanda de abrir sendas regularizaciones masivas supone, de hecho, un cambio en sus pol¨ªticas migratorias.
Entre las herencias del Partido Popular que Zapatero se encontr¨® cuando lleg¨® al Gobierno, figuraba una bolsa de casi un mill¨®n de trabajadores extranjeros en situaci¨®n administrativa irregular. Es decir: un mill¨®n de inmigrantes sin papeles que carec¨ªan de derechos y que estaban alimentando la econom¨ªa sumergida.
Para atajar la situaci¨®n, el Gobierno promovi¨® un proceso de "normalizaci¨®n". Esta ¨²ltima palabra intentaba diferenciarlo de los cinco procesos de regularizaci¨®n masiva e indiscriminada que hab¨ªan llevado a cabo los Ejecutivos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Se trataba de reconocer como trabajadores con derechos y deberes a quienes ya eran trabajadores, pero sin derechos ni deberes.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jes¨²s Caldera, y la secretaria de Estado de Inmigraci¨®n, Consuelo Rum¨ª, pactaron con los empresarios y los sindicatos una serie de condiciones que convirtieron la "normalizaci¨®n" en el proceso de regularizaci¨®n m¨¢s garantista organizado en Europa.
Mercado laboral
El aspecto m¨¢s llamativo en ese sentido fue la vinculaci¨®n de los permisos de residencia y de trabajo al mercado laboral. Por primera vez, fueron los empresarios, y no los inmigrantes, quienes tuvieron que solicitar la regularizaci¨®n de ¨¦stos por medio de un contrato de trabajo con alta en la Seguridad Social. Es decir, los extranjeros s¨®lo obtuvieron su documentaci¨®n definitiva cuando ya se hab¨ªan convertido en cotizantes.
Adem¨¢s, los inmigrantes debieron presentar un certificado del padr¨®n municipal (documento oficial dif¨ªcilmente falsificable, puesto que su autenticidad fue verificada en las bases de datos del INE) para demostrar su presencia en Espa?a desde siete meses antes de la apertura del proceso. Y tambi¨¦n tuvieron que aportar el certificado de antecedentes penales en sus pa¨ªses de origen y hallarse limpios en Espa?a.
La normalizaci¨®n fue criticada con dureza por Alemania y Holanda. Se quejaban esos pa¨ªses de que Espa?a no hab¨ªa alertado previamente a sus socios europeos (no exist¨ªa entonces obligaci¨®n de hacerlo) y de que las regularizaciones masivas provocaban un "efecto llamada". Aquellas cr¨ªticas fueron recogidas por el PP y empleadas como munici¨®n contra el Gobierno. Ahora
se han convertido en p¨®lvora mojada.
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