La derechizaci¨®n del mundo / 4
M¨¢s all¨¢ de las sorpresas que pueda aportarnos la votaci¨®n francesa de ma?ana cabe ya afirmar que la tendencia dominante del proceso electoral que ha vivido Francia durante estos ¨²ltimos meses confirman la ola derechizadora de la que me estoy ocupando en esta columna. La primera prueba la encontramos en la evoluci¨®n del voto global de la izquierda en las elecciones presidenciales desde los a?os setenta que perdi¨® 10 puntos entre 1974 (47,2%) y 2002 (37,15%) por obra de un descenso continuo que nada logr¨® detener (46,8%, en 1981; 45,4, en 1988; 40,5, en 1995, y 37,15, en 2002). La perplejidad de un impresionante porcentaje del electorado, casi un tercio de los eventuales votantes que seis d¨ªas antes de las elecciones no sab¨ªan todav¨ªa a quien votar y la suicida fragmentaci¨®n de las opciones de la extrema izquierda cuyos seis variantes se traducir¨¢n en una reductora agregaci¨®n final, hacen augurar que proseguir¨¢ la expansi¨®n de la derecha, por encima del 50% de quienes voten aunque S¨¦gol¨¨ne Royal pase a la segunda vuelta. Pero m¨¢s reveladores a¨²n que las cifras son los temas y su polarizaci¨®n en torno de dos ejes: seguridad y nacionalismo. Lo que han sido cotos de caza reservados a la ultraderecha lepenista se han convertido en el pan cotidiano de las intervenciones electorales: en vivo y en los medios. La violencia, la inmigraci¨®n, la delincuencia, la exclusi¨®n, la p¨¦rdida del futuro, el declinismo -el seguro declinar de Francia-, temas de predilecci¨®n de la derecha y la inevitable reacci¨®n frente a ello han ocupado en permanencia el espacio de los Medios, imponiendo un tono defensivo y socialmente pesimista, que es el soporte que mejor le va al reaccionarismo pol¨ªtico.
El nacionalismo, sus s¨ªmbolos y sus modos, su bandera y su m¨²sica han acompa?ado con su panoplia argumental y sus recursos emotivos, esta retirada al monte conservador. Retirada que donde es m¨¢s patente es en el campo de las propuestas de la izquierda institucional que no logra salir del convencionalismo centrista y del per¨ªmetro socialdem¨®crata. La recomendaci¨®n de Michel Rocard y de Bernard Kouchner de llegar a un acuerdo antes de la primera vuelta entre Royal y Bayrou, con independencia del viejo ajuste de cuentas que ambos tienen pendiente con el Partido Socialista franc¨¦s responde a esa doble querencia que comparten por lo dem¨¢s con el establishment intelectual del socialismo tradicional franc¨¦s en el que est¨¢n el Nouvel Obs, con sus cabezas pensantes Jean Daniel y Jacques Juillard y una nutrida constelaci¨®n de centros e institutos entre los que destaca la Rep¨²blica de las Ideas, fundada y presidida por Pierre Rosanvallon. Todos coinciden y los tres nombres que acabo de citar nos lo han reiterado esta semana, que la ¨²nica soluci¨®n que cabe es aferrarse a la socialdemocracia. Consejo dif¨ªcilmente compatible con la escasa presencia del mundo sindical en la escena pol¨ªtica -en esta campa?a ha sido nula- y de modo m¨¢s dram¨¢tico con la reducci¨®n en todos los pa¨ªses europeos de la importancia colectiva del mundo del trabajo y sobre todo de su deserci¨®n de las filas de la izquierda. Precisamente, en este mes de abril, hemos visto agravarse el retroceso de la socialdemocracia escandinava con la decisi¨®n en Suecia por parte del Gobierno de Anders Borg, que sigue sin garantizar un salario m¨ªnimo, de reducir las medidas sociales para asegurar el empleo y ayudar a los parados o la alianza en Finlandia del primer ministro Matti Vanhanen con los conservadores despu¨¦s de la derrota de los socialdem¨®cratas el pasado d¨ªa 18, lo que har¨¢ posible bajar los impuestos y disminuir los niveles de seguridad social, a pesar de los excelentes resultados econ¨®micos.
Lo que ha puesto de relieve la campa?a electoral que acaba de cerrarse es la imposibilidad para la izquierda de romper la argolla ideol¨®gica que la sujeta, de salir de la pobreza de su discurso, de superar su incapacidad propositiva. Olivier Besancenot, pretende que la impotencia de la izquierda deriva de su aceptaci¨®n sin restricciones del capitalismo global como una realidad inmodificable. En cualquier caso y olvid¨¢ndonos de an¨¦cdotas y peripecias people, cada vez m¨¢s el periodismo es un inventariado de obviedades y de chismes, se impone la imparable implosi¨®n de la izquierda convencional si no se decide a repensar con radicalidad sus n¨²cleos doctrinales y sus propuestas de acci¨®n.
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