La queja hist¨®rica
Esta semana ¨²ltima la han dedicado los jefes de partido a reunirse con el presidente de la Junta para determinar la cantidad de euros que el Estado debe hist¨®ricamente a Andaluc¨ªa. Una disposici¨®n del antiguo Estatuto, derogado ya, dec¨ªa que, "dadas las circunstancias socio-econ¨®micas de Andaluc¨ªa, que impiden la prestaci¨®n de un nivel m¨ªnimo en alguno o algunos de los servicios", el Estado consignar¨¢ "como fuentes excepcionales de financiaci¨®n unas asignaciones complementarias". A esto le llaman ahora deuda hist¨®rica. En 1981 era dif¨ªcil ir normalmente al colegio y al m¨¦dico.
Lo mismo que ped¨ªa entonces el Estatuto caducado, lo sigue exigiendo el Estatuto de 2007. El nuevo cita al viejo y recuerda que los Presupuestos Generales del Estado deber¨¢n destinar cantidades complementarias "para hacer frente a las circunstancias socio-econ¨®micas de Andaluc¨ªa". No ha pasado el tiempo. Los partidos siguen reclamando lo mismo que en 1981, como si entendieran que Andaluc¨ªa no alcanza todav¨ªa el nivel m¨ªnimo en educaci¨®n, sanidad y vivienda.
Hay regiones de Espa?a que, para valer m¨¢s, reclaman derechos hist¨®ricos. Andaluc¨ªa reclama la deuda hist¨®rica. El poder de la queja, en el caso andaluz, supongo que se remonta a la situaci¨®n lamentable de Andaluc¨ªa a finales de los a?os setenta del siglo pasado, despu¨¦s del abismamiento social y geogr¨¢fico en siglos de feudalismo voraz y a?os de burocr¨¢tico franquismo persistente. Los reyes de Castilla repartieron las mejores tierras de la zona a sus mejores soldados, frailes y nobles, y la costumbre dur¨® hasta la guerra contra Napole¨®n, cuando se regalaban fincas a los generales ingleses, y hasta Franco: los jerarcas franquistas estuvieron entre los primeros que adivinaron el futuro tur¨ªstico del suelo andaluz.
Andaluc¨ªa ha sido siempre un para¨ªso para la minor¨ªa feliz andaluza, pero hoy todos, minor¨ªa y mayor¨ªa, reivindican la deuda hist¨®rica. As¨ª como, m¨¢s al norte, hay quien desentierra derechos hist¨®ricos para fomentar el esp¨ªritu regional-nacional, los partidos andaluces participan en el nacimiento de nuevas nacionalidades exigiendo el pago de la deuda hist¨®rica. Pero, si los derechos hist¨®ricos son particulares de la comunidad que los enarbola, el derecho a recibir fondos complementarios para que la Administraci¨®n sirva m¨ªnimamente y en lo fundamental a los ciudadanos corresponde a todas las regiones de Espa?a, seg¨²n la Constituci¨®n, como recordaba Javier P¨¦rez Royo el viernes en estas p¨¢ginas. No hace falta recurrir a ninguna deuda antigua: basta con, en cada momento, ser financieramente insuficiente.
Parece que Andaluc¨ªa, en opini¨®n de sus partidos, sigue siendo incapaz. Parece que no ha contado, desde 1981, con los medios para prestar servicio a los ciudadanos al mismo nivel que en otras comunidades aut¨®nomas. Si es as¨ª, ha fallado el Estado, que no ha distribuido equitativamente sus recursos, y esto puede ser un buen asunto para una pol¨ªtica regional hecha de recelos locales, celos interterritoriales y deseos de no ser menos que nadie, una idea espl¨¦ndida de lo que es Espa?a y la pol¨ªtica. La pobre Andaluc¨ªa, seg¨²n sus partidos, m¨¢s de 25 a?os despu¨¦s del primer Estatuto, ni siquiera ha conseguido dotaci¨®n presupuestaria para que funcionen al nivel m¨ªnimo los servicios b¨¢sicos.
Incluso el imbatible gobernante socialista, con su eslogan institucional-partidista Andaluc¨ªa al m¨¢ximo, parece entender que la Comunidad est¨¢ bajo m¨ªnimos. Pide fondos complementarios para seguir superando en 2007 las circunstancias socioecon¨®micas de 1981, a pesar de que, desde entonces, se han recibido "asignaciones de nivelaci¨®n, llamadas a garantizar un nivel m¨ªnimo en la prestaci¨®n de los servicios p¨²blicos fundamentales, las transferencias del Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial (...), y las transferencias de la Uni¨®n Europea por los fondos estructurales y el de cohesi¨®n, recursos todos ellos de los cuales la Comunidad Aut¨®noma de Andaluc¨ªa, no s¨®lo es perceptora, sino una de sus mayores beneficiarias", como recordaba el Tribunal Constitucional en su sentencia 13/2007, que, entre otras cosas, no respaldaba la pretensi¨®n del Parlamento andaluz a que la deuda hist¨®rica figurara en los presupuestos generales del Estado para 1998.
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