Los millonarios compran 'ecoimperios'
Un pu?ado de magnates adquiere entre aplausos y cr¨ªticas enormes predios v¨ªrgenes para protegerlos
El mundo se desangra por sus bosques y hay quien para evitarlo se apunta a una ONG y otros, como Johan Eliasch, se largan a Brasil a comprarse una parcela de selva amaz¨®nica del tama?o de Guip¨²zcoa. Son formas diferentes de lograr un mismo objetivo. Y el sueco Eliasch, de 45 a?os y tremendamente millonario, lo tiene claro: "Estaba harto de ver a los pol¨ªticos hablar y no hacer nada", comenta desde S?o Paulo.
?frica perdi¨® entre 1990 y 2005 el 9% de su superficie forestal, seg¨²n datos de la ONU
Eliasch ha comprado una superficie de selva amaz¨®nica equivalente a Guip¨²zcoa
Eliasch es vice-tesorero del partido conservador brit¨¢nico, due?o de la marca deportiva Head y miembro de una familia de potentes empresarios. Su perfil dista a?os luz del estereotipo del activista conservacionista, pero los hechos dicen que se trata del nuevo gran adepto a la que algunos definen la filosof¨ªa del colonialismo verde. No es un club de masas, pero Eliasch est¨¢ en buena y cada vez m¨¢s amplia compa?¨ªa. Los miembros del imaginario club cuentan todos con dos atributos fundamentales: conciencia verde y cartera envidiable. Piensan que ante el fracaso de las pol¨ªticas p¨²blicas, mejor actuar por su cuenta. Y donde aterrizan, no se tala o urbaniza ni un metro cuadrado.
As¨ª es en las tierras adquiridas por Eliasch, ubicadas en el noroeste de Brasil, cerca de la ciudad de Manicor¨¦. El empresario no quiso contar cu¨¢nto pag¨® por ellas. Pero, por una vez, el precio no importa. Lo que cuenta es el motivo: "La lucha contra el cambio clim¨¢tico", dice. La defensa de la Amazonia no es s¨®lo un asunto de biodiversidad.
"La deforestaci¨®n es una de las mayores fuentes de emisiones de CO2", argumenta Eliasch. Los ¨¢rboles capturan CO2. Cuando se talan, dejan de hacerlo. Y cuando se queman, sueltan a la atm¨®sfera el carbono almacenado. Y se talan y queman mucho. Pese a campa?as y esfuerzos, la deforestaci¨®n mantiene su salvaje ritmo en ?frica e incluso lo aumenta en Am¨¦rica Latina con respecto a los noventa. ?frica perdi¨® el 9% de sus selvas entre 1990 y 2005. Am¨¦rica Latina, el 7%, seg¨²n datos ONU. La deforestaci¨®n causa entre el 12% y el 14% de las emisiones globales de CO2. "Comprar y proteger selva pluvial es el camino por el que un particular puede tener un impacto directo y significativo en la lucha contra el cambio clim¨¢tico", dice. El magnate cuenta con un equipo de "unas cien personas" para proteger su tierra.
La llegada de Eliasch supuso que algunos perdieran su fuente de ingresos. Talar, ya no se puede. Y no van a aparecer hoteles o resorts en la parcela del sueco. Por ah¨ª va una de las cr¨ªticas que con frecuencia se hacen a los nuevos mecenas verdes, a los que se ve como un obst¨¢culo al desarrollo. ?Por qu¨¦ hay que solucionar en los pa¨ªses en desarrollo problemas causados por los desarrollados?, se pregunta en medios y foros de comunidades afectadas.
"Entiendo el argumento", contesta Eliasch. "Pero el punto es que yo, como ciudadano, no voy a lograr que Volkswagen reduzca el nivel de emisiones de sus motores. ?sta es la manera en que puedo conseguir resultados. Por ello act¨²o, e intento colaborar con las comunidades locales para que conservar el bosque se convierta en un inter¨¦s superior a arrasarlo. Hay que encontrar la manera de hacer que una selva tenga m¨¢s valor de pie que talada". ?C¨®mo? "Yo he concedido a los locales el derecho de cosechar frutos en mi tierra. Es s¨®lo un paso. A nivel mundial, hay que otorgar un valor apropiado a la conservaci¨®n de las selvas", por ejemplo en los mercados de derechos de emisiones.
Pero los mecenas verdes no s¨®lo se yerguen en contra del cambio clim¨¢tico; tambi¨¦n lo hacen para preservar, sencillamente, alg¨²n rinc¨®n salvaje en un planeta cada vez m¨¢s urbanizado. Douglas Tompkins y su esposa Kristine McDivitt poseen en Patagonia miles de kil¨®metros cuadrados, adquiridos con una inversi¨®n estimada en unos 150 millones de euros. Buena parte de ellos han sido destinados a parque natural, y el resto est¨¢ camino de serlo. Tompkins y McDivitt son ex empresarios, fundadores y directores ejecutivos de las marcas North Face, Esprit y Patagonia. Perfil parecido a Eliasch. E intenciones parecidas. "No dir¨ªa que queremos salvar el mundo... pero una parte s¨ª", dijo McDivitt.
En su caso, las cr¨ªticas se ciernen sobre el valor estrat¨¦gico de las tierras en cuesti¨®n. Algunos especulan sobre segundas intenciones del matrimonio para aprovechar los recursos naturales. Otros, en Chile, alegan que las posesiones de la pareja cortan pr¨¢cticamente en dos el pa¨ªs, ya que se extienden desde el oc¨¦ano hasta los Andes.
"Las pol¨¦micas que se han montado me parecen inaceptables", comenta Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF/Adena. "Yo estuve en esas tierras, vi la explotaci¨®n salvaje que hac¨ªan algunas empresas. Nadie dec¨ªa nada. Luego llega alguien con la intenci¨®n de proteger, y todos se le echan encima. Esas son pol¨¦micas intencionadas".
"La premisa es que la naturaleza deber¨ªan protegerla los Gobiernos", prosigue. "Eso dicho, nos parece muy positivo que haya iniciativas privadas, siempre que la verdadera intenci¨®n sea proteger la naturaleza y no haya segundos fines. Se trata de un fen¨®meno bastante extendido y no estar¨ªa mal que se desarrollara". Eliasch est¨¢ en ello. "Quiero extender el programa. Hasta que los Gobiernos se decidan a actuar seriamente, los particulares pueden cambiar las cosas".
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