Los nuevos colores de la catedral
La limpieza de la fachada de Poniente del templo sevillano descubre tonos y matices olvidados
"Cuando las catedrales eran blancas", dijo el arquitecto Le Corbusier en una ocasi¨®n. Las palabras del gran art¨ªfice de la arquitectura racionalista son paladeadas con satisfacci¨®n por el maestro mayor de la catedral de Sevilla, Alfonso Jim¨¦nez, ya que las siente como propias al ver los cambios que han aflorado en el templo andaluz. La limpieza de la fachada de Poniente de la catedral de Sevilla estar¨¢ concluida dentro de tres a?os en una tarea comandada por Alfonso Jim¨¦nez, que al oficio de maestro mayor une el de arquitecto. Unas nuevas tonalidades asoman tras los muros ennegrecidos por la contaminaci¨®n del tr¨¢fico de la avenida de la Constituci¨®n. La peatonalizaci¨®n de esta transitad¨ªsima v¨ªa urbana del centro hist¨®rico de la ciudad tiene un efecto positivo en el color de la catedral.
La limpieza de la fachada de Poniente da ya sus primeros frutos. Los trabajos, que concluir¨¢n dentro de tres a?os, se iniciaron en marzo de 2006. Han requerido una inversi¨®n de 2,7 millones de euros aportados por la Fundaci¨®n Caja Madrid (1,2 millones) y el Cabildo (1,5 millones). "En la fachada de Poniente hay un problema de suciedad evidente. Muchos de sus elementos hab¨ªan desaparecido y no hab¨ªan sido sustituidos, especialmente los elementos m¨¢s d¨¦biles, como los pin¨¢culos y las crester¨ªas, que se hab¨ªan ca¨ªdo o desmenuzado. La fachada estaba cada vez m¨¢s sucia y con un perfil m¨¢s romo. La obra de limpieza en la fachada busca devolverle su color. Est¨¢ saliendo un color que no tiene que ver con lo que hab¨ªa", afirma Jim¨¦nez.
"La fachada estaba extraordinariamente sucia por el tr¨¢fico. Con la restauraci¨®n aparecen colores que van desde un crema clarito hasta unas piedras como las del mar de Chipiona o Puerto Real con tonalidades rojizas. Ahora, tras la limpieza, los colores van de un blanco marfil a un tono rojizo. Han desaparecido esos tonos grises y negros que daba asco verlos", agrega el maestro mayor de la catedral.
El tr¨¢fico ha sido un factor decisivo en el ennegrecimiento de esta fachada. "Hace 20 o 25 a?os tambi¨¦n la industria, cuyos humos llegaban a la catedral, contribuy¨® a ensuciarla. Se puede decir que lo que ha sido el siglo XX es lo que ha ennegrecido la catedral", dice Jim¨¦nez. La peatonalizaci¨®n ha abierto una nueva etapa.
La limpieza de la fachada de Poniente resucita el viejo color de la catedral. Pero ?qu¨¦ ocurre con el resto de paredes? "El resto de la catedral no est¨¢ tan mal. Es mucho m¨¢s accidentado, produce una gran cantidad de formas. En cambio, la fachada de la avenida de la Constituci¨®n es como una pantalla uniforme, como un desfiladero. El resto de la catedral es m¨¢s movido y aunque estuviera igual de sucio, que no lo est¨¢, se notar¨ªa menos. Adem¨¢s, la catedral se ha limpiado entera. Desde 1979 hemos restaurado todo el resto de la catedral", asevera Jim¨¦nez.
"Tenemos una experiencia de a?os. Para la limpieza hemos empleado nuestros propios criterios, que se resumen en trabajar de la forma menos agresiva, teniendo claro que hab¨ªa piedras que hab¨ªan desaparecido. Ha sido mejor sacar la piedra mellada y ponerla nueva en el caso de piedras muy pegadas al suelo y que han sufrido mucho. Hemos graduado mucho las cosas. Un cepillado en¨¦rgico y una limpieza con agua han servido para limpiar el 90% de la superficie de la fachada. En el resto de la fachada se han empleado brocas como las de un dentista, sobre todo en la portada principal, que es la portada de la Asunci¨®n. Se trata de la portada que tiene m¨¢s etapas dentro de la obra de la catedral. En el siglo XV se emplearon en ella dos tipos de piedra: una que es la normal de la catedral y otra muy blanca, dur¨ªsima. Luego, vino una etapa de restauraci¨®n en la primera mitad del siglo XIX y otra etapa a finales del XIX", detalla Jim¨¦nez.
"Hubo, pues, dos momentos en el siglo XV, en los que no habr¨ªa una fisura entre las dos obras sino un cambio de material, y otros dos momentos de obras en el siglo XIX. La segunda obra del siglo XIX fue muy agresiva. No hay posibilidad de restituir el original. Si quitamos el a?adido a finales del siglo XIX, formado por cemento y piedra, tenemos un agujero. Si restauramos, tenemos un edificio mutilado a base de miles de agujeritos. Por ello tratamos de consolidarlo todo tal y como lo encontramos. Lo que hacemos es como una tarea de microcirug¨ªa. Hay un equipo de restauradores que est¨¢n perdiendo los ojos trocito a trocito, cent¨ªmetro a cent¨ªmetro. Lo tratamos con productos consolidantes", explica el arquitecto.
Los trabajos de limpieza y restauraci¨®n de esta fachada concluir¨¢n dentro de tres a?os. A partir de entonces no habr¨¢ obras de limpieza de tanta envergadura. "De alguna manera, hemos agotado las emergencias. Las obras espectaculares se habr¨¢n acabado dentro de tres a?os. Lo que continuar¨¢ son las tareas cotidianas de conservaci¨®n en cubiertas, portadas y vidrieras", concluye Jim¨¦nez.
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