El delf¨ªn ya depreda
Francisco Camps acaba de cerrar con ¨¦xito su pulso contra Eduardo Zaplana o viceversa. El remate final se ha librado sobre las listas que el PP presentar¨¢ en las inminentes elecciones auton¨®micas valencianas, en las que los afines al ex presidente de la Generalitat han sido diezmados con la bendici¨®n de Mariano Rajoy. Ahora Zaplana ya ha despejado su horizonte. Le queda por verificar cu¨¢ntos lugares descender¨¢ en la lista de Valencia para las generales o, en todo caso, si encabezar¨¢ o no la de Alicante. Lo dem¨¢s, lo tiene claro. S¨®lo hay un escenario que le podr¨ªa devolver la hegemon¨ªa que ha tenido en el partido y a la que no renuncia: la derrota del PP en la Comunidad Valenciana. Y es el que maneja. No s¨®lo dejar¨ªa a Camps en precario, situando la reconquista org¨¢nica con el viento y el sol a las espaldas de Zaplana, sino que a la vez sacudir¨ªa a Rajoy en la direcci¨®n nacional del partido y abrir¨ªa una brecha de penetraci¨®n muy interesante para sus intereses gal¨¢cticos. Si esta posibilidad fracasa, su porvenir pol¨ªtico, no por su capacidad ni su energ¨ªa, se habr¨¢ cegado por mucho tiempo o para siempre. Entre un extremo y el otro apenas se interponen 25.000 votos, y la ¨²nica quimera que plantea la situaci¨®n es si Zaplana ser¨¢ capaz de esperar a que se lo gestione el azar, con el amplio espectro de incertidumbres anexas, o si, por el contrario, echar¨¢ una mano para que ello discurra hacia donde le conviene. M¨¢s all¨¢ de la fortaleza electoral que puedan ofrecer las siglas del partido en la Comunidad Valenciana, Camps presenta una fragilidad muy apetecible para Zaplana en varios flancos org¨¢nicos que se a?aden al habitual desgaste del poder. Adem¨¢s, muchos de los vac¨ªos derivados del ajuste org¨¢nico han sido rellenados con tipos con los pies de barro y la coraza de cristal. Adem¨¢s, buena parte de las empalizadas se sostienen con el inquietante pacto con el feudalismo org¨¢nico castellonense, cuyo due?o, si no es cazado por la jaur¨ªa de sabuesos de la Fiscal¨ªa, se vender¨¢ como siempre al mejor postor. En ese sofisticado panorama pol¨ªtico, Rafael Blasco se convierte en el valor m¨¢s s¨®lido de Camps, quiz¨¢ por eso le ha dado una situaci¨®n de privilegio en las listas. Blasco, como en 1995, pero ahora contra el mismo Zaplana que entonces gui¨® hasta el Palau de la Generalitat, vuelve a ser el hombre clave. Y sin embargo, algunos ya hab¨ªan celebrado su sepelio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.