Ewerthon lanza al Zaragoza
El brasile?o, suplente, rescata a su equipo con dos goles ante un Celta r¨¢cano y defensivo
Dos zurriagazos de Ewerthon soliviantaron al Zaragoza al tiempo que condenaron al Celta, r¨¢cano y defensivo a m¨¢s no poder. Se presum¨ªa un partido el¨¦ctrico por las necesidades de ambos, tan dispares como urgentes. Pero el calor apret¨® con fuerza y los equipos, sofocados, no se desperezaron ni a la de tres. M¨¢s pendiente de la retaguardia que de otra cosa, el Celta se recluy¨® en su campo y desatendi¨® con descaro las tareas ofensivas. El Zaragoza, asimismo, c¨®modo con el cuero en los pies, se perdi¨® en los pases horizontales y en una circulaci¨®n desbravada. Sin otras opciones, el Celta se remiti¨® a Nen¨¦; el Zaragoza, a D'Alessandro y Diego Milito. Pero fue Ewerthon, a ¨²ltima hora, quien refresc¨® al equipo blanquillo.
ZARAGOZA 2 - CELTA 0
Zaragoza: C¨¦sar; Diogo, Piqu¨¦, Gaby Milito, Juanfran; D'Alessandro (Lafita, m. 74), Zapater, Celades, ?scar (Ewerthon, m. 67); Sergio Garc¨ªa (Long¨¢s, m. 74) y Diego Milito. No utilizados: Miguel; Sergio, Movilla y Chus Herrero.
Celta: Pinto; ?ngel, Tamas, Lequi, Placente; Oubi?a, Iriney; N¨²?ez, Canobbio (Bamogo, m. 18), Nen¨¦ (Jorge, m. 73); y Baiano (Perera, m. 26). No utilizados: Esteban; Areias, Guayre y Yago.
Goles: 1-0. M. 72. Ewerthon conecta un disparo cruzado desde fuera del ¨¢rea. 2-0. M. 75. Ewerthon combina con Diego Milito para batir por raso a Pinto.
?rbitro: Mu?iz Fern¨¢ndez. Amonest¨® a Diogo, Placente, Perera, D'Alessandro, Nen¨¦, Iriney y Ewerthon.
Unos 25.000 espectadores en La Romareda.
Las carreras del delantero dejaron a los centrales rivales con la lengua fuera
Temeroso y limitado, el conjunto celeste s¨®lo se prodig¨® en los pases kilom¨¦tricos, desde bien atr¨¢s en busca de las espaldas de la zaga adversaria. Un arma indolente porque Piqu¨¦ las caza todas por arriba y porque pocos centrales se anticipan tanto a las jugadas como Gaby Milito. Nen¨¦, en el costado izquierdo, era el ¨²nico que ofrec¨ªa una alternativa al bostezo, al conservadurismo extremo. Con su zurda exquisita, amagaba a un lado, fintaba hacia el otro y pisaba l¨ªnea de fondo para probar los centros. Pero entonces levantaba la cabeza y observaba que Baiano no pod¨ªa contra tres zagueros. Harto de correr solo, a nadie le extra?¨® que probara un disparo desde la medular. Fue flojo, pero constat¨® que el Celta, a sus pies, estaba vivo. O casi; se lesionaron Baiano y Canobbio y el Celta se convirti¨® en un equipo rampl¨®n, sin apetito de gol y sumamente defensivo.
No le desagrad¨® la propuesta al Zaragoza. Se manej¨® con solvencia en la primera l¨ªnea y en la parcela de los medios centros. Pero se atasc¨® en la zona de creaci¨®n, donde falt¨® Aimar por unas dolencias en su rodilla maltrecha. Sin un trescuartista desvergonzado, que apueste por un pase definitivo, el conjunto blanquillo adoleci¨® la falta de imaginaci¨®n. As¨ª, sin m¨¢s alternativas, se apoy¨® en D'Alessandro y Diego Milito. Aunque no funcion¨®. El volante es atrevido, no le falta t¨¦cnica y menos disponibilidad. Pero cuando agarra el cuero agacha la cabeza y lo retiene en exceso. Una facilidad que no desaprovech¨® el Celta, que siempre le marc¨® con ayudas, provocando el dos contra uno. S¨®lo una vez se sali¨® con la suya Mandrake; recorte de libro, sombrero de fen¨®meno en el ¨¢rea chica y disparo defectuoso. Un calco de Diego Milito, que se movi¨® por todas partes, que pidi¨® protagonismo, pero que err¨® en la definici¨®n. Lo contrario que Ewerthon.
Fundidos como estaban los equipos, con la bombona de ox¨ªgeno a la espalda, sali¨® Ewerthon, r¨¢pido como pocos. Carrera a la banda, sprint por el centro y los centrales del Celta con la lengua fuera. Ya libre de marcaje, recogi¨® un cuero en la frontal del ¨¢rea que mand¨®, raso y cruzado, a las redes que cobijaba Pinto. Sin dar resuello, combin¨® con Diego Milito y repiti¨® gesta. Dos acciones, dos goles, y tres puntos que sit¨²an al Zaragoza en la zona Champions al tiempo que condenan al Celta a luchar con denuedo por evitar el descenso.
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