Escudo divisor

Tras las explicaciones de Estados Unidos a Rusia y a sus aliados en Bruselas, el despliegue del escudo antimisiles por parte norteamericana tiene el riesgo de dividir a los europeos. Reaviva la pol¨¦mica interna sobre los euromisiles de los a?os ochenta, crea condiciones de seguridad desigual entre los miembros de la OTAN al no cubrir a Turqu¨ªa, Grecia, Bulgaria y Rumania y puede llevar a una nueva carrera armamentista. No deber¨ªa realizarse sin una discusi¨®n en profundidad.

El viceprimer ministro y posible candidato a la presidencia rusa, Sergu¨¦i Ivanov, ha afirmado que esta pol¨¦mica no va a llevar a una nueva guerra fr¨ªa. A Mosc¨² no le preocupa verdaderamente un sistema que podr¨ªa f¨¢cilmente saturar con unos cuantos misiles, aunque s¨ª la ampliaci¨®n y reforzamiento de la OTAN. Putin podr¨ªa utilizar este nuevo caso para dividir a los europeos o para, frente a posibles nuevas amenazas de otros pa¨ªses, volver a fabricar los misiles de alcance medio e intermedio (500 a 5.500 kil¨®metros) a los que la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica renunci¨® en 1988 en el famoso acuerdo de opci¨®n cero sobre los euromisiles. Todo ello alimentar¨ªa la carrera global de armamentos.

El sistema dise?ado por Washington est¨¢ fundamentalmente dirigido a proteger su territorio -y de paso, el Viejo Continente- de posibles misiles bal¨ªsticos de pa¨ªses como Ir¨¢n, que, sin embargo, carecen a¨²n de esta capacidad intercontinental, pero podr¨ªan alcanzar antes Europa o Rusia. Para ello, EE UU necesita poner algunos elementos avanzados como un radar de gran potencia en la Rep¨²blica Checa, en una antigua base sovi¨¦tica, y unos diez interceptadores en Polonia. En aras del principio de "indivisibilidad de la seguridad" de todos los aliados, se ha sopesado la posibilidad de una defensa m¨¢s reducida, con cohetes Patriot, para la Europa suroriental.

Europa puede dividirse, pues Hungr¨ªa ha rehusado aceptar instalaciones para no irritar a Rusia, de la que depende su seguridad energ¨¦tica, y EE UU est¨¢ a la busca de una tercera base. En Alemania, la divisi¨®n existe en la coalici¨®n gobernante. Por este motivo, la canciller Merkel quiere que antes de cualquier despliegue haya un acuerdo pol¨ªtico en la OTAN, lo que a¨²n no se ha producido. Pese a sus explicaciones y "di¨¢logo", una vez m¨¢s Washington est¨¢ poniendo en marcha una din¨¢mica de hechos antes de alcanzar un consenso entre aliados. Las consecuencias pueden ser funestas.