La amenaza de Al Qaeda para el Magreb y Europa
El terrorista suicida que el pasado 11 de abril se vol¨® a s¨ª mismo en el centro de Argel, en una explosi¨®n que mat¨® a 33 personas, hiri¨® a m¨¢s de 2.000 y destroz¨® la fachada de los ocho pisos de la sede del Gobierno, ha desatado las alarmas en el sur de Europa y el norte de ?frica.
La responsabilidad del atentado la ha asumido un grupo islamista radical que se fusion¨® con Al Qaeda el pasado mes de septiembre y pas¨® a llamarse Al Qaeda por el Magreb Isl¨¢mico (AQMI). Se dice que lo dirige un tal Abu Moussab, un ingeniero y experto en explosivos que aprendi¨® su oficio en Afganist¨¢n.
El grupo, que antes se denominaba Grupo Salafista de Predicaci¨®n y Combate (GSPC), est¨¢ formado, al parecer, por unos mil luchadores, pero tiene afiliados en otros pa¨ªses que proporcionan reclutas, dinero y log¨ªstica. Ha declarado que sus enemigos son las autoridades argelinas y Occidente. Francia es un objetivo especialmente importante, por considerar que presta demasiado apoyo al r¨¦gimen argelino del presidente Abdelaziz Buteflika.
En plena celebraci¨®n de la primera ronda de las elecciones presidenciales, que pondr¨¢n fin a los 12 a?os de gobierno del presidente Jacques Chirac, Francia se encuentra en estado de alerta. Se ha enviado a miles de polic¨ªas de refuerzo a vigilar instalaciones especialmente delicadas, tales como centrales nucleares, nudos de transporte y pantanos, adem¨¢s de los grandes m¨ªtines pol¨ªticos en las principales ciudades. Espa?a e Italia tambi¨¦n est¨¢n adoptando precauciones extraordinarias.
Argel est¨¢ todav¨ªa bajo la conmoci¨®n del atentado, que desenterr¨® recuerdos espantosos de la salvaje guerra de los a?os noventa entre el ej¨¦rcito y los islamistas, en la que murieron m¨¢s de 100.000 personas y desaparecieron 17.000. Decenas de miles de argelinos pertenecientes a la clase media profesional -los mejores y m¨¢s capacitados- emigraron para huir de la violencia.
Es posible sacar alguna conclusi¨®n preliminar de estos ¨²ltimos atentados que, adem¨¢s de golpear el principal edificio del gobierno -un blanco simb¨®lico, puesto que en su d¨ªa fue el cuartel general de la administraci¨®n colonial francesa-, tambi¨¦n han destruido una comisar¨ªa de polic¨ªa en la carretera hacia el nuevo aeropuerto internacional.
Los atentados suicidas son caracter¨ªsticos de Al Qaeda, y parece que han sido importados de Irak. En Argelia s¨®lo se hab¨ªan utilizado antes en una ocasi¨®n, a mediados de los noventa. Son una prueba alarmante de lo que se considera el deseo de Al Qaeda de establecer bases en el norte y la zona subsahariana de ?frica y unificar a las fuerzas yihadistas en una vasta regi¨®n que cubra desde Mauritania hasta el Cuerno de ?frica. Los atentados argelinos se produjeron al d¨ªa siguiente de que tres terroristas se suicidaran en Marruecos para evitar ser capturados por la polic¨ªa.
Los terroristas -y otros como ellos- parecen ser hombres j¨®venes, enardecidos por las im¨¢genes televisivas de las guerras en Irak, Palestina, L¨ªbano y Afganist¨¢n, y sumidos en la desesperanza y la desesperaci¨®n por el paro, la injusticia y las humillaciones en un pa¨ªs en el que los islamistas est¨¢n excluidos de la vida pol¨ªtica y el partido gobernante y el Ej¨¦rcito controlan el poder.
Por lo visto, sus h¨¦roes son Osama Bin Laden, el ic¨®nico mascar¨®n de proa de Al Qaeda, y Hasan Nasrallah, el l¨ªder carism¨¢tico de la resistencia chi¨ª en L¨ªbano, a los que atribuyen haber sido los ¨²nicos que han sabido enfrentarse a Occidente, Israel y la odiada figura del presidente estadounidense, George W. Bush. Muchos de estos j¨®venes, profundamente marginados, intentan llegar a trav¨¦s del Mediterr¨¢neo a Europa -a menudo, en embarcaciones nada seguras que ponen sus vidas en peligro-, pero est¨¢n haci¨¦ndolo en un momento en el que casi todos los pa¨ªses europeos est¨¢n levantando barreras para defenderse contra la inmigraci¨®n ilegal.
Los atentados terroristas son un rev¨¦s personal para el presidente Buteflika, que, en 2005, emprendi¨® una pol¨ªtica de reconciliaci¨®n nacional. Su elemento central fue una amnist¨ªa general para los militantes islamistas que abandonasen la lucha, "se arrepintieran" y se incorporasen a la sociedad civil. Alrededor de 300 combatientes se rindieron y otros 3.000 salieron de la c¨¢rcel. Ahora se est¨¢ criticando esta estrategia por considerar que es demasiado blanda. Los partidarios de la l¨ªnea dura, sobre todo en el Ej¨¦rcito argelino, defienden la vuelta a la pol¨ªtica anterior de "erradicaci¨®n".
La guerra de Argelia contra los militantes islamistas no ha terminado todav¨ªa. A principios de este mes, el Ej¨¦rcito llev¨® a cabo una amplia operaci¨®n de limpieza en la Cabilia y otras ¨¢reas pr¨®ximas a la capital. El 7 de abril murieron siete soldados en una emboscada.
Estados Unidos ha tenido una participaci¨®n muy intensa en la lucha contra grupos islamistas en el Magreb y el ?frica subsahariana. Robert Gates, el nuevo secretario de Defensa, ha anunciado la creaci¨®n de un nuevo mando africano -AFCOM- para desarrollar la cooperaci¨®n militar con los pa¨ªses de la regi¨®n y llevar a cabo operaciones cuando sea necesario.
Las Fuerzas Especiales estadounidenses ya est¨¢n entrenando a soldados africanos en varios pa¨ªses. En 2005 se puso en marcha la Iniciativa Antiterrorista Transahariana (TSCTI en sus siglas en ingl¨¦s) con el fin de extender la cooperaci¨®n militar a los pa¨ªses del Magreb y ?frica occidental. Sus principales objetivos son arrancar a Al Qaeda de sus refugios en la regi¨®n y proteger los yacimientos y las plataformas marinas de petr¨®leo en pa¨ªses productores como Nigeria, Gab¨®n, Angola, Guinea Ecuatorial y la propia Argelia.
Lo malo es que la acci¨®n militar, por s¨ª sola, tiene pocas probabilidades de derrotar a los grupos islamistas militantes. Para evitar que sigan adhiri¨¦ndose reclutas a su causa, ser¨ªa preciso avanzar verdaderamente hacia el fin de las guerras que libra Estados Unidos en Irak y Afganist¨¢n y acabar con el acoso y la ocupaci¨®n de los territorios palestinos por parte de Israel, que constituye una gran fuente de resentimiento e indignaci¨®n entre los musulmanes de todo el mundo.
? 2007 Patrick Seale.
Patrick Seale es periodista y escritor brit¨¢nico especializado en Oriente Pr¨®ximo y autor de The Struggle for Syria, Asad of Syria: The Struggle for the Middle East y Abu Nidal: A Gun for Hire. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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